El animal de 8 metros, que al parecer tenía un año, fue descubierto entre la maleza de la isla brasileña de Marajo, a 15 metros del océano.
El Instituto Bicho D'agua, una ONG que investiga las causas de la muerte del cetáceo, cree que este ya estaba sin vida cuando llegó hasta la selva.
Indagan si pudo ser arrastrada por la marea.