Esta condición, aunque no tiene cura, sí tiene control. Convivir ella, es un reto de amor y compromiso.
Al igual que las personas, las mascotas como perros y gatos también pueden sufrir ataques epilépticos.
Existen dos tipos de epilepsia que afectan a las mascotas: la secundaria o sintomática.
Los animales epilépticos pasan por fases muy marcadas en cada ataque. En la fase previa, la mascota puede comportarse ansiosa. La segunda etapa es durante el ataque, en el que el animal normalmente se cae, tiene movimientos involuntarios, salivación, dilatación de la pupila, entre otras acciones.
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¿Cómo actuar ante un ataque de epilepsia?
Lo primero es mantener la calma y evitar que se golpee. Para eso se recomienda poner cojines o almohadas en la parte de la cabeza. Llevar el tiempo es fundamental, por lo que sería ideal grabarlo ya que lleva un registro de las convulsiones y de la duración del ataque.
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Tras el ataque, los animales estarán asustados y desorientados. En muchas ocasiones no oyen, ni ven, por lo que se recomienda paciencia ya que esto durará unos minutos.
Cabe recordar que son situaciones en que el animal no está sufriendo porque la mayoría está inconsciente, pero sí puede pasar un mal rato. En consecuencia, puede levantarse cansado y descoordinado.
Si el ataque supera los tres minutos, se trata de una emergencia. En ese caso, hay que ir al médico lo más pronto posible.
El tratamiento para la epilepsia, no busca una cura, sino prolongar el periodo en que los animales estén sin ataques y, sin duda, su eficacia dependerá de constancia.
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