El caso más reciente es el de un norteamericano que falleció en Santa Bárbara, Antioquia. Autoridades indicaron que no tenía licencia para la práctica extrema.
Su nombre era Thomas Zakota, tenía 43 años y pasaba sus vacaciones en Colombia.
El turista llegó hasta Santa Bárbara, en el suroeste de Antioquia, a disfrutar una de sus pasiones: el parapentismo.
Desde la montaña Cerro Amarillo, en el corregimiento de Damasco, se lanzó en su parapente.
“Llegó al país acompañado de otras cinco personas que se dedicaban a realizar este tipo de deportes extremos, se lanzaron a realizar el vuelo y el grupo perdió la comunicación con quien finalmente murió. La hipótesis que se manejan es que al parecer los vientos habrían ocasionado que tuviera un vuelo muy bajo y generaría el accidente que le ocasionó la muerte”, explicó el coronel Luis Fernando Arcos, comandante operativo de la Policía de Antioquia.
El sitio desde el cual se lanzó el americano no está certificado por la Federación Colombiana de Deportes Aéreos. Expertos explicaron los peligros a los que se exponen muchos extranjeros al no tener en cuenta la meteorología colombiana.
“Los países tropicales, incluido Colombia, son lugares donde las condiciones son agrestes para volar, son fuertes, no son tan tranquilas a veces y menos después del mediodía (...), vamos a encontrar más turbulencia, más condiciones ascendentes y nos va a exigir más control, más experiencia”, dijo Felipe Arboleda, piloto certificado de parapente.
La de Zakota es la segunda muerte de un parapentista norteamericano en Antioquia, en menos de una semana.
“Sabemos que el de Santa Bárbara no tenía la autorización, sabemos que el vuelo lo hicieron de manera autónoma y no tenían comunicación o autorización para realizarlo”, añadió el coronel Arcos.
En el departamento de Antioquia hay seis lugares certificados para la práctica del parapentismo.
Cayó en una casa
Otro episodio similar sucedió en Armenia, Quindío, donde un deportista extremo alemán cayó en su parapente sobre una casa.
“Entramos y él estaba sentado en la sala de la casa. La policía le preguntaba si sabía español y él decía que muy poco”, contó Irma Peláez, una testigo.
La propietaria contó los daños provocados por el alemán: “Me daño las tejas, el cielo raso, unas mesas, una cantidad de cactus y dejó los animalitos muy asustados.
El parapentista de 53 años de edad había iniciado su vuelo en Roldanillo, y sufrió heridas que no son de consideración, pues ya fue dado de alta.