¡Es un genio! ¡Es único! ¡Está en vía de extinción! Así califican sus colegas al relator estrella del ciclismo colombiano, quien está de cumpleaños.
‘Rubencho’ le dicen cariñosamente. Nació en Medellín el 10 de mayo de 1948. Creció entre las carreras 44 y 45 con la calle 70 del barrio Manrique Central, en el noroccidente de la ciudad.
En los alrededores de la escuela Alfonso López, en esa barriada, se le vio hasta los 14 años. Los más viejos del sector lo recuerdan trepado de la rama de un árbol con un tarro de galletas de soda vacío en sus manos, que usaba como amplificador de su voz, o de un lapicero, que improvisaba como micrófono.
Así relataba las carreras atléticas o los partidos de fútbol en los que participaban sus amigos, quienes según él le dieron pie para ser quien es hoy en día.
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“La gente me miraba, pero yo no era consciente de que tenía esta voz, que tenía esta garganta”, recuerda ‘Rubencho’ mientras le señala la pantalla de televisión en la que pasan la etapa 6 del Giro de Italia a su compañero y amigo Jhon Jaime Osorio.
“Va un Sky por ahí, no sé si es Froome, a la orilla del camino, es muy alto”, le indica, mientras explica que la interrupción se debe a que algunos de los ocho colombianos que participan en el Giro podría alcanzar el liderato (al concluir la jornada, Esteban Chaves se queda con la etapa).
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Rubén Darío Arcila emocionó a Colombia con este relato de la victoria de Esteban Chaves en el Giro De Manrique, ‘Rubencho’ se fue para el barrio Manuel Uribe Ángel en Envigado. Allí vivía un tío suyo que vendía helados y él se incorporó a la venta de jugos a una hora muy poco usual: “A las 2:00 de la madrugada iba a venderles a los obreros de Rosellón que salían de turno. De ahí me iba a dormir un ratico y después a estudiar”.
Terminar el bachillerato en ese municipio no solo le dio un empujón para incursionar en la radio. Aunque leía bien las noticias y sabía de música clásica como les exigían antaño a los que soñaban con ingresar al medio, su estreno se dio como actor de radionovelas.
Hacía de galán y entre sus tres hermanos varones, sus cinco hermanas, su papá Bernardo y su mamá “Doña Blanca, Blanquita, que tuvo que soportar muchas tormentas”, tuvo a sus más grandes seguidores y también sus más estrictos críticos.
Decir hubieron, en vez de hubo, haigan, en vez de hayan, y otras imprecisiones le costaron uno que otro pellizco de la mujer que lo trajo al mundo con tan solo 15 años de edad o de su hermano Armando, uno de sus más acérrimos escuchas.
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El poeta
A la hora de elegir un poeta, ‘Rubencho’ se inclina por Porfirio Barba Jacob y “La canción de la vida profunda, que es la métrica perfecta, el mensaje profundo de lo que es la vida, cuando amanecemos alegres y cuando no”, y prefiere el libro Anaconda, de Alberto Vásquez Figueroa.
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Y a la hora de elegir un relator, Javier Hernández Bonnet, Jhon Jaime Osorio y millones de colombianos lo eligen a él.
Según Hernández, uno de los comentaristas deportivos con más experiencia en Colombia, “Rubencho es un genio solo comparable con Jaime Ortiz Alvear”.
¿Por qué? Por su capacidad para improvisar, repentizar e impactar, dice Hernández. Como lo hizo en aquella Vuelta España en 1987 cuando Lucho Herrera se coronó campeón o como lo hizo cuando dijo “Dios salve a la reina”, mientras Mariana Pajón alzaba vuelo en su BMX para abrazar a los dioses en los Olímpicos de Londres en 2012. Y también, según el relator argentino Mario Daniel Sabato, porque "con palabras exquisitas y un uso excelente del idioma logra enamorar aún más a la gente del que, para mí ,ya es el deporte mas lindo del mundo".
Algo que, según Hernández, no se ve en las nuevas generaciones porque “no leen, no tienen los bagajes que dan los libros y cuando no se tiene eso se deja de ser un relator como Rubencho para ser un animador. Y Rubencho es un relator”.
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Pero allí no se llega gratis. El camino que hay que recorrer se hace leyendo, escuchando tangos, “porque te hacen mejor persona” y preparando cada instante las carreras que se van a relatar, como lo hace con JJ Osorio. Como sucedió antes de la gesta de Pajón al ganar su primera presea dorada en los Olímpicos.
“El día antes de terminar los juegos murió Jairo Varela, del grupo Niche, empezamos a hablar de salsa, estábamos en un café y pedimos música de Niche, sabíamos que iba a ganar Mariana, era la gran favorita, y él anotó dos otras palabras”, cuenta Osorio.
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Entonces ‘Rubencho’ escribe su corto pero inspirado libreto, “porque la mejor improvisación es la que se prepara” y cuando la ‘hormiguita atómica’ alcanzaba el liderato en la pista soltó el famoso “Dios salve a la reina” que desdibujaba la grandeza de Isabel y magnificaba el triunfo de la colombiana.
Esa gesta que lo puso una vez más en la memoria de los amantes de las bielas, quienes lo recuerdan como ese genio de la narración que dio sus primero pinos trepado de un árbol, recorrió el país colgado de un transmóvil y espera cumplir el sueño de gritar campeón mundial junto a Egan Bernal en Innsbruck, Austria.
El Mundial de ciclismo de 2018 le sonríe con su recorrido a los colombianos “Se paralizaría este país. Sería volver a llorar y aunque no se trata de eso, el espíritu se eleva”, afirma ‘Rubencho’, que a sus 70 años cree que por más roble que parezca es de "esos que usted ve sembrados y de un momento a otro se derrumban y se caen".
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