
En una época en la que Estados Unidos ardía entre protestas, guerras y magnicidios, emergió la sombra de un hombre que sembró el terror en San Francisco, California. Conocido como el asesino del Zodiaco, no solo fue testigo de uno de los años más violentos en la historia del país, sino que se alimentó del caos. No solo mataba, sino que jugaba con sus víctimas, desafiaba a la policía y manipulaba a los medios. En este nuevo episodio de Sin Rastro, con Manuel Teodoro, director de Séptimo Día y El Rastro, programas de Caracol Televisión, una historia que sigue envuelta en misterio.
A la guerra de Vietnam, las protestas estudiantiles, los conflictos raciales y el impacto por la muerte de Martin Luther King, se sumó el enigma de uno de los criminales más enigmáticos del siglo XX. El asesino del Zodiaco logró burlar a las autoridades, siempre un paso adelante, y cumplió su objetivo de mantener su identidad oculta mientras afirmaba haber cometido 37 asesinatos.
El inicio de una serie de aterradores asesinatos
La noche del 20 de diciembre de 1968 marcó el inicio de una macabra cadena de crímenes cometidos por el asesino del Zodiaco. Frío, meticuloso y con una mente retorcida, planeó cuidadosamente el asesinato de una joven pareja en Lake Herman Road, cerca de Benicia, California.
Un día antes del ataque, el sujeto contó una a una las balas que pensaba utilizar y eligió el arma con la que comenzaría su serie de asesinatos: una pistola calibre 22. Desde la distancia observó a los enamorados, se acercó sigilosamente y, sin dudarlo, los ejecutó a sangre fría.
Publicidad
Pocas horas después, una joven que transitaba por la vía del lago alertó a las autoridades tras encontrar los dos cuerpos de David Faraday y Betty Lou Jensen, de 17 y 16 años. Pero el plan de ese sujeto era casi perfecto y sabía exactamente qué huellas dejar y cuáles borrar para continuar con su perturbador juego.
Sobreviviente dio la primera pista sobre el asesino
Según lo que se ha conocido hasta ahora, el asesino del Zodiaco solía acechar a jóvenes parejas enamoradas, desprevenidas y estacionadas en sus vehículos en lugares solitarios de los alrededores de San Francisco.
En uno de sus ataques, no contaba con que una de sus víctimas sobreviviera a los disparos. Ese día, Darlene Ferrin, de 22 años, y Michael Mageau, de 19, fueron brutalmente baleados dentro de su auto. Aunque ella murió a causa de las graves heridas, Mageau logró sobrevivir y proporcionó a las autoridades una pista clave para intentar dar con el responsable.
Publicidad
Michael Mageau afirmó que el atacante era un hombre de tez blanca, de complexión robusta, de entre 26 y 30 años. También señaló que tenía el cabello castaño, con un corte tipo militar, y que usaba gafas. Esa descripción se convirtió en el comienzo de una ardua investigación que, pese a los esfuerzos de la policía, no logró dar con el paradero del asesino.

Macabro modus operandi
Tras varios meses de investigación y convencido de que nadie podía descubrirlo, el asesino del Zodiaco comenzó a burlarse de las autoridades. Empezó a enviar cartas enigmáticas y criptogramas a los principales periódicos de la región, desafiando a la Policía, a los medios y al público en general a descifrar su identidad.
En uno de sus crueles juegos, decidió llamar directamente a la policía y confesar su crimen, detallando cómo ocurrió e incluso qué arma había utilizado. Las autoridades lograron rastrear la llamada, pero para cuando llegaron al lugar, el asesino ya había huido sin dejar rastro.
Envío mensajes cifrados a varios periódicos donde se declaró el autor de los ataques ocurridos y, además, amenazó a matar a 12 personas más si la carta suya no era publicada en el periódico local San Francisco Chronicle.
Publicidad
“Estimado director, soy el asesino de los dos adolescentes en el lago Herman y de la chica cerca del campo de golf. Para demostrar que soy el asesino, le diré datos que solo conocemos la policía y yo”, escribió en uno de sus inquietantes mensajes.
En la carta, detalló las fechas de los crímenes, la cantidad de disparos que hizo, la posición en la que se encontraban las víctimas al momento del ataque, la ropa que llevaban puesta e incluso el tipo de munición que utilizó.
Publicidad
Mientras las autoridades buscaban pistas sin éxito, los periódicos enfrentaban una decisión crucial: ceder o no ante las perversas exigencias del asesino. No había certezas sobre cómo ni dónde volvería a atacar, y tampoco razones para creer que su escalofriante campaña de muerte hubiera llegado a su fin.
A medida que las cartas llegaban a los medios desafiándolos a descifrar su identidad, el pánico se extendía por la ciudad. El asesino del Zodiaco puso en jaque a la CIA, al FBI y a todo un país que intentaba desesperadamente dar con su paradero.
¿Quién era el asesino del Zodiaco?
Tras la publicación de sus códigos secretos en la prensa, cientos de ciudadanos intentaron descifrar el mensaje. Solo una pareja de esposos logró acercarse a la respuesta, después de más de 20 horas de trabajo. Aunque creyeron haber encontrado una pista clave, no fue suficiente para revelar la verdadera identidad del asesino del Zodiaco.
“Me gusta matar gente porque es muy divertido. Es más divertido que matar animales salvajes en el bosque, porque el hombre es el animal más peligroso de todos... La mejor parte es que cuando muera voy a renacer en el paraíso y todos los que he matado serán mis esclavos”, decía en otro de sus escritos en el que se autodenominó ‘Zodiaco’, un apodo que desde entonces sembró más preguntas que respuestas.

Nuevos crímenes
El Zodíaco volvió a actuar, esta vez, asesinó a otra joven pareja, Bryan Hartnell y Cecelia Shepard. Las autoridades no esperaban que cambiara su modus operandi. En lugar de atacar de noche y con arma de fuego, lo hizo a plena luz del día y utilizando un arma cortopunzante.
Publicidad
Ambos fueron atados y apuñalados. Bryan Hartnell sobrevivió para contar lo ocurrido. Aseguró que el sujeto llevaba una capucha negra con un símbolo de círculo y cruz en el pecho, el mismo presentado en las cartas.
El último homicidio confirmado fue el del taxista Paul Stine, de 29 años, quien recibió un disparo en la cabeza. Como prueba del crimen, el asesino arrancó un trozo de la camisa ensangrentada de la víctima y lo envió a un periódico, desafiando nuevamente a las autoridades.
Publicidad
Además, les envió un mensaje encriptado con más de 350 símbolos, les hizo un recuento de las víctimas y un listado de 5 meses, desde agosto hasta octubre. Pero con el tiempo, su caso fue quedando en un segundo plano.
Un misterio sin resolver
Con el paso del tiempo, comenzaron a llegar cartas de ciudadanos que se hacían pasar por el asesino del Zodiaco. También se multiplicaron las llamadas a la Policía y a los periódicos, lo que generó confusión, restó credibilidad a las pistas y dificultó aún más el paradero del verdadero responsable.
En medio de la desinformación y pistas falsas, el caso fue archivado durante varios años. Sin embargo, en 2004 fue reabierto, y las autoridades retomaron la investigación centrándose en posibles sospechosos. Entre ellos, Arthur Leigh Allen, un hombre con antecedentes penales, una apariencia física que coincidía con la descripción del atacante, amplio conocimiento en lenguaje cifrado y vínculos cercanos a los lugares donde ocurrieron varios de los asesinatos. No obstante, las autoridades no tenían las pruebas suficientes para culparlo.
La Policía logró confirmar que el asesino del Zodiaco fue responsable de la muerte de al menos siete personas, aunque existen 37 casos que podrían estar vinculados a él, según su propia declaración.
Desde entonces, su paradero sigue siendo un misterio, y su perfil perturbador ha inspirado películas, documentales y libros. Aunque nunca se logró su captura, el asesino del Zodiaco continúa siendo uno de los casos más oscuros y escalofriantes de la historia criminal en Estados Unidos.