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“Estoy casada, estoy bien”: la historia de una estudiante secuestrada que rechazó ser liberada

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Una de las 82 nigerianas en poder del Boko Haram sorprendió con su decisión. Expertos explican por qué desarrollan el ‘síndrome de Estocolmo’.
Raptadas por combatientes de Boko Haram mientras realizaban sus exámenes, más de 200 jóvenes de entre 12 y 15 años estuvieron en manos del grupo durante más de tres años, en un "aislamiento relativo", apunta Mausi Segun, de Human Rights Watch (HRW) en Abuya.
"Después de un periodo tan largo, no es sorprendente que las cautivas desarrollen el síndrome de Estocolmo", explica la investigadora, para quien "traumas debidos a la violencia", la "confusión religiosa" y el miedo a las "sospechas" de la comunidad podrían explicar este rechazo.
Zaná Mustafa, un negociador del intercambio, citado por diarios locales, afirma que varias de ellas no deseaban volver todavía. Un centenar de ellas todavía no han sido encontradas.
El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, anunció poco después del secuestro de las jóvenes de Chibok que algunas se habían "casado" con combatientes, y que había "convertido al islam" a las cristianas.
En esta región extremadamente pobre de Nigeria, la promesa de un matrimonio forma parte de los medios de reclutamiento para los hombres. Los secuestros en masa también.
Miles de niños, varones, pero también chicas jóvenes fueron convertidos, a la fuerza, a las creencias extremistas de lo que en otro tiempo fue una secta islamista rigorista, antes de convertirse en un sangriento movimiento yihadista.
El secuestro de las 276 "estudiantes de Chibok" en abril de 2014 desató una oleada de indignación mundial, y la petición de su liberación fue difundida en todo el mundo con la etiqueta #bringbackourgirls ("devuelvan a nuestras chicas"), utilizada incluso por Michelle Obama, ex primera dama estadounidense.
Se convirtieron en el símbolo de los secuestros de civiles ocurridos en el marco de este conflicto, que arrasa la región del lago Chad. La joven que no quiso ser liberada constituye un ejemplo de las "relaciones complejas" que mantienen las víctimas "con sus secuestradores", señala Elizabeth Pearson, especialista en el papel de las mujeres en el conflicto.
“Actrices de esta guerra”
"Según los testimonios que hemos recabado, no todos los combatientes de Boko Haram son violentos con las mujeres del campamento. Se pueden dar uniones sinceras, sobre todo cuando hay niños implicados", explica a la AFP la investigadora, empleada en el Royal United Services Institute (RUSI) de Londres.
"Es mucho más complejo que la secuencia 'víctima-secuestro-rescate', que escuchamos a veces", agrega Pearson.
Boko Haram, en su retórica antigubernamental, antiejército, en ocasiones utiliza la magia negra, en una región abandonada por el Estado durante décadas, para seducir a una población sin formación cultural.
"Las mujeres no son únicamente víctimas sino también actrices en esta guerra", recogía un informe del centro de análisis International Crisis Group, de diciembre de 2016.

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