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Las luciérnagas podrían estar viviendo sus últimos años en muchos territorios del mundo. Así lo advierte un creciente número de investigaciones científicas que han documentado un declive acelerado en sus poblaciones.
Según el Grupo Especialista en Luciérnagas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el deterioro de sus hábitats, la contaminación lumínica y el uso de pesticidas están llevando a muchas especies al borde de la desaparición.
Estos insectos, conocidos por su capacidad de emitir luz propia, bioluminiscencia, desempeñan un papel clave en los ecosistemas como depredadores de plagas y como indicadores de la salud ambiental. Sin embargo, factores humanos están comprometiendo su supervivencia en prácticamente todos los continentes, con excepción de la Antártida.
Diversos estudios coinciden en que existen cuatro amenazas principales:
Más allá de su valor simbólico y cultural, las luciérnagas cumplen funciones ecológicas relevantes. Al desaparecer, se pierde una herramienta natural de control de plagas y una señal temprana del deterioro ambiental. Los expertos advierten que su declive podría estar indicando una degradación más amplia de los ecosistemas.
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Organizaciones ambientales y científicos recomiendan una serie de acciones urgentes:
El descenso de las poblaciones de luciérnagas no solo pone en riesgo a una especie carismática, sino que también refleja el estado de fragilidad de los ecosistemas en los que habita. La comunidad científica insiste en que todavía hay margen para actuar, pero el tiempo para revertir esta tendencia se está agotando.
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