La sorprendente aunque no inédita decisión anunciada este lunes por el papa Benedicto XVI de renunciar a la Silla de Pedro ha dejado al mundo expectante ante la compleja tarea de proceder a la sucesión de un pontífice de marcado perfil doctrinal e intelectual.
Tras el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), eminentemente carismático y "político", Benedicto XVI, el agudo teólogo alemán Joseph Ratzinger, accedía a la cabeza de la Iglesia católica con un tono marcadamente distinto, mucho más académico y profesoral.
No obstante, el papa Ratzinger fue consciente de que su lejanía académica debía compensarse con una cierta frescura en la tarea del apostolado y el ecumenismo, planteamientos heredados de Juan Pablo II y algunas de cuyas manifestaciones son las Jornadas Mundiales de la Juventud y las jornadas de oración de Asís.
Benedicto XVI trató de combinar de alguna manera ambas visiones y compaginó la referencia teológica, académica y profundamente dogmática con una posición de relativa cercanía a la sociedad, a los problemas más hondos del ser humano o a las cuestiones que más pueden atormentarlo, como la "ausencia de Dios" cuando impera una situación de injusticia absoluta.
El papa, que este lunes comunicó en latín su renuncia al considerar que ya no tiene fuerzas para proseguir la tarea, se ganó la comprensión de buena parte de la comunidad internacional, que reaccionó con estupor y respeto ante un anuncio cuyo antecedente más próximo se remonta a Gregorio XII en 1415.
Reacciones
"Benedicto XVI nos ha tomado a todos por sorpresa", aseguró el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
El primer ministro en funciones italiano, Mario Monti, afirmó por su parte sentirse "muy turbado" por el anuncio, mientras que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, elogió la extraordinaria valentía demostrada por el pontífice con ese gesto.
El presidente de EE. UU., Barack Obama, valoró la "labor conjunta" de su Gobierno con el papa Benedicto XVI en los últimos cuatro años y elevó plegarias en su nombre.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, destacó el "gran respeto" que siente por Benedicto XVI tras anunciar su decisión.
"El secretario general siempre ha tenido un gran respeto por el papa y por su trabajo en favor del diálogo interreligioso y otros retos globales", afirmó el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.
Para el presidente francés, François Hollande, la decisión del papa de poner fin a su pontificado es "respetable".
La canciller alemana, Angela Merkel, agradeció a Benedicto XVI sus años de trabajo al frente de la Iglesia católica y le deseó lo mejor tras su renuncia, una "decisión difícil" que dijo merece "el máximo respeto".
El presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, expresó también su respeto y subrayó las dificultades con las que se ha encontrado durante su pontificado.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Antonio María Rouco Varela, manifestó su "más profunda gratitud" a Benedicto XVI "por el impagable servicio prestado a la Santa Iglesia en estos intensos años".
En América, representantes de la Iglesia católica de Perú, Paraguay, Panamá y Venezuela, entre otros, han manifestado también su sorpresa por la decisión del papa, al tiempo que han elogiado su figura y han valorado su gesto de renunciar.
El rabino jefe Ashkenazi de Israel, Yona Metzger, que aseguró que rezará por él tras hacerse pública su renuncia, afirmó que tiene "gran gratitud" hacia Benedicto XVI "por su gran actividad para promover la conexión interreligiosa, que ha contribuido mucho a reducir el antisemitismo en el mundo".
Benedicto XVI deja el pontificado tras casi ocho años al frente de la Iglesia católica, en los que viajó a numerosos países, entre ellos varios de América Latina y ahora comienza a conjeturarse con que quizá su sucesor sea un cardenal del continente americano.
Por ejemplo, Brasil, el país con el mayor número de católicos del mundo, cuenta con cinco cardenales que formarán parte del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, cuya renuncia comenzará formalmente el 28 de febrero, momento en el que se entrará en el periodo denominado de "Sede Vacante".
La elección del nuevo papa tiene esta vez un interés especial para Brasil, pues la ciudad de Río de Janeiro será sede en julio próximo de la Jornada Mundial de la Juventud en la que se espera la presencia del pontífice.
Updated: febrero 11, 2013 04:18 p. m.