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Hace 44 años, ocurrió uno de los crímenes sin resolver más macabros e infames en la historia de los Estados Unidos, conocido como la masacre de la cabaña 28. Este homicidio múltiple, que tuvo lugar en el complejo de cabañas Keddie Resort en el condado de Plumas, California, en 1981, tuvo como blanco principal a una madre cabeza de hogar, Glena Susan Sharp, más conocida como Su Sharp, y a sus hijos.
El caso de la familia Sharp es terrorífico, y a pesar del paso del tiempo, continúa siendo un misterio. No existen culpables hasta el día de hoy, en gran parte debido a los muchos errores y omisiones cometidos durante la investigación inicial. Sin embargo, nuevas pistas y el análisis forense reavivan la esperanza de que este oscuro episodio, que sumergió a una comunidad, pueda finalmente resolverse. Este es un nuevo episodio de Sin Rastro, con Manuel Teodoro, director de Séptimo Día y El Rastro, programas de Caracol Televisión.
La tragedia se desató pasada la medianoche del domingo 12 de abril de 1981. La víctima central era Su Sharp, de 36 años, una mujer trabajadora que había llegado al condado de Plumas buscando una nueva vida para ella y sus cinco hijos, huyendo de un pasado tormentoso y los abusos de su exesposo, James Sharp.
La cabaña 28 era un refugio temporal, parte de un complejo en decadencia en medio del bosque, sin seguridad aparente. En la noche del crimen, siete personas se encontraban en la cabaña, además de el o los victimarios.
El hallazgo lo realizó su hija Sheila Sharp, de 14 años, quien se había salvado al quedarse en la cabaña 27 con sus vecinos, los Seabolt. Al llegar a su casa, Sheila encontró los cuerpos sin vida de su madre, su hermano John Sharp, de 15 años, y su amiga Dana Wingate, de 17. Los tres estaban tendidos en la sala.
La escena del crimen reflejaba una fuerza desmedida por parte del atacante o atacantes, con sangre en las paredes, el piso y hasta en el techo. Las víctimas estaban atadas con cables arrancados de electrodomésticos y cinta adhesiva. Su Sharp fue encontrada semidesnuda, degollada y golpeada con un martillo y la culata de una pistola; tenía la ropa interior pegada en su rostro.
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Por otro lado, John también presentaba un corte en la garganta. Dana Wingate, la amiga de John que había llegado tarde esa noche de una fiesta en Quincy, fue estrangulada. Todos lucharon por sus vidas, sufriendo múltiples signos de violencia y traumas en la cabeza causados con un martillo.
De las siete personas presentes esa noche, tres resultaron ilesas y sobrevivieron: los hermanos Rick, de 10 años, y Greg Sharp, de 7, y su amigo Justin, de 12.
La masacre se conoció inicialmente como un cuádruple homicidio, pero el paradero de la tercera hermana, Tina Sharp, de 12 años, fue un misterio durante tres años. Aunque los investigadores encontraron huellas del ADN de Tina en una sábana ensangrentada sobre la cama de su habitación, fue reportada como desaparecida. Las autoridades tardaron horas en iniciar su búsqueda.
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Al parecer, la adolescente dormía cuando llegaron los asesinos y tuvo que salir de la cabaña en pijama, ya que no se encontraron sus zapatos ni su abrigo.
La incertidumbre sobre el paradero de Tina terminó el 22 de abril de 1984, cuando un recolector de botellas alertó a la policía sobre el hallazgo de un cadáver. Los restos pertenecían a la joven y fueron encontrados en Camp Eighteen, ciudad ubicada a 83 kilómetros al sur de Keddie.
Desde el inicio, la investigación estuvo marcada por omisiones del policía del condado, Doug Thomas, y la pérdida de memoria de los testigos clave, los tres niños sobrevivientes. Inicialmente, Justin, Rick y Greg Sharp dijeron que estaban durmiendo y que no habían escuchado ni visto nada. Sin embargo, en entrevistas posteriores, se contradecían y cambiaban su versión.
La Policía recurrió a sesiones de hipnosis para intentar acceder a los recuerdos traumáticos de Justin. En una sesión con el Dr. Jerry Dash, Justin relató haber visto a Su Sharp discutiendo con dos hombres en la entrada principal.
Justin describió que mientras él veía televisión con Rick y Greg en su habitación, decidió investigar al escuchar sonidos extraños. Vio a la madre de sus amigos discutiendo con dos sujetos: uno con bigote y cabello corto, y otro con cabello largo y rostro afeitado; ambos usaban lentes oscuros.
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Cuando John y Dana regresaron a la cabaña, la confrontación se tornó violenta. Justin recordó que, en medio de la pelea, Tina Sharp corrió a su cuarto, pero uno de los hombres fue por ella y la sacó por la parte trasera de la cabaña, siendo esto lo último que pudo recordar. El testimonio del joven permitió construir los retratos hablados de dos sospechosos.
La entrada principal no había sido forzada, lo que sugiere que los autores eran conocidos de la familia o que Su Sharp, debido a un exceso de confianza, había dejado la puerta sin seguro. Las autoridades concluyeron que los autores usaron guantes, ya que solo se encontró una huella dactilar desconocida en la manija de la puerta.
Las sospechas recayeron fuertemente sobre Martin Smartt, vecino de la cabaña 26 y padre de Justin, y su amigo John B. Boubede. Martin y John eran excombatientes de Vietnam y recibían tratamiento por trastorno de estrés postraumático.
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Martin, quien vivía obsesionado con temas religiosos, era conocido por ser un hombre muy agresivo y abusivo con su esposa, Marilyn. Al parecer, Su Sharp, había aconsejado a Marilyn que se separara de Martin, lo que se consideró un posible móvil del crimen.
No obstante, Martin declaró a la Policía que su martillo había desaparecido la noche del homicidio. Además, Marilyn Smartt relató haber visto a su esposo y a John B. Boubede quemando algo no identificado la madrugada de los hechos. Marilyn también encontró una chaqueta machada de sangre en el sótano de su casa que pertenecía a Tina Sharp. Esta fe entregada a las autoridades, aunque la supuesta entrega no quedó registrada oficialmente.
Los agentes descubrieron que Martin cayó en múltiples contradicciones y que John B. Boubede mintió al presentarse como policía durante 18 años. En realidad no lo era, tampoco había vivido allí el tiempo que decía y, además, era un exconvicto.
Sin embargo, el policía Doug Thomas insistió en la inocencia de Martin. Se supo que ambos eran buenos amigos, lo que levantó sospechas de complicidad o encubrimiento.
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Martin, después de que su matrimonio se rompiera, se mudó a Reno, Nevada. Desde allí, le envió una carta a su esposa que decía: "He pagado el precio de tu amor y ahora lo compré con la vida de cuatro personas". Sorprendentemente, las autoridades pasaron por alto esta carta.
En el año 2000, Martin murió de cáncer. Años después, en 2013, el caso fue reabierto por el investigador especial Mike Gamberg. El psicólogo de Martin declaró que su paciente había dado indicios de ser el presunto asesino de Su y John Sharp, y que incluso se había burlado del polígrafo. Esta información, aunque relevante, también fue descartada.
A pesar de que todas las evidencias y testimonios de la esposa de Martin apuntaban a él y su amigo John como los responsables, en 2018 se produjo un desarrollo crucial.
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Un análisis de ADN realizado a una cinta encontrada en la escena del crimen reveló material genético perteneciente a uno de los seis sospechosos cuya identidad se mantiene en el anonimato. Este avance, 44 años después de la masacre, podría finalmente arrojar luz sobre un caso que ha permanecido en la sombra: una historia que fue, es y podría seguir siendo un misterio sin rastro.
*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Noticias Caracol.