El infierno del matoneo hizo que el pequeño de nueve años decidiera quitarse la vida, reveló su mamá.
“Mamá, soy gay”: esa fue la frase que escuchó Leia Pierce, mamá de Jamel Myles, semanas antes del trágico desenlace.
Una revelación que le costó decir. “Se veía asustado. Yo le dije ‘te sigo amando”, relató la mamá al New York Post.
El niño, que vive en Denver, Estados Unidos, se tomó confianza y decidió que no ocultaría más esta información a sus compañeros de clase.
Entonces, les dijo sobre su sexualidad; el comienzo del fin.
Pierce dio a conocer a medios de comunicación locales que Jamel le había descrito a su hermana las barbaridades que debía soportar todos los días.
“Mi hija mayor me contó que los niños le decían que se suicidara", afirmó.
Y, tristemente, eso hizo. El niño volvió a clases el lunes y el jueves fue encontrado muerto por la Policía de Denver.
El caso de Jamel Myles salió a la luz porque su mamá quiso crear conciencia sobre las consecuencias del matoneo y la responsabilidad que tienen los padres en la crianza de sus hijos.
A través de redes sociales, en distintas partes del mundo, lamentaron la muerte de este pequeño.
“Si tan solo hubiera podido hablar contigo 5 minutos, te habría dicho que todo mejora”, dijo Alex Orué, activista LGBTI.
Daniel Arzola, por su parte, comentó: “la homofobia no es una opinión, es agresión, y le sigue fracturando las alas a los más frágiles, nos sigue arrancando vidas”.
Updated: agosto 28, 2018 11:34 a. m.