Les prometía trabajo, pero luego les cobraba una deuda impagable y hasta les secuestraba a los hijos. Había clientes VIP que pagaban $4 millones por fiesta.
El político, que fue suspendido por el bochornoso incidente, renunció al cargo y ofreció disculpas. “Estoy desolado, esto no me tenía que haber pasado”, dijo.