Papá tuvo que vender el carro para pagar lo que su hijo gastó en una hora de juego en el celular

Un padre de familia resultó endeudado por un juego en el celular en el que su hijo de 7 años gastó unos 1.800 dólares. Como el niño sabía la contraseña de la tarjeta de crédito, resultó haciendo varias transacciones.El papá, identificado como Muhammad Mutaza, de profesión doctor, le prestó el aparato al pequeño Ashaz. Pese a que lo tuvo solo una hora, ese tiempo fue suficiente para que el juego en el celular se convirtiera en una fuga de dinero.Aunque las notificaciones del juego en el celular llegaban a un correo electrónico, resultó que era de esas cuentas olvidadas que muchas veces los usuarios no consultan con regularidad, contó Daily Mail.Cuando el doctor Mutaza vio los cobros, pensó que lo habían estafado, pero al mirar con detenimiento supo que había sido todo responsabilidad de su hijo, quien había estado un rato con un juego en el celular llamado 'Dragons: Rise of Berk'.Lea aquí: Con truco que descubrió en Zoom, niña evadió sus clases virtuales por varias semanasOfuscado, hizo el reclamo a Apple, de donde le comunicaron que solo podían reembolsarle 290 dólares. La compañía justificó que existen bloqueos parentales que él debió usar y que siempre se pregunta al titular de la cuenta si desea continuar con el pago.La cuestión fue que dicha información estaba en el mismo celular. En pocas palabras, Ashaz se dio permiso a sí mismo de gastar.Vea también: Llamaban mentiroso a niño que decía ser sobrino de Superman y, sí, llevó a Henry Cavill al colegioPese a la rebaja en la deuda, el padre de familia indicó que debió vender el auto para pagar el restante de dinero que quedó debiendo por cuenta de las travesuras de su hijo a través de un juego en el celular.Decepcionado de Apple, sostuvo que se retirará de esta empresa, que tenía presente desde hace 15 años.

Papá tuvo que vender el carro para pagar lo que su hijo gastó en una hora de juego en el celular

En medio de una partida, el menor hizo unas 30 transacciones. El padre creyó que estaba siendo víctima de estafa, pero el culpable vivía bajo su mismo techo.

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