
En 1997, en Barranquilla ocurrió un hecho que parece sacado de una novela de realismo mágico. Una joven de 16 años, Liliana Cáceres, convenció a su exnovio, a su familia, a su comunidad y a los medios de comunicación de que estaba en gestación, pero este no era otro embarazo adolescente, lo que llamó atención nacional es que tendría nueves bebés. Su barriga aumentaba mes a mes de una forma exagerada, pero no por el crecimiento normal de un embarazo, sino por una dedicada mezcla de trapos y telas que le tomaba hasta dos horas hacer. 28 años después, aún es recordado el episodio que convirtió a esta mujer en una leyenda.
Liliana Cáceres no quería perder a Alejandro, su novio de entonces. Al enterarse de que él la había traicionado con su mejor amiga, decidió que no se lo dejaría tan fácil. “Yo lo quería retener porque los presenté y después me di cuenta de que ellos andaban. Me jugó sucio como dice la palabra”, confesó en Los Informantes en el 2021. Fue entonces cuando se le ocurrió fingir un embarazo para retenerlo.
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Liliana se dedicó a estudiar los síntomas de las mujeres embarazadas para hacer lo más creíble posible su mentira. “Les preguntaba qué se sentía y entonces yo me metía los mismos traumas, hacía como con ganas de vomitar, náuseas, antojos”, recordó. Su actuación fue tan convincente que nadie dudaba de su estado. Incluso, algunos creían que podía tener hasta nueve hijos.
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La barriga que crecía con trapos
Cada mes, Liliana aumentaba su barriga con más telas, cuidando cada detalle para que pareciera real. “Yo no sé ni cómo de la barriga me quedaba perfecta porque yo no me veía en un espejo para acomodarme ni nada”, dijo. La historia se volvió tan creíble que hasta se comparaba con un caso real en Estados Unidos de una mujer que había tenido un embarazo múltiple.
Pero la verdad era otra. “Yo sabía que no podía ir a un hospital porque no estaba embarazada ya que era una mentira”, confesó. El miedo a ser descubierta crecía junto con su barriga. “Ya después de que tenía la barriga grande ya yo no quería ir al médico”, añadió.
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La historia de Liliana se volvió viral antes de que existieran las redes sociales. Medios locales y nacionales cubrieron el caso, y la atención fue abrumadora. “Inclusive yo me quise matar porque imagínese, yo veía a mi abuela, a mi papá, a mis familiares preocupados”, recordó. La presión era tal que deseaba desaparecer. “Yo quería como enterrarme en una parte y no salirme de la vergüenza y la pena de que iba a perder a Alejandro, mis amigos, mi familia”.
Con el pasar de los días la mentira fue insostenible: fue obligada a hacerse un examen de sangre y a asistir a una cita con una psicóloga. Así todo se derrumbó.

El caso fue tan insólito que incluso Gabriel García Márquez quiso conocerla. Su historia parecía sacada de una de sus novelas, con ese toque de realismo mágico caribeño que mezcla lo absurdo con lo humano.
Liliana se convirtió en una leyenda por lo que hizo y por ser una adolescente desesperada por amor, capaz de inventar una historia que engañó a todo un país. Tanta fue su fama que incluso se convirtió en un disfraz del Carnaval de Barranquilla.
Una nueva vida tras la mentira de la barriga de trapo
Luego el escándalo, Liliana huyó de Barranquilla y se radicó en Cartagena. Allí reconstruyó una nueva vida. Se casó, tuvo cuatro hijos y escribió un libro sobre su experiencia. “De igual manera lo perdí por la mentira de la barriga de trapo”, reflexionó sobre Alejandro, quien finalmente se casó con la mujer por la que ella inició la mentira del embarazo.
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En Los Informantes, Liliana Cáceres también compartió un deseo que nació de su propia experiencia: apoyar a madres adolescentes que enfrentan situaciones difíciles. Actualmente, trabaja como masajista y trenzadora en las playas de Cartagena y también lidera una fundación dedicada a brindar acompañamiento a niñas y jóvenes embarazadas.

La serie que revivió el mito de la barriga de trapo
El canal regional Telecaribe, con el respaldo del Ministerio TIC, produjo Barriga e’ trapo, una serie inspirada en la historia de Liliana. La producción mezcla humor, drama y realismo mágico caribeño para narrar uno de los casos más insólitos y recordados de los años 90 en Colombia.
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Aunque Liliana no actúa en la serie, su presencia en la producción fue clave: confeccionó personalmente la barriga que se usó en la serie y ha participado en charlas y eventos relacionados con el lanzamiento.