Cabezas de las agencias de ese país aseguraron públicamente que ese país continúa interfiriendo con el proceso electoral, que se celebrará en cuatro meses.
"Continuamos viendo una campaña de mensajería generalizada de Rusia para tratar de debilitar y dividir a Estados Unidos", dijo el jefe de los servicios de inteligencia, Dan Coats durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, cuatro meses antes de cruciales comicios legislativos.
Coats apuntó firmemente su dedo acusador contra el Kremlin: "Rusia ha utilizado numerosas formas en las que quieren influir ... a través de los medios, redes sociales, a través de bots (cuentas automáticas), a través de actores que contratan, a través de agentes".
"Es una amenaza que debemos tomar muy seriamente", advirtió por su lado Christopher Wray, director de la policía federal (FBI), también presente en la conferencia de prensa.
Junto a la jefa de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen, prometieron investigar y enjuiciar a quienes traten de influir en la opinión estadounidense o llevar a cabo lo que Wray describió como "guerra de información".
"Nuestra democracia misma está en la mira", subrayó Nielsen en una inusual advertencia.
Por ahora, los esfuerzos de Rusia para tratar de "minar nuestros valores fundamentales" no son tan importantes como lo fueron para influir sobre las elecciones presidenciales de 2016, matizó Coats.
"No hemos visto esfuerzos tan grandes hasta ahora", explicó.
Los órganos estadounidenses de inteligencia sostienen que Rusia interfirió en las presidenciales de 2016, buscando influir el voto a favor de Trump.
De su lado, el director del FBI señaló que aún no han hallado un ataque sobre las infraestructuras electorales. "Lo que vemos son tentativas de influir mal intencionadas", señaló Wray.
"Esto no es solo una amenaza del ciclo electoral", dijo Wray. "Nuestros adversarios están tratando de socavar a nuestro país de manera persistente y regular, ya sea en la temporada de elecciones o no", indicó.
Las interferencias rusas en las elecciones presidenciales de 2016 llevaron al secretario de Justicia a nombrar un fiscal especial encargado de investigar estas acciones ilegales, incluida una posible colusión entre el equipo de campaña de Donald Trump y autoridades de Rusia.
"Acción histórica"
Los comentarios de los jerarcas de inteligencia y seguridad entraron en contraste discordante con las posiciones del presidente Donald Trump.
El mandatario ha meditado aliviar las sanciones impuestas contra Moscú, sostuvo cálidas reuniones con el presidente ruso Vladimir Putin recientemente y se negó a criticarlo públicamente por la intromisión en las elecciones de 2016.
Pero tanto Wray como Coats desestimaron las sugerencias de que el presidente -que ha negado reiteradamente que Rusia se haya entrometido para inclinar la elección a su favor- no se tome en serio el asunto.
En una carta enviada al Congreso, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, dijo que la administración Trump había tomado "una acción histórica amplia" para detener la amenaza.
Trump también ha pedido reiteradamente el fin de la investigación del Departamento de Justicia sobre la intromisión de Moscú, que ha visto a más de 20 rusos acusados hasta el momento.
Precisamente, este miércoles Trump volvió a reclamar que el fiscal general pusiera fin a la investigación dirigida por el exdirector del FBI Robert Mueller.
"Esta es una situación terrible y el Fiscal General Jeff Sessions debería detener esta Cacería de Brujas en este momento, antes de que siga manchando a nuestro país", dijo Trump en las redes sociales.
Sus asesores se apresuraron a limitar el alcance de sus dichos, insistiendo en que no estaba emitiendo una orden como jefe de gobierno.
"No es una orden, es la opinión del presidente", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, a los periodistas, y agregó que Trump quiere que la investigación "llegue a su fin".
Mueller está investigando si la campaña de Trump ayudó o instigó un intento de Rusia de influir en las elecciones presidenciales de 2016 en las que venció a la exsecretaria de Estado, la demócrata Hillary Clinton, o si trató de encubrir la supuesta conspiración del Kremlin.
Este jueves el diario británico The Guardian, que divulgó originalmente la historia, y la cadena estadounidense CNN, informaron que una presunta espía rusa trabajó en la embajada de Estados Unidos en Moscú durante una década antes de ser despedida silenciosamente en 2017.
La mujer, de nacionalidad rusa, fue contratada por el Servicio Secreto y estaba bajo sospecha tras un chequeo de seguridad rutinario.
Se descubrió que tenía reuniones periódicas no autorizadas con miembros de la principal agencia de inteligencia rusa, el FSB, aunque la mujer "no tenía acceso a información altamente clasificada".
Updated: agosto 03, 2018 06:06 a. m.