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Así “derrumban” los sueños de colombianos deportados de Venezuela

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La situación en la frontera es poco alentadora, sobre todo para los casi 800 colombianos que han sido expulsados de Venezuela por simple sospecha de apoyar a grupos paramilitares o acusados de promover el “bachaqueo”, término venezolano para el contrabando.
La decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de cerrar el paso fronterizo con Colombia, incluyó el derrumbe de varios puentes con retroexcavadoras. Las máquinas también son utilizadas para atacar casas marcadas con la letra D de demolición o con la letra R de revisada.
Angustioso viacrusis para llegar a Colombia
Si bien es cierto que por esos caminos el contrabando se gestiona, cabe recordar que miles de personas residen allí de manera pacífica. Es el caso de San Antonio de Táchira, un barrio que literalmente ha sido derrumbado y cuyo paso ha sido testigo de al menos 500 colombianos cruzando hacia su país.
Tal vez la noche es uno de los testigos más silenciosos de todo el drama. La oscuridad no es impedimento para escapar de la humillación a la que se exponen: “paracos y guerrilleros”, son los calificativos que reciben los deportados a medida que regresan hacia su país, tan cerca en los mapas y tan lejos en la realidad.
Condicionados por las autoridades venezolanas
Dicen que la orden de abandonar sus casas es casi que inmediata: el esfuerzo que durante años invirtieron para conseguir sus pertenencias se ve reducido a diez minutos, tiempo en el que deben escoger lo que les quepa bajo el hombro. Lo único fijo que se llevan es la incertidumbre de qué pasará con lo que dejan atrás.
 “Que nos dejen sacar los coroticos que tenemos en nuestras casas” es el pedido de Paula Chacón, una colombiana que no se explica por qué, luego de 50 años, la sacan así de Venezuela. Caso parecido el de Sergio Orjuela, pero con un agravante: tiene un hijo de 2 años enfermo y se vio obligado a cruzar el río para encontrar una mejor vida.
En Villa del Rosario, otro punto fronterizo, el panorama es similar. Según el alcalde, en los albergues se encuentran 166 niños que requieren ayuda de emergencia.
El Gobierno llegó a la frontera
Para dar una respuesta ante esta situación, a la frontera llegaron la canciller María Ángela Holguín y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Fueron recibidos con rechiflas y se reunieron con varios colombianos. Les aseguraron que gestionarían lo necesario para que recuperaran sus enseres, además de realizar un trabajo conjunto con la Cruz Roja para atender a los menores que necesitaran la ayuda médica urgente.
El presidente Juan Manuel Santos y el secretario de la OEA también se reunieron para hallar una salida, sobre todo salvaguardando la integridad de las personas afectadas. Santos convocó una reunión urgente de todos los miembros de la comisión asesora de relaciones exteriores para estudiar soluciones al problema.

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