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Édgar Rentería, el beisbolista colombiano que hizo historia en las Grandes Ligas, ingresó oficialmente al Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis este 6 de septiembre de 2025. El reconocimiento, otorgado por votación durante ocho semanas, lo consagró como una de las leyendas del equipo estadounidense. Su nombre ahora está junto a los grandes, pero su historia comenzó muy lejos: en las calles polvorientas del barrio Abajo, en Barranquilla. Esto reveló en una entrevista con Los Informantes en el 2018.
Rentería nació el 7 de agosto de 1975 en Barranquilla. Su infancia estuvo marcada por la escasez, pero también por su pasión por el béisbol. Jugaba descalzo, con bates improvisados hechos de palos de escoba y guantes armados con bolsas de cemento.
“Nosotros hacíamos la manilla con la bolsa de cemento y nos poníamos a jugar ahí atrás”, recordó. La pelota, cuando se dañaba, la desarmaban para hacer otra con la pita que traía por dentro.
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A los 16 años, su talento lo llevó a tomar una decisión que cambiaría su vida. “Me dicen que me quiere firmar los Marlins de la Florida o los Minnesota Twins, que escogiera cualquiera de los dos y yo como escuchaba Miami, Miami, yo dije ‘vamos para Miami’, porque yo nunca había ido, siempre por televisión, y me gusta Miami”, contó entre risas.
Así comenzó su carrera profesional en las Grandes Ligas de Béisbol (MLB), debutando en 1996 con los Florida Marlins. Lo que siguió fue una trayectoria de 15 temporadas en las Grandes Ligas, en las que jugó para equipos como los Cardenales de San Luis, los Gigantes de San Francisco y los Bravos de Atlanta.
Durante su carrera, el barranquillero obtuvo importantes logros en el béisbol profesional. Ganó dos Guantes de Oro y conquistó dos títulos de Serie Mundial: el primero en 1997 con los Marlins y el segundo en 2010 con los Gigantes de San Francisco. Es el único colombiano en lograrlo.
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Su madre, doña Visitación Erazo, fue una figura importante en su vida. Vendía cerdo en las calles y organizaba rifas para alimentar a sus ocho hijos. El padre de Édgar falleció cuando él tenía apenas un año. Tras su llegada a Estados Unidos y gracias a su talento, poco a poco fueron quedando atrás los años en que no había para comer en la casa.
El colombiano jugó con los Cardenales entre 1999 y 2004, y fue durante ese tiempo que hizo historia en el equipo y sus estadísticas lo hicieron merecedor de este reconocimiento. La votación que lo llevó al Salón de la Fama fue abierta al público y duró ocho semanas, reflejando el cariño y respeto que los seguidores le tienen.
“Esto es mucho trabajo, esto no es lo que la gente piensa que es bastante fácil no más tirar y batear una bola y correr. No es así”, dijo sobre la disciplina que tuvo durante toda su carrera deportiva.
El idioma fue uno de los primeros obstáculos que enfrentó al llegar a Estados Unidos. También tuvo que adaptarse a una nueva cultura, a una alimentación muy diferente y a la presión de competir en un nivel muy alto, pero nunca tiró la toalla. Aprendió inglés, se acostumbró a la comida y se convirtió en uno de los beisbolistas mejor pagados de las Grandes Ligas de béisbol.
En Barranquilla, su ciudad natal, el Estadio de Béisbol Édgar Rentería tomó este nombre en su honor, no solo por sus grandes logros, sino porque su historia inspira a miles de jóvenes que sueñan con llegar muy lejos en este deporte.
“Yo jugaba en la calle, por eso era por lo que me volaba el colegio para venir al béisbol. Nosotros hacíamos la manilla con la bolsa de cemento y nos poníamos a jugar ahí atrás, contó.
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Rentería no solo ganó títulos, también se ganó el respeto y la admiración de miles. Sin duda, un hombre que a punta de batazos se hizo grande, tal vez el beisbolista colombiano más importante de toda la historia.