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La Policía israelí bloqueó hoy el acceso de judíos a la explanada de la mezquitas de Jerusalén tras los enfrentamientos que se registraron allí a primera hora entre sus agentes y manifestantes palestinos.
Un portavoz policial confirmó a Efe que el acceso a ese recinto sagrado para las dos religiones quedaba por el momento cerrado, después de que decenas de jóvenes musulmanes arrojasen piedras, petardos y cohetes a los agentes.
Los sucesos se registraron antes de que decenas de judíos que exigían rezar en lo que denominan el "Monte del Templo" se congregasen en el portón exterior que da acceso al lugar.
Agentes de la policía irrumpieron en la explanada, donde se levanta la mezquita de Al Aksa y el Domo de la Roca, y repelieron a los manifestantes, que se encerraron en el primero de los santuarios.
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La disputada explanada es el epicentro de la lucha que israelíes y palestinos libran por Jerusalén, donde en los últimos meses vienen registrándose incesantes choques entre las fuerzas del orden y jóvenes palestinos.
La actual espiral de violencia se desató en junio tras la muerte de tres adolescentes judíos en el distrito cisjordano de Hebrón y la posterior venganza de extremistas israelíes que asesinaron a un adolescente palestino al que quemaron vivo.
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La sangrienta guerra en Gaza el pasado verano, sucesivas decisiones israelíes de construir en barrios ocupados de Jerusalén este y varias demoliciones de casas así como una dialéctica instigadora por parte de políticos de ambos bandos han elevado la tensión a su máximo nivel en años.
Los llamados "Fieles del templo", grupo nacionalista judío, habían convocado en la explanada una oración por su dirigente y rabino Yehuda Glick, blanco de un atentado palestino la semana pasada y que aún se encuentra en estado grave.
"Hemos venido al Monte del Templo a decir que no tenemos miedo y que no nos rendiremos al terrorismo, una semana después del intento de asesinato de Yehuda Glick", dijo Assaf Frid, uno de los fieles, al servicio de noticias Ynet.
Los concentrados tienen la intención de entrar a la explanada con caretas de Glick, según Frid.
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"Nada bueno saldrá de aquí. Yo no sé qué puede ocurrir, pero nada bueno", dijo por su parte a Efe Fuad Yalayal, un palestino del vecino barrio de Siloé, donde en las últimas semanas un grupo de colonos se ha instalado en varias viviendas que adquirieron a través de terceros, elevando también con ello la tensión.
Los organismos israelíes de seguridad y expertos académicos tratan de analizar si los sucesos de estas últimas semanas suponen el comienzo de una tercera intifada, después de las que tuvieron lugar entre 1987 y 1993, y la de 2000 a 2005.
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La situación en la zona está pendiente también de la presentación por los palestinos a la ONU de una resolución en la que aspiran a que el Consejo de Seguridad ordene la evacuación de los territorios ocupados por Israel en el plazo de tres años.
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