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Daniel Escobar, familiar directo del temido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, reveló en Los Informantes lo que significó crecer con el legado más infame de Colombia. Su historia comienza antes de nacer, marcada por la sombra de su tío abuelo y una realidad de constante rechazo internacional.
Daniel es el sobrino nieto del capo (nieto de Roberto Escobar e hijo de Nicolás Escobar). Nació en España porque su familia había sido expulsada repetidamente de cada lugar donde intentaban vivir. Él relató que sus padres trataron de radicarse en diferentes lugares sin éxito: “Intentaron estar en siete, ocho países y de todos los sacaban", dijo. La herencia de horror del capo los ha perseguido siempre. Incluso hoy, 33 años después de la muerte de Pablo Escobar, afirma que “hay señalamientos, hay persecución, el estigma sigue”.
La vida de Daniel se movió siempre entre la escasez de libertad y una riqueza que parecía no tener fin. Él define su crianza como una vida de extremos: “de tener lo mejor del mundo y sentirme en una jaula de oro, estaba en lo mejor, pero no podía hacer nada”, señaló. Pese a tener todo, la restricción era total.
Desde niño, Daniel conoció la identidad de su tío abuelo y lo que su figura significa en su familia. "Siempre supe que era Pablo Escobar y que toda la familia lo respetábamos". Más allá de ese respeto familiar, él asegura que nunca se enteró de las actividades criminales de su pariente.
Esa inmensa fortuna que Escobar amasó fue la base para crear un mundo totalmente aparte en Medellín, una especie de burbuja social y educativa que protegía a la siguiente generación del Cartel de Medellín.
El detalle más impactante que reveló Daniel Escobar fue la supuesta existencia de un colegio exclusivo que funcionaba como un refugio blindado para los hijos y nietos del círculo criminal más poderoso de la época.
"Abren un colegio para los hijos de los mafiosos de Medellín y para los nietos", contó Daniel.
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Dentro de esta escuela, según su testimonio, el lujo se mezclaba con la cultura de la intimidación, haciendo que situaciones que a cualquier otra persona le parecerían de película, fueran la rutina diaria. Los niños crecían viendo la riqueza como algo obvio.
"Para mí era normal que ‘ve, yo me fui para tal lado con mi papá en mi avión. Para mis amigos era normal que tu papá tuviera 100, 200 caballos, tres, cuatro fincas como mínimo, te recogieran cada día en carros diferentes".
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La seguridad era la máxima prioridad, llevando la vigilancia a niveles absurdos dentro del ambiente escolar: "Todo el mundo andaba armado".
La imagen que mejor describe la vida escolar en esta institución es la que ocurría justo a la hora de clase:
"Afuera de los salones teníamos los guardaespaldas de nosotros esperándonos, cuidándonos, armados, porque en el colegio se entraba armado, porque estaban cuidando los hijos de los del Cartel de Medellín".
Ante la pregunta de si los profesores sabían de todo esto, dijo: "Yo me imagino que si nosotros jugábamos un partido de fútbol y decíamos que eso era gol, tenía que ser gol".
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Aunque suene a fantasía, en el mundo de la mafia todo era posible.
"En la época los papás de nosotros no estaban preparados para saber cómo tratarnos, nosotros estábamos aislados del mundo. Eso era un país dentro del país, se movían solos, si vos ibas a un centro comercial en Medellín, si ese centro comercial era de tal socio, allá entrábamos nosotros y nos respetaban”, afirmó.
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Daniel nació el mismo año en que su tío abuelo Pablo Escobar murió, de eso ya han pasado 33 años. A él no le tocó su presencia, el líder del Cartel de Medellín, quien en su momento fue el narcotraficante más buscado del mundo, falleció el 2 de diciembre de 1993 en Medellín, durante un operativo del Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional, apoyado por agencias internacionales. Tras 16 meses de persecución, las autoridades localizaron a Escobar gracias a una llamada telefónica interceptada. Intentó huir por los tejados, pero fue abatido con un tiro en la cabeza.
Pablo Escobar no tuvo límites, nació el 1 de diciembre de 1949 en Rionegro, Antioquia, tendría hoy 75 años. Estaba casado con Victoria Eugenia Henao que ahora se llama María Isabel Santos Caballero, tuvo dos hijos y seis hermanos. Mandó a matar a Luis Carlos Galán, puso la bomba en El Espectador, mató a Rodrigo Lara, reclutó niños para convertirlos en justicieros callejeros y más.
La revista Forbes lo incluyó en su lista de los más ricos del mundo, con un flujo de caja en 1987 de 3 mil millones de dólares, dueño de la Hacienda Nápoles que llenó de animales, que fueron parte de ese legado del narcotráfico.
Su muerte marcó el fin de una era de narcoterrorismo que había dominado Colombia durante más de una década, caracterizada por asesinatos, atentados y corrupción.
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El legado criminal de Escobar dejó profundas secuelas en Colombia. Durante su auge, el Cartel de Medellín controló gran parte del tráfico mundial de cocaína, lo que impulsó una ola de violencia en Colombia que causó miles de muertes, incluidos políticos, periodistas y ciudadanos.