Desde que asumió la presidencia lo hizo con la favorabilidad más baja: 44%. Controvertidas políticas y ataques a quien lo critican, entre las razones.
El extraño fenómeno que llevó a Trump al poder fue la popularidad de su candidatura en apariencia intrascendente, que se alimentó del orgullo y el nacionalismo de los votantes, hasta sentarlo en el despacho oval. Una popularidad efímera que empezó a esfumarse desde el minuto uno de su mandato.
Trump llegó asumió el cargo con la favorabilidad más baja en la historia de ese país con apenas un 44% de imagen positiva, frente al 83% con el que se posesionó su antecesor, Barack Obama. Esto según cifras de Gallup.
En cuanto a su mandato, según cifras de Real Clear Politics, que hace un promedio de los sondeos más reconocidos de opinión, a una semana de posesionarse, el 27 de enero de 2017, la favorabilidad era de 44.3% frente a 44.2% de desfavorabilidad. Y la curva empezó a revertirse.
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A los cien días de gobierno ya acumulaba un 52% de desaprobación frente a 43% de aprobación.
Un año después el consolidado de Real Clear Politics muestra 55.6 por ciento de desaprobación y apenas un 39.4 de aprobación.
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“Creo que los números de Trump son bajos son más una muestra de su carácter, porque si uno mira la economía del país como un marcador de la popularidad de un presidente la economía va bien”, explica Muni Jensen, autora de ‘Trump: el triunfo del showman’.
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