Durante más de tres siglos fue el principal centro urbano, económico y de desarrollo de la región y hoy es uno de los pueblos patrimonio de Colombia.
Lo que actualmente conocemos como Santa fe de Antioquia, municipio turístico y empotrado en el valle de Tonusco, al occidente de Medellín, fue la capital de la entonces provincia y precursora de la independencia de Antioquia.
A mediados del siglo XVI, desde la provincia de Popayán, el mariscal Jorge Robledo arribó a tierras antioqueñas. La entonces provincia no era más que maleza, cerros y montañas. En 1541, el militar español fundó a la Ciudad de Antioquia, una población nómada.
“Estaba inmediata a las ricas minas de oro del cerro de Buriticá, con el tiempo la ciudad se despobló y los pocos vecinos al final que quedaban trasladaron los ornamentos de la iglesia y los papeles del archivo a la Villa de Santa Fe y desde ese momento se va a conocer como Ciudad de Antioquia” explica César Lenis, historiador de la Universidad de Antioquia.
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Fue la primera capital de la provincia; cinco siglos después, los vestigios de la colonia, aunque restaurados, permanecen en la arquitectura de sus casas, el empedrado de sus calles y en color de sus fachadas.
“Durante mucho tiempo, España, cuando vinieron a América todos los conquistadores, necesitaban poner una impronta, un sello de que toda esta zona de América era de ellos, ¿cómo se ponía una impronta? Era traer la réplica de un pueblo de Andalucía, de la zona sur de España y traerlos a América”, señala Alonso Monsalve, integrante del centro de historia del municipio.
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Santa Fe de Antioquia es rico en historia; de aquella época de la conquista todavía sobrevive un extenso archivo de documentos en la primera notaría del departamento; aunque deteriorados por el paso del tiempo, permiten leer en muchos de sus apartes, la huella imborrable de la esclavitud.
“Tuvo mucha relevancia en esta zona porque esto fue una zona minera, entonces los esclavos eran los que trabajaban las minas y los trataban como cosas”, comenta el notario Jorge Luis Pineda.
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El flagelo de la opresión terminó para los santafereños gracias al grito de libertad promulgado por el primer gobernador de la provincia y del cual el municipio guarda un especial recuerdo.
En 1813, en la entonces Villa de Santa Fe, capital de la provincia de Antioquia, Don Juan del Corral y otras personalidades de la época declararon la independencia del estado de Antioquia. La mesa sobre la cual se firmó el acta de separación de la corona española reposa en este pueblo patrimonio del país.
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“Es el prócer más grande, el patriota más importante, número uno, porque logró en su cortísimo gobierno, detonar la ciudad, catapultarla, ordenarla, en educación, en agricultura en minería en todas las actividades sociales, políticas, económicas”, manifiesta Martha Lucía Villafañe, directora del museo Juan del Corral.
De un municipio vecino, José María Villa, ingeniero de la época, diseñó y construyó esta joya; el puente de Occidente, a 10 minutos de la centralidad y que en su momento trajo aún más desarrollo para esa capital.
“Nosotros estábamos desconectados, del país, porque nos atravesaba el Cauca, entonces el paso, era en el paso real, una barcaza para poder cruzar, imagínese usted enceres y todo y obviamente está la capital de Antioquia, pues desconectada del país. Denominada la ciudad madre, de allí se desprenden otras ciudades fundadas en el suroeste y occidente de Antioquia y el viejo Caldas. Sus conservan arraigadas tradiciones católicas y mineras”, indica el alcalde Andrés Felipe Pardo.
Santa Fe, además de atractivo por su clima tropical, es un pueblo de templos; siete iglesias con el mismo número de parques, conectados a través del centro histórico. De día, el mejor plan es anonadarse con su belleza y de noche, todavía más bonito recorrerla y enamorarse con su encanto colonial, lleno de faroles e historias únicas en ese municipio.
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