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Hace casi 9 meses, en el pabellón más severo de la cárcel La Picota, en Bogotá, está el único recluso solicitado en extradición por una denuncia de violencia intrafamiliar. Juan Manuel Rojas, padre de tres menores, es requerido por Honduras, donde su exesposa, la española Isabel Albaladejo, quien es una alta funcionaria de la ONU, lo denunció después de requerir la custodia de sus hijos.
La historia de Juan Manuel Rojas y su exesposa, alta funcionaria de la ONU, parece la de un divorcio enemistoso, pero son tantas las entidades de primer nivel implicadas y de forma tan grave que en realidad es un caso de interés general.
“Mi hijo está en manos de la mamá que no lo cuidó, que fue cómplice, que no puso una denuncia en contra del abusador. No sé qué otra palabra puedo utilizar. Se me ocurren otras de mayor calibre, no las voy a decir, pero aberrante es el caso”, dijo Juan Manuel Rojas en entrevista con Los Informantes en el hermético pabellón de los extraditables de La Picota.
Según él, se encuentra en una lucha “asimétrica por la custodia de mis hijos” tras separarse de su mamá, Isabel Albaladejo, funcionaria de las Naciones Unidas (ONU).
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Cuando se conocieron, él era comerciante de maquinaria y ella directora del Fondo de Justicia Transicional de la ONU para la implementación del acuerdo de paz en Colombia. Se casaron en Cartagena, tuvieron tres hijos y, cuando la nombraron alta comisionada para los derechos humanos en Honduras, él suspendió su carrera y se encargó de la casa en Tegucigalpa.
“Como pareja y como equipo estaba muy claro que quien debía figurar era ella y quien debía hacer el soporte con tres hijos era yo”, afirma el hombre. Sin embargo, estando en Honduras el matrimonio de 16 años llegó a su fin. Decidieron divorciarse y él retomó su trabajo en Colombia, aunque señala que en varias ocasiones estuvo en Honduras cuidando de sus hijos.
Sin embargo, en 2023 las cosas cambiaron. Se desató una disputa entre los padres: “Se tuerce la cosa cuando en unas vacaciones los niños vienen y me manifiestan que son víctimas de agresiones. Mi hijo menor y mi hija mayor me manifiestan que han sido vulnerados físicamente y psicológicamente por la madre”.
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Él escaló el tema ante una Comisaría de Familia en Bogotá y en un acta de conciliación suscrita por padre y madre acordaron que “los niños regresarían a Honduras para terminar su año escolar, que yo podría visitarlos en vacaciones, que ellos tendrían comunicación libre conmigo y que, además, a partir del 2025 la custodia la iba a tener yo durante un 1 o 2 años escolares para que pudieran vivir también con el papá y ella estuvo de acuerdo con eso y firmamos”.
Sin embargo, dice que la situación se tornó peor y su hija mayor fue llevada por Isabel Albaladejo al psiquiátrico, tratando de “deslegitimizar el testimonio de violencia a la niña, porque a ella le cae muy mal, siendo defensora de derechos humanos, alta comisionada, la máxima autoridad de los derechos humanos, es la violadora número uno de derechos humanos en su hogar”.
De acuerdo con su relato, un psiquiatra le diagnosticó a su hija “cinco tipos de personalidad: bipolar, narcisista, limítrofe y la obligaron a tomar durante un mes tres drogas, un ansiolítico, un antiepiléptico y otra droga que no me acuerdo, cuya composición es una bomba de letargo”. En los documentos del caso está el testimonio de la menor afirmando con detalles a las autoridades todos estos pormenores.
Tras esta situación, Rojas recibió a su hija en Colombia y acudió nuevamente a la Comisaría de Familia. Además, llevó a la niña con una especialista en temas psiquiátricos que determinó que la menor no tenía ningún problema y no necesitaba la droga que le estaban suministrando. Así las cosas, Rojas dice que resolvió ir a Honduras para encarar la situación, pero su exesposa lo amenazó. Afirma que le dijo: “en el momento que usted pise Honduras me voy a encargar yo de enterrarlo en una cárcel”.
Juan Manuel Rojas decidió entonces seguir enfrentando el caso desde Colombia, pero con el paso del tiempo la incertidumbre crecía. Según cuenta, en diciembre de 2024, cuando con su hija mayor lograron que Albaladejo los dejara reunirse en Cartagena, el niño menor mostró actitudes que lo alertaron y, tras los respectivos chequeos, la Fundación Santa Fe y la Fiscalía determinaron que era víctima de abuso. Entonces, “ella me vuelve a decir ‘usted no sabe con quién se acaba de meter’”. A partir de ese momento, el lío tomó alcances internacionales ágiles y desproporcionados. Rojas terminó capturado por una orden de Interpol para extradición a Honduras. No ha sido condenado ni tiene antecedentes, pero sí varias denuncias formuladas por su exesposa.
Tras su detención, su madre, la abuela, quedó al cuidado del niño y la hermana mayor, quienes ya estaban yendo al colegio en Bogotá. A través de una tutela, Albaladejo logró volver a tener contacto con los menores, aunque tenía la prohibición de sacarlos del país. Sin embargo, ella intentó sacar al menor de Colombia con un documento falso y fue capturada de manera momentánea.
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Entre tanto, el niño pasó custodia del ICBF y después lo internaron en un hogar de paso aislado. No lo dejaron ver a su hermana ni a su abuela y, dice Rojas, “montaron otra estrategia paralela que es la de llevarse al niño por la puerta de atrás diciendo que se lo tienen que entregar a Honduras” y así ocurrió, pero al llegar allí lo dejaron con la mamá.
“El ICBF lo puso en las manos de mi madre, quien había dejado que lo abusaran sexualmente. Es un vecino el señor, vive a 30 metros, a una cuadra. El ICBF se encargó de volver a poner un niño en una situación de vulnerabilidad. Creíamos que Colombia iba a proteger a un ciudadano colombiano e hizo lo contrario”, comentó la hija mayor de Rojas.
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Por su parte, Rojas asegura que su detención y la inmediata libertad de Albaladejo, quien habría intentado sacar al niño del país con un documento falso, se debe a poderosos contactos de ella en Honduras y en Colombia. “Soy el único que está preso con una orden de Interpol montada en tres días. Soy el único que está preso con un Estado en contra, que es Honduras, donde la madre tiene al fiscal, al canciller y a la Corte Suprema de su bolsillo y a la presidenta”.
Los Informantes contactó a Isabel Albaladejo, pero no quiso dar declaraciones y afirmó que los medios tienen prohibido tocar el tema. Remitió una tutela formulada por ella en la que argumenta que es la verdadera víctima, pero tal decisión en primera y segunda instancia fue declarada improcedente y en ninguna parte impone una mordaza a la prensa.
La extradición de Rojas depende de lo que decida la Corte Suprema de Justicia de Colombia. Serán los magistrados quienes decidan si una denuncia por violencia intrafamiliar basta para entregarlo a Honduras o si el caso debe ser juzgado y resuelto acá.