El niño fue acusado por las autoridades, junto a sus padres y abuelos, de lanzar piedras contra un equipo de gas que llegó a un humilde barrio de la ciudad de Lahore para cortar el servicio a quienes no habían cancelado. La familia asegura que simplemente eran parte de una protesta pacífica.
Los cargos contra el niño fueron hechos luego de que un hombre aseguró que todo el núcleo familiar lo había golpeado.
Según han reportado las agencias, la semana pasada el infante debió comparecer ante un tribunal que lo dejó libre bajo fianza. El niño lloró mientras le tomaban las huellas dactilares y debió ser consolado con un tetero.
"Ni siquiera puede tomar el tetero correctamente, cómo puede tirar piedras a alguien", señaló su abuelo Muhammad Yasin a medios de comunicación en las afueras del tribunal.
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La familia debió esconder al pequeño, según lo informó el periódico británico The Guardian, porque asegura que está bajo presión policial y por la humillación que está enfrentando por el incidente.
"Tuvimos que trasladarnos a un lugar secreto, porque somos pobres y la Policía está poniendo una presión enorme sobre nosotros para manipular el caso", señaló el abuelo.
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No es raro que haya críticas contra los procesos policiales en un país donde las autoridades, mal entrenadas y pagadas, con frecuencia son acusadas de corrupción y abusos.
El caso ha despertado alarmas, pues aunque en Pakistán es común que en una denuncia se incluya a los miembros de una familia, en este se ha ido en contra de la edad mínima para una responsabilidad penal que es de 12 años.
El jefe del gobierno de Punjab, Muhammad Shahbaz Sharif, pidió una aclaración al inspector provincial de la Policía y exigió "medidas severas" contra los funcionarios que registraron el caso.
De acuerdo con The Nation, el superintendente que presentó los cargos fue suspendido.
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El bebé debe comparecer nuevamente el sábado 12 pero sus familiares dijeron a la prensa que no era seguro que lo llevaran nuevamente al tribunal.