Ciudadanos aseguran que falta inversión de la empresa, pero técnicos cuentan que más se demoran ellos en reparar que algunas personas en dañar de nuevo.
Igual opinión tienen las personas que limpian los buses y puentes de acceso al sistema. Cuentan que se demoran horas removiendo los chicles que la gente arroja al piso. Eso junto a la basura, ropa y hasta heces que deben quitar todos los días.
“La gente no respete nuestro oficio”, dice una de las operarias de aseo.
Cada reparación de puertas en Transmilenio les cuesta a los bogotanos entre $500.000 y $20.000.000.
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