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Los secretos de Goga Ruiz: de creerse "un monstruito" para los deportes a ser voz del ciclismo

La periodista mexicana se sumergió ‘En aguas profundas’ para revelar curiosos detalles de su carrera y hablar, entre otras, del dopaje en el ciclismo y de los deportistas colombianos.

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Durante varias décadas, la voz de Goga Ruiz se ha convertido en sinónimo de ciclismo en América Latina. Su estilo apasionado y cercano la ha hecho merecedora del reconocimiento de aficionados, colegas y deportistas. Pero detrás de esa figura segura y experimentada, hay una historia de identidad, migración, lucha en un mundo históricamente masculino y, sobre todo, amor por el deporte. En una íntima conversación con María Elvira Arango, directora de Los Informantes, en el programa En Aguas Profundas, abrió las puertas de su vida personal y profesional, revelando los secretos que la llevaron de sentirse “un monstruito” en clase de deportes a convertirse en una pionera de la narración deportiva.

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Georgina Alejandra Ruiz Sandoval es su nombre completo, pero el mundo la conoce como Goga. Su apodo fue adoptado con intención. De niña y joven, el nombre Georgina le resultaba fuerte y Gina tampoco le agradaba, pero un día, en una exhibición de arte, encontró la solución: una artista firmaba sus obras como Goga y ella, al compartir el mismo nombre de pila, decidió apropiarse del seudónimo.

Nacida en Tlalnepantla, Estado de México, Goga se define como “doblemente mexicana”: mexicana de nacionalidad y mexiquense por su origen regional. A pesar de vivir hace más de dos décadas en Estados Unidos, conserva su acento, su cariño por la comida mexicana y la calidez que la caracteriza.

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La pasión por el deporte llegó por parte de su abuelo. Viendo juntos en casa los eventos deportivos que transmitía la televisión estadounidense se encendió la chispa por ello. Juegos Olímpicos, béisbol, tenis, fútbol americano… La variedad la fue atrapando desde pequeña.

De sentirse excluida en deportes a destacarse

En su juventud, la alta estatura de Goga la hizo sentirse fuera de lugar. En vez de integrarla a deportes en equipo, sus profesores de educación física la mandaban a lanzar bala, jabalina o disco. “Me sentía un monstruito… yo me sentía rarísima haciendo esos deportes, porque sola ahí como como monstruo, pues yo me sentía super rarísima”, confiesa.
La voz del ciclismo y mucho más

Aunque es conocida principalmente por narrar ciclismo, Goga Ruiz es recordada como la primera mujer en narrar un Super Bowl en español y ha cubierto también múltiples disciplinas deportivas a lo largo de su carrera. Su entrada al ciclismo profesional se dio en 1993, cuando viajó a cubrir el Tour de Francia por primera vez. Desde entonces, su conexión con Colombia se hizo cada vez más profunda. En nuestro país pasa al menos cuatro meses al año por trabajo y ha construido amistades entrañables, como con el ciclista Nairo Quintana y su familia.

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Sobre los ciclistas, dice que siente profundo respeto y admiración por su carrera: “Tienen vida de monje. No pueden salir a divertirse, antes sí, pero ahora eso no existe. Las esposas sufren porque no las sacan a bailar ni a cenar… esos hombres levantan las piernas y se duermen”.

Goga también es clara al hablar de su estilo cuando narra: se emociona, se involucra, se estremece frente al micrófono. “Siento el sufrimiento de los ciclistas. No importa la nacionalidad, yo vivo la emoción con ellos. El que gana, gana. Y se siente bonito”.

El ciclismo en Colombia y el dopaje

En esta entrega del programa digital ‘En aguas profundas’, Goga reconoce que Colombia tuvo una época dorada, pero que esa magia se ha diluido. Dice que ciclistas como Nairo, Rigo o Egan han hecho historia, pero la nueva generación necesita más apoyo, seguimiento y estructura. “Nos hace falta más seguimiento. Crear pasaportes biológicos, laboratorios, inversión en formación”.

En cuanto al dopaje, es crítica: sabe que sigue siendo un tema sensible, especialmente para los jóvenes. “Son muy inocentes, pueden meter la pata. Y eso cuesta muy caro”.

En cuanto a su ciclista favorito actual, no duda en nombrar a Tadej Pogačar como el mejor, aunque reconoce que la historia del ciclismo está llena de épocas, y todas tienen su encanto (y sus sombras).