Gol Caracol
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Johan Nicolás Coy no va a cumplir 18 años porque una partida de hampones vestidos con la camiseta de Santa Fe decidió ensayar sus habilidades con el puñal en la de él de Millonarios, puesta, pero qué más da: hinchas muertos hay todos los días, en cambio pobrecita Jessica Cediel con esa operación en las nalgas que le salió mal. Las Farc fusilan a cuatro secuestrados y en el gobierno nadie asume la responsabilidad por el fracaso de la operación, pero eso no importa: es más traumático lo que le pasó en el culo a Jessica Cediel. Venezuela y Colombia viven el mejor momento de sus relaciones en nueve años, incluso a pesar de que el innombrable expresidente de esta República juega a ser promotor del derrocamiento del innombrable presidente de los vecinos, pero es una nimiedad: importante, lo que se dice importante para la región, el jopo de Jessica Cediel. Un cargamento de comida para los hogares infantiles del Magdalena fue encontrado abandonado mostrando una muestra de negligencia y desinterés en la niñez que da asco, pero si hay algo qué lamentar es que se haya echado a perder el derriere de Jessica Cediel. Sí, yo sé que este blog es de fútbol y prometo seguir ateniéndome a ese acuerdo no firmado ni verbal que tengo con mis lectores para escribir al respecto, pero es que me parece una vergüenza que en este país importen más las posaderas de una modelo/presentadora/colega (porque sí, es comunicadora social), que mil cosas más serias y de verdad claves para el desarrollo de la nación. Y si quiere que me quede con el fútbol, es absurdo que importe más lo que Jessica Cediel se hizo en su trasero que la falta de respuestas por la muerte de Johan Nicolás Coy, que a los jugadores del Cúcuta Deportivo aún no les paguen sus salarios y los tengan atrapados cual esclavos en ese club, que la responsabilidad de la Policía de Ibagué en la prevención y contención de los disturbios de este domingo o, si prefiere que me ponga de veras trascendente, que en general nuestro fútbol profesional viva en una mentira de estabilidad cuando no hay plata y sobran deudas y malos manejos. Pero claro, según veo en Soho, esa parte anatómica de esta niña es del putas... debe ser por eso que nos llevó el culo de Jessica Cediel. Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD. Estamos tan mal en este país, que la atrocidad de los secuestrados fusilados ni siquiera fue lamentable para la Dimayor: ¿en algún estadio del país se rindió un minuto de silencio por este crimen? No...
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El narrador-comentarista gritaba en vivo que al Independiente Medellín no se le podía descartar de su clasificación, que los antioqueños eran gente pujante, echada pa´ delante y que las montañas del departamento vibraban con el tanto que daba la ventaja 3-2 sobre Once Caldas y, en ese instante, el paso del DIM a los cuartos de final del campeonato colombiano. Pocos minutos después, Once Caldas hizo dos goles y sepultó en la derrota al Medellín, un equipo que como todos los de nuestro país está acostumbrado al vaivén de los resultados. A ganar y perder sin sentido y, a pesar de eso, a soñar con el título de un torneo que se precia de ser el mejor de Colombia. Nacional es otro ejemplo de las malsanas permisividades del campeonato. No le pudo ganar en la fecha 17 al descendido Pereira y visitó al Itagüí en la última jornada, aún con posibilidades de clasificar. El campeón, con ese halo que de nada sirve en la cancha, fue incapaz de lograr su cometido, se fue derrotado y con el lastre de haber aspirado antes a ganar puntos en una demanda contra Quindío (totalmente válida y justificada, a mi parecer) para seguir con vida. Otro caso es el de América, un cuadro sentenciado de antemano a jugar la Promoción y que le hizo ganar a su técnico, Wilson Piedrahíta, su Mundial personal, como él mismo lo dijo. Los rojos de Cali golearon al Tolima en Ibagué y, a pesar de tener una diferencia de gol negativa (-2), obtuvieron el pase para jugar por la estrella. La opción de que un equipo descienda y sea a la vez campeón se vuelve a padecer, esperando que nunca suceda. Por el bien de todos, salvo los americanos, digo. La interpretación desde el dial Los gritos durante la transmisión de la última jornada en Caracol Radio fueron constantes. Hay que decir que no solo fueron del comunicador de Medellín, que no es su culpa, que su nombre no es lo que importa, que sucede en casi todas las emisoras del país y que esa característica de espetar alaridos desde el micrófono gusta a muchos hinchas que, según el caso, se creen más la palabra emoción que mediocridad antes que preferir hablar de calidad. A muchos les gusta el torneo tal cual está hoy, con 18 equipos (pensar en más participantes es insensato). Hay quienes incluso llegan al éxtasis con este rentado que le abre la puerta a las clasificaciones sin esfuerzos denodados. Eso está bien para los que piensan que es mejor haber besado a diez mujeres feas que a una bonita, porque si lo que quieren en la Dimayor es emoción más que un mejor nivel de competencia, entonces ya no es suficiente que clasifiquen ocho sino diez equipos. Para ser mejores a nuestra medida, no necesitamos jugar una liga de un año como en España, ni siquiera una de seis meses como en Argentina. Es tiempo de empezar a clasificar únicamente a los cuatro primeros, como pasó el año pasado por el Mundial de Sudáfrica . Tal vez así desde un comienzo los equipos busquen la parte alta de la tabla y no se acostumbren a soñar tanto en medio de sus pesadillas. En Twitter: @javieraborda
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Lo que ha pasado con Leonel Alvarez después de la derrota con Argentina me tiene abrumado: él, que era un ídolo nacional tanto por sus actuaciones como jugador como por su presencia mediática, al que antes de que nombraran a 'Bolillo' todo el país pedía como seleccionador nacional, el que fue recibido con vítores de esperanza después de que le soltaran el chicharrón peludo en que quedó convertida la Selección por el escándalo de Gómez, hoy para muchos es un bruto, un novato y lo peor que le pudo haber pasado a la tricolor. Sí, ser técnico de Colombia se convirtió en una hoguera donde cualquiera se quema. Hasta una leyenda como él. Y acá voy a meter las manos al fuego. Claro, Leonel Alvarez está biche y no es lo mismo ser técnico en una eliminatoria que ser un técnico debutante exitoso en una liga mediocre como la nuestra (recuerdo que cuando ganó la estrella con el Medellín en su primer torneo como DT en propiedad muchos los compararon con Guardiola... seguramente los mismos acelerados que hoy dicen que es un animal: así somos). Como tantas veces se ha dicho, hay una distancia enorme entre ser entrenador de club y ser seleccionador y Leonel lo está viviendo en carne propia: se le nota en la demora en los cambios, en la forma en que se conflictúa para resolver las alternativas que le plantea el rival (lo de Agüero en el segundo tiempo, por ejemplo, fue determinante), en que trata de tener un equipo dinámico y vertiginoso en ataque como lo era su Medellín, pero sin el orden propio de la nómina que ha trabajado repetitivamente; en que quiere imponer su voluntad por encima de todo para demostrar que no es un 'nuevón'... pero lo es. Sin embargo, yo estoy con ese 'nuevón'. Admito que algo de mi fe en Alvarez pasa por su pasado como jugador, porque creo que es el mejor volante de recuperación que ha tenido la Selección y porque, no lo voy a negar, el tipo me simpatiza. ¿Cómo no va a querer uno al técnico más colombiano que ha tenido la Selección? Leonel, con su pinta estrafalaria, su reloj que parece un tejo, su melena ochentera, su hablado sabroso ("¡listo papito, si es ya es ya!"), su presencia en realities y hasta por su comercial de la 'Cruz de Gólgota' es lo más colombiano que existe. Pero obviamente eso no lo hace merecedor del puesto de técnico de la Selección. Y ahí está el meollo de esto: Leonel Alvarez no debió ser el seleccionador nacional. Él estaba haciendo una carrera como asistente, estaba aprendiendo las lides del banquillo de una selección, estaba conociendo el trabajo que seguramente heredaría después del 2014, pero las acciones desafortunadas de Hernán Darío Gómez que condujeron a su inevitable y justa salida (porque olvídese, un personaje de su peso no puede hacer lo que hizo y voy a argumentar siempre en contra de la violencia de género), sumadas a una terrible falta de gestión de la Federación en traer a un técnico mucho más experimentado, dejaron a Leonel de cara a un reto terrible pero totalmente atractivo: clasificar a la Selección a Brasil 2014. No sé usted en su profesión o su carrera, pero si a mi me ofrecen dirigir France Football o ESPN, por más buñuelo que sea acepto el reto con emoción, ambición y, por supuesto, esperando no meter la pata... aunque es más que obvio que la voy a meter porque soy joven, mi experiencia es local y, aunque sé que soy bueno, todavía me falta 'pelo pa' moña'. Por eso acá no hay que señalar a Álvarez, acá los directos responsables son los que lo nombraron. Sí, una vez más la culpa es de los dirigentes. Y ese "una vez más" no va sólo porque mi Blog parece que pudiese llamarse "Gotas de veneno para la Federación Colombiana de Fútbol", es porque de veras son los responsables. Hagamos una lista y veamos cómo los dirigentes son los que nos han dejado por fuera de los últimos Mundiales: - En 1999 le apuestan a una renovación total en la Selección, nombran al prometedor Javier Alvarez, técnico aplaudido por todos por sus campañas con el Once Caldas, y a pesar de una Copa América muy interesante, lo despiden a comienzos del 2000 por el 9-0 que nos dejó por fuera de los Olímpicos de ese año. No tuvieron el carácter para respaldarlo y lo "quemaron". - En reemplazo de Alvarez nombraron a Luis Augusto García, que afrontó la eliminatoria y, a pesar de ofrecer un pobre espectáculo, nos tenía clasificados cuando fue destituido en 2001. Su salida, orquestada por la presión de Francisco Maturana (en mi tierra le dicen 'cajonear') llevó al gran 'Pacho' al banquillo. Maturana ganó la Copa América (bien), pero desaprovechó los puntos conseguidos por el 'Chiqui' y no fuimos a Japón y Corea 2002 (muy mal). - A pesar de ese fracaso (porque ojo, hasta el momento Leonel no ha perdido sino un partido y hablar de fracaso es una exageración salida de toda proporción), Maturana siguió en su puesto y comenzó la eliminatoria a Alemania 2006. Con un solo punto en cuatro partidos los dirigentes se dieron cuenta de que habían perdido la oportunidad de generar un cambio y, con el camino empezado, sacaron a 'Pacho' y pusieron al joven y prometedor Reynaldo Rueda, que había hecho maravillas en las juveniles. La campaña de Rueda fue notable y no fuimos a la Copa del Mundo de 2006 por un punto (¡gracias Matu!). Aún así, los dirigentes prefirieron salir de él, no tuvieron carácter y lo 'quemaron' (¿dejá vu?). - En el lugar de Rueda pusieron al técnico de moda en el 2006: Jorge Luis Pinto, campeón con el Cúcuta. Pinto tuvo una catastrófica Copa América en la que se agarró con todos los jugadores referentes, pero aún así (y sin ellos) logró un muy buen arranque de eliminatorias. Sin embargo, los dirigentes no fueron capaces de mediar entre el técnico y los jugadores, y estos, aburridos de su forma de dirigir grupos, terminaron sacando al entrenador... ¿cuál fue la solución de los dirigentes? Hacerse los de la vista gorda con el empoderamiento de los jugadores, quemar al técnico y, de paso, quemar a otro técnico que también prometía: Eduardo Lara. - Analicemos el caso Lara. El pobre llegó a la selección mayor con el prestigio ganado en las menores, pero sabiendo que él no iba a mandar en el equipo. Su detestable frase "yo soy solo un empleado de la Federación", mostró desde el comienzo que en la tricolor iban a mandar los dirigentes, algunos empresarios y los jugadores. ¿Resultado? Otra vez eliminados de un Mundial (Sudáfrica 2010), otro técnico quemado y, sí señores, los dirigentes muy tranquilos y sin que les pasara nada. ¿No están mamados ya de que los dirigentes quemen técnicos, quemaran a toda una generación de buenos futbolistas (Juan Pablo Angel, Jairo Castillo, Miguel Calero, Freddy Grisales, David Ferreira, etc.), nos tengan sin saber qué es estar en un Mundial desde 1998 y, en últimas, no les pase nada? Yo sí, por eso sigo recordando sus errores: le apostaron a 'Bolillo' Gómez (hecho que critiqué desde el comienzo pero al que le tengo que reconocer que venía haciendo un trabajo interesante) y luego no supieron manejar la crisis de su agresión a una mujer y dejaron muy en claro que en ese comité ejecutivo nadie tiene carácter y que sólo importa el signo pesos. Porque en eso de firmar contratos con varios ceros sí que es bueno Luis Bedoya. En lo que no es bueno es en buscar a un técnico experimentado y su pésima gestión para contratar a Martino (algo inexplicable pues estaba sentado en un barril de dinero gracias al Mundial Sub-20 y los nuevos contratos con Telefónica y Home Center), lo dejó con la carta fácil de ofrecerle el puesto a Leonel que, como ya dije, inexperto pero entusiasmado, aceptó gozoso y sabiendo que corría el riesgo de cumplir la sentencia de todo técnico que acepte trabajar para nuestros dirigentes: quemarse. Lo peor es que los que mandan en nuestro fútbol muy seguramente van a terminar quemando a Alvarez. A esta hora, mientras yo escribo esta perorata y usted la lee, uno de los amos de nuestro balompié, uno que ya no tiene bigote, hace lobby con los patrocinadores de la Selección para que los que ponen la plata admitan de nuevo a Hernán Darío Gómez. Alvarez es el más inexperto de todos los técnicos que participan en la eliminatoria sudamericana y eso lo sabíamos todos cuando lo nombraron, absolutamente todos: desde los dirigentes (que supuestamente para ayudarle nombraron a Julio Comesaña quien, si no es escuchado por el DT debería aceptar que su puesto es realmente inútil), hasta los periodistas (sobre todo los que en estos días lo están volviendo pedazos, pero que el día de su nombramiento lo recibieron con apluasos y hablando de "aires de renovación"). Los hinchas, claro, no están para paciencia. Ellos (nosostros, porque uno también tiene su corazoncito) quieren que su Selección le gane a Argentina, que vaya al Mundial, que todos volvamos a celebrar, y con obvios motivos critican que el técnico tenga que aprender su oficio sobre la marcha. Porque es el colmo, es una tortura, pero así va a ser. A menos de que la Federación haga lo de siempre, queme a Leonel y nombre a otro (¿Bolillo otra vez? Ay dios...), nos toca aceptar que la mejor carta inmediata es esperar que en estos siete meses que nos separan de las próximas jornadas eliminatorias se trabaje mucho, se corrijan errores en el manejo de los tiempos del partido y que el DT adquiera cancha con su grupo de jugadores (que ya lo tiene) en múltiples amistosos que, eso sí, ojalá sean de peso y sirvan para algo. Porque si esa va a ser la carta (sería la mía, la verdad), por lo que hay que rezar es para que los señores de la Federación dejen de conspirar, pongan la cara, den un espaldarazo a la apuesta que hicieron sin mayor convicción hace un par de meses y busquen partidos amistosos serios, varios, para que Leonel pueda trabajar. Esos que hoy creen que Alvarez es el peor técnico del mundo se olvidan de que , antes de estos tres partidos oficiales, sólo había dirigido a Colombia en un par de amistosos que, como buenos juegos firmados por la Federación, fueron una payasada: Honduras y Jamaica. Y si los amistosos que va a tener Colombia en estos seis meses van a ser de nuevo contra equipos así, ni el técnico ni los jugadores van a tomarse con seriedad el proceso en el que hasta ahora se están metiendo. Pero bueno, eso no le importa de a mucho a los dirigentes. A fin de cuentas, mientras todos discutimos que si Leonel esto y que si la Selección lo otro, ellos siguen sentados en sus poltronas, afeitándose de vez en cuando sus bigotes y sabiendo que acá se quema a cualquiera después de usarlo. A cualquiera, menos a ellos... Si quiere que sigamos discutiéndolo en Twitter, sígame en http://twitter.com/PinoCalad PD: Mucho ojo a lo que pase estos días en el Once Caldas. El equipo ya debe más de dos meses y medio de salarios, incluso pagó la última quincena con cheques chimbos (¡qué tal este nivel de descaro por favor!), y si Coldeportes hace cumplir la ley y lo sanciona (como al Cúcuta, que sancionado y todo juega valiéndose de recursos legales), el blanco sería reincidente con lo que perdería definitivamente su reconocimiento deportivo y sería expulsado del campeonato... ¡Este tema está que arde!
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Dolor, mucho dolor dejaron los dos primeros encuentros que disputó la selección Colombia en Barranquilla por las Eliminatorias Sudamericanas rumbo a Brasil 2014. Después de haber alcanzado un triunfo histórico en La Paz ante Bolivia, e ilusionarnos con terminar por todo lo alto el año futbolístico; Venezuela y Argentina se encargaron de bajarnos de la nube, nada más y nada menos que en nuestro fortín, el estadio Metropolitano. Al calor y la humedad de Barranquilla, a las que le tenían pánico los argentinos, y al buen respaldo de la hinchada, no se le unió el buen fútbol que se requería por parte de los dirigidos por Leonel Álvarez. De ahí que se hayan escapado cinco valiosísimos puntos, que esperamos no lamentar al final del clasificatorio regional. Hoy las caras de los aficionados se hicieron nuevamente largas. Se pasó, como lo había escrito en un post anterior, del cielo al infierno. Ojo, el haber ganado los dos partidos no nos hubieran clasificado al Mundial, como el obtener solo un punto tampoco nos eliminó. Hay suficiente tiempo para corregir y alcanzar el objetivo. Lo importante aquí es tener la cabeza muy clara, aceptar los errores y trabajar en ellos. Yo sé que ante los malos resultados uno quisiera disponer rápidamente de una nueva oportunidad de revancha y en este caso, más para bien que para mal, debemos esperar hasta junio de 2012 para tratar de reivindicarnos cuando enfrentemos como visitantes a Perú y Ecuador. Hay mucho por reflexionar sobre el 2011 y la selección. Aunque con seguridad son más las cosas negativas que las positivas, este espacio lo quise dedicar a resaltar el gran trabajo de un hombre al que por varios años estuvimos buscando y que, creo, lo encontramos. Se trata de James Rodríguez, el nuevo ‘10’ de la selección nacional. Aquel al que el técnico Álvarez le dio la confianza de vestir por primera vez la camiseta de mayores ante Bolivia (en esa oportunidad la número 5) y no decepcionó. Por supuesto, tampoco lo hizo ante Venezuela y Argentina. En los tres partidos fue, de lejos, el mejor hombre de Colombia. De solo 20 años, con cara de niño y algo tímido a la hora de hablar ante los micrófonos, el nominado al Golden Boy de Europa, equivalente al Balón de Oro de mayores, demostró tener la personalidad suficiente para ser el reemplazo de Carlos ‘El Pibe’ Valderrama. Aunque su juego es muy diferente - estaríamos locos si quisiéramos encontrar a alguien con las mismas características del ‘Mono’ de Santa Marta - cuenta con excelentes condiciones técnicas y, sobre todo, con el atrevimiento y la personalidad suficientes para convencer a un grupo de que él es el dueño de la pelota en Colombia. Cuando tiene que tocar el balón de primera lo hace, a la hora de hacer un túnel para construir fútbol y levantar a la tribuna no le da miedo, cuando cree que tiene que patear al arco, patea. Incluso, cuando ve que un tiro libre es el propicio para su perfil zurdo, le pide el balón a sus experimentados compañeros y prueba con la convicción que solo tienen los grandes. James se ha encargado de desvirtuar que el ‘10’ de Colombia tenía que ser el que se parara en el centro del campo a repartir balones, tal como lo hacía ‘El Pibe’. Rodríguez es peligroso y gambeteador por el medio, por derecha o izquierda. Es un adelantado del fútbol. Después de brillar con Envigado, pasó al Banfield, equipo en el que le fueron suficientes dos años para salir campeón de Argentina y dar el gran salto al fútbol europeo, al Porto de Portugal. Cuatro títulos con los ‘dragones’, su carta de presentación en el Viejo Continente. Definitivamente, no todo en el 2011 fue malo. Como diría el gran ‘filósofo’ Francisco Maturana: “perder es ganar un poco”. Colombia no pudo sumar los puntos presupuestados en el inicio de la Eliminatoria, pero encontró el ‘tesoro’ que tanto buscó; el ‘Niño’ que le enseñó a más de un veterano cómo se debe sudar con gallardía la casaca ‘tricolor’. Pdta: Aquí les dejo algunas de las mejores jugadas de James Rodríguez y Lionel Messi en el partido Colombia-Argentina. Por: Juan Carlos Calderón Medina. Ahora en Twitter: @Calderon_Medina
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Duelen los puntos perdidos, claro, pero lastima más recordar el circo que armaron algunos alrededor de una selección extranjera que ganó bien en el Metropolitano. La válida admiración por Messi se convirtió en limosna de muchos. Todos los argentinos se sintieron demasiado cómodos bajo la estela del crack del Barcelona y lo que debieron sentir fue precisamente lo contrario: extrañar a su gente antes de jugar un partido y no andar repartiendo autógrafos a diestra y siniestra en medio de la algarabía. Eso fue solo un poco de lo que los argentinos se nos llevaron esta vez. Fernando Niembro, el mismo que dudó de la limpieza del empate de Colombia de visitante ante Brasil en las Eliminatorias del 2006, hizo y deshizo en nuestras narices. El periodista entrevistó en vivo para toda Latinoamérica a un barranquillero vestido con la camiseta de Argentina. Un colombiano que dijo sin pudor que no cantaría jamás un gol de la selección de su patria, un paisano que seguramente gozó del triunfo gaucho en el Metropolitano. El gusto –y el derecho- del llamado en Twitter “Corroncho argentino” de hacerle barra a lo que le venga en gana es discutible, aunque lo que da más tristeza es que nos dejemos quitar así no más aspectos de nuestra identidad. Niembro no se limitó a eso. Aseguró, también en vivo, que la concentración en Argentina se vivía en Barranquilla en medio de “un clima de adoración, de histeria, de locura”. Escuchar que en Colombia están adorando a la selección Argentina resulta una afrenta, un insulto de alto calibre. Aquí no acaba todo, por desgracia. Niembro se dio un banquete con la periodista colombiana Johanna Palacio, quien trabaja en CMI. Como si nada raro tuviera su inquietud, le preguntó al aire si en Colombia no la “mandaban a lavar platos” por hablar de fútbol. Ella contestó diplomática, trató de continuar –con reverencia incluida, vale decirlo- y al final se dejó corregir mal del argentino cuando quiso decir que parcialmente creía que ganaba Colombia. Niembro la interrumpió diciendo “imparcial” y Johanna asintió. Para rematar, el mismo personaje canoso y de pinta bonachona hirió a nuestra selección con sus palabras al decir, más o menos, que Falcao se había ido del equipo disgustado por no ser titular. Falso. ¡Niembro, mentiroso! Desde Madrid, el delantero colombiano tuvo que dar a conocer un parte médico de su lesión para desechar esos rumores infundados. Barranquilla no fue de Argentina ni mucho menos. Tampoco es para llegar a ese extremo. Es más, lo que se vio seguramente se hubiera podido padecer en otras latitudes del país. Aun así, el sinsabor queda y se me antoja real. Testigos cuentan que Colombia también fue muy bien recibida y el estadio, mal que bien, se llenó. Aquí lo que pasó al final fue que perdimos todos, el equipo, la ciudad y el país. Habrá que ver qué pasa en el futuro. Un botellazo enviado desde la tribuna a la cancha cerró el pobre desempeño de Colombia en esta doble jornada (un punto de seis posibles es precario) y tal vez le puso candado a las puertas del estadio para la próxima fecha. Colombia será local otra vez en noviembre del 2012, ante Uruguay. Antes de eso, en junio, visitará a Perú y Ecuador. Tendremos tiempo para discutir a mitad de camino. Cuando usted lo desee. Colombia 1-2 Argentina: vea los goles Lo que esperamos de Barranquilla en las Eliminatorias: aquí En Twitter: @javieraborda
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Que los hinchas recibieran emocionados a Lionel Messi y compañía me parece comprensible. Es decir, hablamos del mejor jugador del planeta y para un buen aficionado a este deporte es una oportunidad única: tomarse una foto, verlo a lo lejos, gritarle... si algo nos enseñaron los rockstars es que esas bajas pasiones son incontrolables en los fans. Pero una cosa es eso, admirar a un crack como Messi, y otra es esta argentinofilia desbordada y antifutbolera que se vive en Barranquilla (y otras ciudades). No sé a usted, pero a mi me enferma; por eso lo digo muy en serio: por favor, ¡que hoy Argentina se sienta visitante! Sé que no es un problema sólo de Barranquilla y me parece injusto señalar a la capital del Atlántico solamente, pues en general en Colombia somos así: nos dejamos deslumbrar por lo de afuera, creemos que todo lo que esté de moda en países más desarrollados es mejor, y al menor asomo de acento foráneo extendemos tapetes rojos, abrimos puertas, nos enamoramos y hacemos idioteces como la de ese samario que salió al lado de Fernando Niembro con la camiseta argentina diciendo que esperaba que perdiera Colombia y que él solo le hace fuerza a la albiceleste porque -literal- "amo a tu país, Fernando" (¡además confianzudo!). Asumo que el personaje en cuestión debe ser un experto en tangos, que en su mesa de noche tiene 'Uno y el universo' de Sabato, que conoce a la perfección la cinematografía de Zubiela y que todas las mañanas antes de desayunar recita algún pasaje del Martín Fierro... pero seguramente no. Seguramente él es de los mismos que hace unos años, cuando recibimos a Brasil en el primer partido eliminatorio en el Metroplitano, aplaudió a la canarinha apenas saltó al campo de juego y la hizo sentir local, pues eran más sonoros los vítores a Ronaldinho (entonces el mejor jugador del mundo) que a los nuestros. Así hay mucha gente; vendida... y no necesariamente al mejor postor: al que está de moda y punto. Por eso vivimos en una tierra poblada de hinchas del Barcelona y del Real Madrid, que seguramente son los mismos que hace unos años creían que el Parma era el equipo más grande del planeta, que sintieron como propios los éxitos del Boca Juniors de Bianchi y que creen que todos los equipos azules del mundo se pueden vincular con Millonarios, todos los verdiblancos con Nacional y todos los primeros campeones con Santa Fe. Hay gente así, patética. Y mucha. Y eso que, hasta donde sé, ni Messi ni el resto de argentinos se dignaron a firmar un solo autógrafo o siquiera a saludar a sus fans enamorados que los recibieron en masa. Eso pasa cuando te vendes gratis... Sígame en Twitter: http://twitter.com/Pinocalad
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La selección regresa a la casa que tiene la puerta más grande rumbo a un Mundial. El equipo vuelve a sentir el calor, el sabor de la Costa y un ambiente al que muchos le temen. Es alta la temperatura en Barranquilla, que se advierte sofocante antes de jugar contra Venezuela y, más que todo, frente a los argentinos. Todo parece apto para el espectáculo, para la victoria colombiana. Las boletas se han vuelto tesoros para los hinchas que, aun conscientes del abuso, pagan más de lo que valen a los revendedores. No es que su mayoría sea adinerada o incauta, sólo que es capaz de aguantar el robo con tal de ver al equipo nacional. La opinión de los jugadores también se reconoció para ver esta historia y hoy ellos se vislumbran cómodos preparando los exámenes que tendrán que cumplir en el estadio Metropolitano. Vienen animados por la victoria sobre Bolivia en el debut. Leonel ha entregado lo suyo y ha buscado de antemano apoyo desde las tribunas. Así llegamos a estas nuevas fechas eliminatorias, con deseo de más y disfrutando de un buen clima. Sin embargo, en todo este panorama valen advertencias. Colombia espera mucho de la selección -los seis puntos no son imposibles, pero también de Barranquilla y del hincha costeño, que no puede desanimarse ante la primera adversidad. A Reynaldo Rueda, por ejemplo, le gritaron “burro” en Barranquilla en el camino fallido al Mundial de 2006, cuando él fue quien alcanzó a sacar al equipo del pozo en el que nos había dejado Francisco Maturana. Más que la injusticia, daba malgenio en ese entonces la ignorancia. A pesar de nuestros deseos, Colombia no va a ganar ahora los ocho partidos que tiene en su casa. Ni siquiera Argentina fue infalible en las Eliminatorias al 2002, cuando aquella escuadra de Bielsa destrozaba a cualquiera que se le parara en frente (Paraguay le empató en Buenos Aires, por ejemplo). Y Brasil, el posterior campeón del Mundial de Corea de Sur y Japón, cedió puntos ante Perú y Uruguay. A Colombia también le pasará esta vez. Resignará triunfos, aunque ojalá sólo por empates. La afición en Barranquilla tampoco puede pretender armar la titular de Colombia en cada partido. En su idiosincrasia, muchos llaman a quienes sienten más cercanos. Actualmente, ese defecto se resume en Teófilo Gutiérrez, nombre que retumba mucho por su pasado en Junior. Pero el vicio asoma del pasado. Previamente fue Giovanni Hernández y antes de eso, si se quiere, Elson Becerra y Eudalio Arriaga. Antes de todo eso, la lista es irremediable. El aficionado no debe ser ofensivo a la hora de las exigencias ni de la crítica. A Teófilo le sobra capacidad para ser inicialista como a Leonel carácter para sentar a los amantes de la afición. Ya lo hizo con Falcao García ante Bolivia y, mientras los resultados lo avalen, podrá seguir haciéndolo, tranquilo. Sea quien sea. La premisa es que la gente de Barranquilla -y de todo el país- sea amiga de Colombia. El hincha no hace goles, pero también juega. La ciudad, por supuesto, tiene muchos afectos y el hincha razonable sabe que este camino eliminatorio es largo y, generalmente, lleno de altibajos. “Para ir al Mundial tenemos que hacer respetar la casa”, decía Dorlan Pabón, pensando en los resultados, pero la casa de la selección va más allá de eso. Se trata, como en el matrimonio, de mantener el amor en el verano y también en el invierno. El respaldo en la buena racha es casi una contradicción y es en la adversidad cuando cuenta. ¿O es que acaso cuántos son capaces de aplaudir al rival luego de una derrota humillante y dolorosa? *Cifras para saborear la Eliminatoria Para el primer Mundial no hubo torneo de clasificación. El primer partido de una Eliminatoria fue Suecia vs. Estonia, en junio de 1933. Ganaron los suecos 6-2. Antes de la campaña para Brasil 2014, se marcaron 16.472 goles en las Eliminatorias (media de 2,92 tantos por partido). La máxima goleada sucedió en abril de 2011: Australia 31- Samoa Estadounidense 0. El gol más rápido lo hizo a los nueve segundos Davide Gualtieri, de San Marino, sobre Inglaterra, en 1993. A los juegos de Eliminatorias de 2010 asistieron 19.3 millones de espectadores. 818 partidos clasificatorios se jugarán para Brasil 2014. Para Sudáfrica fueron 853. De las actuales Eliminatorias participan 203 equipos. Hace cuatro años fueron 200. *Datos tomados de la revista de la FIFA, edición octubre de 2011. Debate sobre la titular de Colombia ante Venezuela Si quiere seguirme en Twitter: @javieraborda
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Gol Caracol
En Bogotá hay una fuente vieja, muy, muy vieja, que tiene en su parte superior una figura bastante fea y algo chambona de un niño, la cual dio origen a una de las frases más tradicionales de la ciudad: irse a llorar al mono de la pila (sí, así de feo es el figurín desnudo al que muchos acudían a gimotear inútilmente sus penas). Pues bien, hoy es el día de mandar al ídem al manager de Adrián Ramos y a Giovanni Moreno. ¿Cómo es posible que el tal Helmuth Wennin, agente de Adriancho, salga a hablar mal de Leonel Alvarez en Alemania diciendo que es el colmo que a su jugador no lo convoquen a la Selección? Hasta donde yo sé, el señor Wennin nunca salió a dar las gracias ni a decir públicamente que el técnico de turno era una maravilla cuando Ramos fue convocado anteriormente, así que sus palabras sobran. Sobran tanto como las de Giovanni Moreno. Algún periodista mala leche en Argentina le preguntó que cómo asumía el no estar en esta convocatoria de la Selección, y él, en vez de dar una respuesta profesional y decir que el técnico llama a quien quiera, que le desea la mejor de las suertes a los convocados o, aún mejor, que es un llamado de atención para trabajar más, soltó esta perla: “La verdad que lo sorprende a uno (comenzamos mal), porque primero, cuando fui convocado para el partido contra Bolivia, fue el que me sorprendió, pues estaba recién recuperado y jugando bien, pero pensé que me iba a llevar más tiempo en llegar a la Selección (seguimos mal: dice entre líneas que no debió ser convocado). Entonces estar en ese partido y no en estos contra Venezuela y Argentina, te pone a pensar, por qué en ese sí y en este no (la remata peor)”. Giovanni, eso no se dice: la ropa sucia se lava en casa. Si tienes esa duda, llama a Leonel y pregúntale, alégale a él, pero no la publiques. Es más, hasta donde me acuerdo (y tengo muy buena memoria), cuando lo llamaron inexplicablemente para el duelo frente a Bolivia, Moreno en ninguna parte salió a decir que él no se merecía esa convocatoria porque hasta ahora estaba saliendo de su lesión, a ningún periodista le dijo que para él era una sorpresa estar en la Selección y en ninguna emisora escuché yo que cuestionara las razones que tuvo el técnico para llamarlo. Ser un futbolista profesional no se trata sólo de tener un comportamiento responsable con tu cuerpo y de responder en el campo de juego, los entrenamientos y las concentraciones. Se trata también de saber tu lugar en un equipo, de respetar las jerarquías y de saber quién manda. Y el que manda en la Selección Colombia es, hasta el momento, Leonel Alvarez. ¡Qué diferencia la actitud de Giovanni con la de Falcao García! Él, el jugador colombiano más caro en la historia, el delantero nacional más cotizado en Europa, no dijo ni pío cuando Leonel lo sentó en Bolivia: ocupó con dignidad su lugar en el banco y le respondió a su técnico y a su afición cuando ingresó para rematar el partido. Es más, para los que se preguntan para quién fue su desafiante gesto de las manos en las orejas después de hacer el 1-2, fue un mensaje directo a la prensa boliviana que había especulado y hasta bromeado con que el 'Tigre' le tenía miedo a la altura y por eso no jugaba. Lo de Giovanni me parece mal hecho, pero lo de Wennin es peor. Él pertenece a una camarilla de empresarios que durante muchos años han estado empoderados en las selecciones Colombia y en la que están nombres como Giancarlo Uda, Hernando Ángel y otros que fueron señalados de manejar a su antojo convocatorias en procesos anteriores, especialmente en juveniles. La acusación nunca se demostró, pero ya era costumbre la presencia constante de estos personajes interesados en que sus jugadores actúen con la tricolor, pues ponerles en la hoja de vida el rótulo "internacionales" les puede aumentar un 0 a la derecha en un posible traspaso. Pero bueno, más allá de eso quiero hacer énfasis en que el seleccionador es el responsable de la convocatoria. Él y su cuerpo técnico trabajan para elegir a los mejores y sus razones no se deben cuestionar antes de los partidos: si los resultados no se dan somos nosotros los aficionados y periodistas los que podemos decir, "hombre, ¡qué falta hizo Adriancho!" o "¡carajo, con Gio Moreno habría sido otra cosa!" o, como en casos anteriores, "¿por qué carajos convocaron a fulanito?", pero hasta que no se vea qué hizo el técnico en el campo con los jugadores que llamó, ponerse a juzgar una convocatoria es ridículo... y muy patético si eres el empresario o el futbolista al que no llamaron. ¡A llorar al mono de la pila! PD. ¿No se han dado cuenta de que en Argentina sólo hablan del calor y la humedad de Barranquilla? Para ellos el partido con Bolivia parece que no contara (hasta algunos periodistas pedían un equipo B contra los del altiplano), y pareciera que ni Colombia jugara: su rival es el calor y la humedad, no la Tricolor. Esa es la falta de modestia que hay que aprovechar... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad
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Gol Caracol
Hablar mal de Ramiro Suárez en Cúcuta puede ser peligroso. Muchos, muchísimos, lo adoran, lo idolatran, creen que es el mejor alcalde que ha tenido la ciudad porque le metió mucha plata al cemento y al Cúcuta Deportivo, y cuando la gente ve obras terminadas y triunfos deportivos cree que todo marcha bien. Pero no; si bien Suárez ejecutó megaproyectos y bajo su mandato el 'doblemente glorioso' logró su única estrella y fue semifinalista de la Copa Libertadores, también mandó asesinar a Alfredo Enrique Flórez Ramírez y tuvo manejos poco decorosos de fondos, y no sólo en su administración: la crisis del equipo motilón se debe al excesivo gasto que tuvo en sus días como alcalde/"presidente". En una extraña metáfora del destino, el tipo que con la frase "gasolina de avión" le explicaba a todo el que quisiera entrevistarlo la razón por la cual un club que estuvo casi diez años en la B pasó a convertirse en el mejor equipo del país (léase mucha, mucha plata para contratar y pagarle a los jugadores), fue condenado a 27 años de prisión por valerse de unos paramilitares para mandar matar a un ex asesor jurídico de la alcaldía que estaba complicándole su vida política, mientras el club al que dejó en la ruina por gastar tanto entró en crisis. Ahora bien, hay una diferencia entre los casos de Suárez Corso y el Cúcuta Deportivo: mientras al primero lo volvieron a meter preso (hacía dos años había estado en prisión por el mismo asesinato, pero lo liberaron sin causa; de ahí que lo capturaran de nuevo) y lo sentenciaron a 27 años, al segundo no lo castigaron con la pérdida de reconocimiento deportivo durante 30 días. Y digo esto no porque quiera que el 'doblemente glorioso' sea castigado, para nada, es más, me parece que es lo más triste para una ciudad futbolera y una de las mejores aficiones de este país, sino porque la sinvergüencería en este caso está alcanzado niveles inexplicables. ¿Alguien me explica por qué cuando América, Quindío y Once Caldas se atrasaron en los pagos con sus jugadores Coldeportes inmediatamente los sancionó mientras al Cúcuta le dio largas y, una vez más, no lo sancionó haciendo cumplir la ley? Yo no entiendo, la verdad, y no quiero pensar que se trata de la necesidad que tiene Ramón Jesurún de que todo marche bien en la Dimayor este año para seguir quedando bien con el gobierno de turno y así poder llegar a la presidencia de la Federación en las próximas elecciones con el respaldo del vicepresidente Angelino Garzón... Pero lo cierto es que todo es un circo del descaro: a los jugadores les deben plata, ellos exigen sus derechos parando, pero igual se dejan convencer infantilmente y hace diez días juegan frente a Santa Fe perdiendo la ventaja de la negociación. Esta semana es lo mismo: vuelven a amenazar, interviene Coldeportes (¡por fin!), la alcaldía y la gobernación tratan de ayudar y reúnen menos del 25% de la deuda total en salarios, e igual se dejan convencer con un documento en el que los dirigentes del Cúcuta se comprometen (¡otra vez!) a pagarles lo que les deben mientras ellos se van para Barranquilla a jugar con Junior con sus quincenas incompletas. No sé qué es más patético: el conformismo de los jugadores, la irresponsabilidad de los dirigentes del club o la falta de rigor de Coldeportes en todo esto, pero lo cierto es que el Cúcuta sigue en crisis y seguirá en ella porque lo que necesita es una reestructuración profunda después de haber vivido en la maravillosa mentira de los malos manejos administrativos de Ramiro Suárez Corzo, el tipo que una vez inauguró la iluminación navideña de Cúcuta diciendo "¡hagamos una cuenta regresiva! Uno, dos, tres...". Definitivamente la plata fácil, hasta en el fútbol, es una maldición que siempre te cobra. Ahí tienen su "gasolina de avión"... PD1. No lo niego, celebro que los votantes del Cauca hayan sido lo suficientemente inteligentes para no elegir como gobernador a Juan Carlos López, ex presidente de Millonarios. Es decir, si el 'Maestrico' no fue capaz de administrar un club de fútbol, ¿cómo iba a manejar un departamento? PD2. No me gusta ese rumor que habla sobre el llamado de Giovanni Hernández a la selección; me parece populista, una decisión para ganarse a la plaza que es innecesaria, pues ya se vendieron todas las boletas en Barranquilla y, si de ídolos se trata, ahí está Teófilo, y además no tiene lógica deportiva: el 10 del Junior en este semestre ha sido Sherman Cárdenas, no Giovanni. De esto hablaré en El Análisis de Golcaracol.com... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad
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Gol Caracol
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