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Milagro de Navidad: 45 niños que viven bajo puente en Medellín se toparon con un ángel

Una madre en Medellín decidió darles techo y comida, de lunes a viernes, por lo que al menos durante esos días pueden estar seguros. Sus padres agradecen el hermoso gesto.

Milagro de Navidad en Medellín: 45 niños que viven bajo puente se toparon con un ángel

La casa que más quiere Paola Gómez no es la que tiene ella con su familia, sino la que logró hacer con ayuda de muchas personas para 45 niños en Medellín, capital de Antioquia, que viven debajo del puente de la Madre Laura, junto al río que lleva el nombre de la ciudad.

Después de varios años de trabajo les creó un hogar y, en pleno diciembre, los menores de edad están felices porque tendrán dónde pasar la Navidad.

Paola, que es directora de la Fundación Transformación, cuenta que los pequeños “se mantienen al lado del río Medellín, expuestos a muchas cosas que hay en el sector, a estar pidiendo, muchas de sus familias también están en condición de alta vulnerabilidad y pobreza”.

Dalgy Tejada, madre de algunos de los niños en Medellín beneficiados, afirma que es una bendición ese hogar porque en el puente “está el peligro de la calle, el peligro de que alguien venga y los agreda”.

Aunque por el momento faltan más ayudas para que los menores de edad tengan una casa permanente donde puedan estar con sus papás, se alegran con vivir tranquilos de lunes a viernes en esta vivienda.

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Martha Ligia Otálvaro trabaja como voluntaria del hogar y dice que “a los niños se les hace desayunito, media mañana, almuerzo y en la noche se les da la comida”; sin embargo, “necesitamos donaciones de comida porque eso no nos da abasto”.

Diego Correa, codirector de la Fundación Transformación, cuenta que la nueva casa de estos pequeños en Medellín “estaba realmente abandonadita y todo lo que se ve bonito, los muros, la jardinería, los techos, ha sido un proceso largo por la consecución de los recursos, pero poco a poco lo hemos logrado”.

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Los niños solo pueden quedarse entre semana en la casa, pero para ellos es suficiente. Ya pudieron comer natilla, buñuelos y armar el árbol de Navidad.

Paola, que tiene 40 años, asegura estar feliz “de haber cumplido un sueño y es que estos niños tengan la posibilidad de vivir en un lugar que hemos preparado con mucho amor para ellos”.

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