El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, inicia el martes su cuarto mandato junto a su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, con control del parlamento pero limitado económicamente por la cada vez más escasa ayuda de Venezuela.
Ortega, de 71 años --que gobernó durante la revolución sandinista entre 1979 y 1990 y volvió al poder en 2007--, fue elegido en noviembre para un tercer periodo consecutivo con el 72,5% de los votos, mientras que su partido --el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)-- obtuvo 71 de los 92 escaños del parlamento unicameral.
El líder sandinista se juramentará este martes en un acto solemne en La Plaza de la Revolución, en el antiguo centro de Managua, ante invitados extranjeros entre los que destaca la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.
Pero el entorno económico es difícil para Ortega, debido a la reducción de la cooperación venezolana y la amenaza de legisladores de Estados Unidos de impulsar una ley que condicionaría los créditos de organismos multilaterales a que Managua realice cambios políticos.
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Entre 2007 y 2016 la cooperación venezolana sumó unos 4.800 millones de dólares, en virtud de un acuerdo de suministro de petróleo en condiciones ventajosas para Managua.
Los fondos de la generosa cooperación de Caracas permitieron a Ortega impulsar programas sociales que redujeron la pobreza del 45 al 29% de la población, según cifras oficiales avaladas por el Banco Mundial.
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Sin embargo, tras la caída de precios del crudo, el flujo de esa ayuda ha decrecido en más de un 50%.
Por otra parte, las denuncias de la oposición sobre violaciones de derechos humanos y un supuesto fraude en la elección, mantienen latente la aprobación de la denominada 'Nica Act' en Estados Unidos.
Ortega ha contratado a una firma estadounidense para cabildear en favor de Nicaragua en el Congreso y la Casa Blanca, según se divulgó en la web del Registro de Agentes Extranjeros.
Incertidumbre por efecto Trump
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La instalación de Donald Trump en la Casa Blanca podría empeorar el panorama económico de Nicaragua, considerando las medidas proteccionistas que el nuevo presidente anuncia, dijo a la AFP el economista y consultor privado Adolfo Acevedo.
"Ahora mismo hay una gran preocupación en la industria de arneses en Nicaragua por lo que va a ocurrir en la industria automotriz de México, como efecto de las políticas proteccionistas de Trump", apuntó Acevedo.
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En Nicaragua operan empresas extranjeras bajo el régimen de zona franca que proveen de arneses a las empresas automotrices asentadas en México, algunas de las cuales ya han anunciado su salida de ese país.
Campo minado de problemas
Los grupos políticos de oposición, que fueron excluidos del proceso por una maniobra legal, no reconocen los resultados de los comicios y advierten que mantendrán la presión.
"Vamos a seguir demandando que se hagan todas las reformas del sistema electoral y político para que se respete el voto de la gente y repitamos las elecciones", dijo a la AFP la dirigente del Frente Amplio por la Democracia (FAD), Violeta Granera.
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La dirigente anunció que el FAD va a intensificar la lucha pacífica en las calles y la denuncia internacional "para rescatar la democracia y el estado de derecho".
"Daniel Ortega está desacreditado dentro y fuera de Nicaragua, pero la sociedad no está cohesionada para exigirle que se vaya y no siga violando la Constitución", dijo el sociólogo y catedrático Cirilo Otero.
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Los problemas económicos no son percibidos de manera clara por la población, porque la situación es atenuada por las remesas familiares, la migración al exterior, los préstamos internacionales y un sistema de prebendas, apuntó Otero, integrante del llamado Grupo de los 27, integrado por intelectuales, políticos y grupos cívicos.
En los últimos cinco años hubo protestas de campesinos que están contra la construcción de un canal interoceánico, de mineros contra la concesión a compañías extranjeras, de taxistas, conductores de autobuses, comerciantes, mujeres, "pero en todas esas protestas no se juntaron esfuerzos como sociedad", advirtió.
En ese estado de cosas Ortega sostendrá su gobierno mientras favorezca el desarrollo de los militares, los policías y a los empresarios les dé prebendas para tenerlos contentos, subrayó el analista.
Los que protesten serán neutralizados por la fuerza, porque "éste es un régimen al que le gustan los enredos y la confusión. Daniel Ortega es un administrador del caos", sostuvo Otero
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