Juró ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y no en el Congreso, único poder no oficialista.
"Juro, a nombre del pueblo de Venezuela (...) Lo juro por mi vida", dijo Maduro, quien recibió la banda presidencial del jefe del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ, de línea oficialista), en un acto al que no asistió ningún representante de la Unión Europea (UE) ni de la mayor parte de América.
A las 10:00 a.m., Nicolás Maduro llegó a sede del Tribunal Supremo de Justicia para juramentarse como presidente de Venezuela por segunda vez.
A la ceremonia acudieron los presidentes de Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua y delegados de otros países aliados como China, Rusia y Turquía.
La Unión Europea (UE), Estados Unidos y el Grupo de Lima -de 14 países-, desconocieron la reelección de Maduro en los comicios del pasado 20 de mayo, adelantados por la oficialista Asamblea Constituyente y boicoteados por la oposición, que los consideró un fraude.
Heredero político del líder socialista Hugo Chávez (1999-2013), el exchofer de bus y exsindicalista gobierna con mano fuerte tras haber sacado del juego a sus adversarios, con el control institucional y el apoyo de los militares, a quienes dio enorme poder económico.
¿Prosperidad o desesperanza?
"Yo soy presidente", se lee en afiches que cuelgan en céntricas calles de Caracas, adonde el oficialismo movilizará este jueves a sus partidarios.
No obstante, la desesperanza y resignación se palpan en muchos venezolanos, asfixiados por la peor crisis que haya sufrido en su historia moderna el país con las mayores reservas petroleras del mundo.
"Esto va a alargar más la agonía que hemos vivido en los últimos años. Todo ha decaído gravemente, los bienes y servicios básicos cada día son más inalcanzables. Nos sentimos atados de manos", dijo la enfermera Mabel Castillo, de 38 años.
Expertos auguran un agravamiento de la debacle socioeconómica. Además de la escasez de comida y medicinas, los venezolanos lidian con una hiperinflación que según el FMI alcanzará 10.000.000% en 2019.
En lo que considera la migración más masiva de América Latina en décadas, la ONU calcula que 2,3 millones de venezolanos salieron del país desde 2015 y estima que esa cifra subirá a 5,3 millones en 2019.
Durante el gobierno de Maduro, la economía se redujo a la mitad y se contraerá 5% en 2019, según el FMI; además, el país y su petrolera cayeron en default y la producción de crudo, fuente de 96% de los ingresos, se redujo a 1,4 millones de barriles diarios, la más baja en 30 años.
Pero el presidente promete bienestar: "Me comprometo a realizar los cambios que hacen falta en Venezuela para (...) la prosperidad económica", dijo el miércoles.
Entretanto, Gaby Arellano, diputada opositora, reiteró que en distintas partes del mundo ciudadanos venezolanos protestarán en contra de Maduro.
“Hoy Nicolás Maduro no solo es una amenaza para el pueblo venezolano que nos persigue, que nos amedranta, que lleva a un desplazamiento forzoso de millones de colombianos, sino que a partir de hoy es una amenaza para la tranquilidad y el desarrollo de toda Latinoamérica”, aseguró.
“Estamos claros a quién enfrentamos, son delincuentes, no son demócratas, son capaces de cualquier cosa por mantenerse el poder”, añadió.
Además, sostuvo que “Maduro está solo porque ningún gobierno demócrata del mundo lo reconoce”.
Tensión en el continente
Su reelección provocó una seguidilla de sanciones de Estados Unidos y la UE contra el círculo de poder, y los analistas prevén mayor presión internacional, en momentos en los que se afianzan en América Latina gobiernos conservadores.
En la víspera de su investidura, el mandatario socialista advirtió al Grupo de Lima que tomará medidas diplomáticas "enérgicas" si en 48 horas no rectificaba su posición sobre Venezuela.
Con el apoyo de Washington y la excepción de México, el Grupo de Lima -en el que ya debutó el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro- emitió el 4 de enero una declaración en la que le pidió no tomar posesión y pasar el poder al Parlamento, lo que Maduro calificó de intento de golpe de Estado.
Previo a la investidura, el Legislativo, que celebró el comunicado del Grupo de Lima, lo declaró "usurpador", se proclamó como único poder legítimo y anunció que impulsará un "gobierno de transición".
"Si la Constituyente, para enfrentar el golpe de Estado, la sedición y la ilegalidad de la asamblea burguesa decidiera en algún momento adelantar las elecciones (de 2020) al Parlamento: ¡Amén!", amenazó Maduro.
Los analistas no ven cambios en el horizonte, con una oposición fracturada y disminuida, y una población frustrada y temerosa de movilizarse en las calles, que opta por abandonar el país.
"Si bien el inicio del nuevo mandato profundizará ligeramente el aislamiento, es poco probable que altere significativamente la dinámica de la política interna", aseveró Eurasia Group.
No obstante, previendo que se estreche el cerco y continúen las sanciones, Maduro se ha acercado más a sus aliados, entre los que se cuentan además Irán y Corea del Norte.
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