La periodista colombiana Silvia Hoyos, que acaba de publicar un libro con las cartas que intercambió con el narcotraficante Pablo Escobar en 1991, asegura que aunque la correspondencia con el capo no respondió sus interrogantes sí le permitió descubrir que "ese monstruo también era humano".
En su libro "Los días del dragón", Hoyos cuenta desde su perspectiva de joven reportera cómo era la ciudad de Medellín, centro de operaciones del capo, en medio de la ola de terror y muerte que impuso Escobar y que la tocó directamente como periodista y por los asesinatos de familiares y amigos.
"Es desde mis condiciones de mujer, de mamá, de reportera rasa, que cuento ese lapso de la historia de Medellín entre 1987 y 1991. Y el último capítulo del libro son las cartas de Escobar", dice Hoyos, quien se carteó con el capo para encontrar respuestas a tanta violencia.
"El origen es un asunto personal, relacionado con los dolores que uno tenía, con los muertos de uno y con enterarme que estaba embarazada (...) porque cuando uno va a ser mamá por primera vez uno se cuestiona mucho el mundo al que van a llegar los hijos, y más en ese momento, y también porque quise preguntarle cómo le hablaba a sus hijos de la muerte, de la ciudad", explica.
Así, mientras el capo estaba preso en una cárcel que él mismo había mandado a construir y de la que luego huyó, la periodista escribió a Escobar y, para su sorpresa, recibió siete misivas de respuesta, entre junio y agosto de 1991, algunas de hasta "ocho cuartillas" de extensión, firmadas y con la huella del narcotraficante.
"No contestó exactamente lo que yo quería, pero sí me habló de otras cosas (...) Cosas personales de él, lo que piensa de la educación, del sexo, de la droga, de su faceta de hombre que escribía cuentos infantiles para su hija, de los poemas de amor que le escribe su mujer", cuenta Hoyos.
"Uno se da cuenta, es que ese monstruo también era un ser humano", asevera la autora, quien considera que Escobar le escribió con sinceridad, sobre todo considerando que solo habló de su esfera íntima.
En una de las cartas, difundida por Semana, la casa editorial, Escobar dice, por ejemplo, a Hoyos: "A mi hijo le he ofrecido esencialmente amistad y como amigo lo trato. A veces hacemos un poco de boxeo deportivo y ahora se ha estado interesando mucho en el sexo y bastante le hablo de ello porque pienso que una sabia relación sexual es el pilar fundamental en la vida de toda persona".
"Un documento más"
Entre las preguntas que quedaron sin responder a la periodista están aquellas sobre el asesinato en 1988 de su tío, el procurador general Carlos Hoyos, supuestamente por órdenes de Escobar, quien en su lucha por evitar la extradición a Estados Unidos mandó a matar a centenares de funcionarios y periodistas.
Por esa cercanía con los hechos y para evitar caer en sentimentalismos o hacer apología del capo, Hoyos decide contar no la historia de Escobar sino sus propias vivencias durante la época en que el narcotraficante inundó de violencia Colombia y especialmente Medellín.
"Así fue como lo hice, después de siete años intentando cosas: escribí dos guiones de películas, otros textos (...) o respiraba por la herida o resultaba apologético o estaba juzgando y ninguna de esas tres cosas pretendía", dice Hoyos.
En cuanto a las cartas, con el paso del tiempo las ve "como un documento más de la historia reciente". "En cualquier conflicto todas las voces son importantes (...) y es un aporte más al tejido de esa historia dolorosa del país, en la que todavía faltan muchas voces y puntos de vista diferentes al prontuario delictivo de él", asegura.
Colombia, actualmente el primer productor mundial de hoja de coca, principal insumo de la cocaína, entró en el mapa del narcotráfico de la mano de Escobar, quien murió en 1993 mientras huía de las autoridades.
Lissy De Abreu / Agencia AP
Updated: septiembre 13, 2015 09:35 p. m.