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College Football 26 | RESEÑA: Un paso firme hacia la grandeza

EA Sports regresa con una secuela que mantiene el nivel, pule detalles clave y sigue construyendo una franquicia deportiva con identidad propia.

College Football 26 | RESEÑA
College Football 26 | RESEÑA
Cortesía: EA

Después del exitoso regreso de la franquicia con College Football 25, muchos se preguntaban si EA Sports podría mantener el ritmo con una entrega anual. Con College Football 26, la respuesta es un rotundo sí. Aunque no revoluciona el género, esta entrega refuerza sus fundamentos, refina sus modos más populares y ofrece una experiencia universitaria que respira autenticidad. Es una secuela ambiciosa, aunque no sin algunos tropiezos.

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Fútbol colegial con alma

La jugabilidad sobre el terreno de juego es, sencillamente, lo mejor que ha ofrecido la franquicia hasta ahora. La tensión que se genera al recibir el snap, observar cómo se desmorona el bolsillo defensivo y lanzar justo antes del contacto es electrizante. Las mejoras en la cobertura defensiva y el comportamiento único de los quarterbacks le dan a cada jugada un carácter propio.

El sistema de impulso emocional en partidos con estadios repletos y públicos hostiles vuelve a ser un diferenciador. La influencia del ambiente —como jugadores que no oyen audibles o se equivocan en la ejecución— ayuda a transmitir la vibra del fútbol universitario como ningún otro juego deportivo.

Realismo
Realismo
Cortesía: EA

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A esto se suma una atmósfera vibrante, amplificada por himnos como “Mr. Brightside” y “Enter Sandman”, que acompañan la entrada de los equipos. Aunque los modelos de fans y porristas siguen mostrando expresiones algo extrañas en primer plano, el trabajo de inmersión visual y sonora es sobresaliente.

Presentación y ambientación: casi de matrícula de honor

Visualmente, CFB26 da un pequeño salto respecto a su antecesor. Los efectos de iluminación, las transiciones de día a noche, las condiciones climáticas y las animaciones refinadas ayudan a que el juego se vea más natural. Pero más allá del aspecto técnico, lo que realmente resalta es el detalle cultural: nuevas celebraciones de touchdown, shows de drones, formaciones de banda y más de 80 rivalidades que le dan color a cada encuentro.

El clima afecta directamente el gameplay: en lluvia o nieve, los balones se escapan más, las recepciones se dificultan y los errores se multiplican. Estos factores generan partidos más impredecibles, donde la estrategia importa más que nunca.

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Sin embargo, no todo es perfecto. A pesar de la inclusión de más de 300 entrenadores reales, los modelos de público caen en el valle inquietante con expresiones exageradas, y el banco de nombres sigue siendo limitado, lo que obliga a los comentaristas a referirse a muchos jugadores solo por su posición.

Dinastía: tu universidad, tu historia

El modo Dynasty es el alma de la experiencia. Aunque no cambia radicalmente, sí pule aspectos claves que hacen la experiencia más profunda y adictiva. Desde manejar el programa como entrenador en jefe, coordinador ofensivo o defensivo, hasta encargarte del reclutamiento, entrenamientos y transferencias, todo fluye mejor. El nuevo sistema de scouting, combinado con respuestas más claras ante tus decisiones, facilita la planeación de cada temporada.

Universidades
Universidades
Cortesía: EA

La gestión del Portal de Transferencias y la persuasión para evitar la fuga de talento son mecánicas que obligan a pensar más allá del campo. Perder jugadores clave o lograr reclutar a una promesa de cinco estrellas puede cambiar el destino de tu equipo. A pesar de la dificultad que implica competir contra universidades más fuertes, el sistema motiva a mejorar cada año, creando un vínculo emocional con tu equipo.

Road to Glory: camino al estrellato

Este modo también recibió una inyección de contenido. Comenzar en el colegio, armar tu video destacado y luchar por becas genera una narrativa personal muy atractiva. Una vez en la universidad, pasar de banca a contendiente del Heisman es tan satisfactorio como adictivo.

Eso sí, las limitaciones del sistema de retos en la etapa colegial pueden romper la inmersión. Fallar un desafío por marcar un touchdown en una jugada en lugar de conseguir tres primeros downs, o ver disminuir tu calificación a pesar de tener un buen rendimiento global, no tiene mucho sentido. Aún con estas inconsistencias, el modo sigue siendo uno de los más entretenidos.

Más modos, más opciones

College Ultimate Team regresa con una mejora ligera. El nuevo modo Study Hall añade un desafío progresivo con recompensas interesantes, aunque limitado en accesos semanales. Las opciones de gestión de equipo fueron simplificadas, lo cual se agradece, pero los menús siguen siendo lentos y las pantallas de carga, largas.

El contenido es abundante, con eventos temporales, desafíos diarios y PvP. No obstante, la falta de reconocimiento general de los jugadores históricos puede restarle atractivo para quienes no siguen el deporte de cerca. A diferencia de FIFA o NBA 2K, donde hay estrellas mundiales fácilmente reconocibles, aquí tener una carta legendaria de un receptor de Texas Tech de los 90 no emociona a todos.

Gameplay: refinamiento y variedad

La jugabilidad sigue siendo la estrella. Las animaciones de corredores son más suaves y permiten escapar con más frecuencia del primer contacto. La IA ha mejorado en muchos aspectos, aunque sigue siendo explotable en ciertas formaciones. Algunas defensas colapsan ante alineaciones poco ortodoxas, como cinco abiertos con un RB en el slot, permitiendo jugadas rotas incluso en dificultades altas.

Configuración
Configuración
Cortesía: EA

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En defensa, los cambios son bienvenidos. Ahora se pueden planear stunts desde el menú previo a la jugada, ajustar la profundidad de los safeties y mejorar el marcaje hombre a hombre. Las intercepciones requieren que los defensores tengan visión del balón, eliminando esas atrapadas imposibles de espaldas que vimos en entregas anteriores.

Los quarterbacks tienen personalidades propias según su arquetipo, lo que afecta tanto al juego ofensivo como a la estrategia defensiva. Ver cómo uno procesa más rápido o cómo un QB bajo no puede ver sobre su línea añade una dimensión táctica novedosa.

Un paso adelante, no una revolución

College Football 26 no reinventa la franquicia, pero sí demuestra que CFB25 no fue una casualidad. El juego ha madurado con mejoras tangibles, una dirección clara y una atención al detalle que se agradece. Desde las rivalidades históricas hasta las tradiciones únicas de cada escuela, el juego se siente como una carta de amor al fútbol universitario.

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Claro, tiene sus fallos: la selección de jugadas automáticas es repetitiva, algunos modos no terminan de cuajar y persisten glitches menores. Pero en la suma total, CFB26 logra consolidarse como una de las mejores experiencias deportivas del año.

Conclusión

College Football 26 cumple con las expectativas y refuerza su lugar en la élite de los juegos deportivos. No es perfecto, pero es más que suficiente para que los fanáticos del fútbol universitario sigan soñando con la gloria de la NCAA.

Calificación
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