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La tragedia de los rohinyás: un millón tuvo que huir de su país, Myanmar

Esta etnia se suma a los más de 80 millones de personas que viven como refugiados en todo el planeta.

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Una de las crisis que se viven en Myanmar, país del sudeste asiático, tiene que ver con los rohinyás, una minoría étnica de casi un millón de personas dentro del estado budista, quienes tuvieron que salir masivamente de ese país.

Su situación se suma a los más de 80 millones de personas que viven como refugiados en todo el planeta. Muchos de ellos han huido por la guerra o el hambre.

Es una minoría musulmana que ha sido perseguida durante décadas en Myanmar, que no les otorga la ciudadanía desde 1982, como lo explica María Jesús Vega, portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Se han marchado tras años de discriminación y de no poder vivir generación tras generación, transmitiendo la patria, como si fuera una enfermedad de padres a hijos”, dijo.

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La represión del Ejército en 2017, que dio lugar a atrocidades calificadas de genocidio por la ONU, provocó que en ese entonces unos 750.000 rohinyás huyeran al vecino Bangladés y se instalaran en un gigantesco campamento de Cox's bazar, el de refugiados más grande del mundo.

En ese momento, Bangladés y Myanmar llegaron a un acuerdo para recibir de nuevo, en un plazo de dos meses, a los desplazados, algo nunca ocurrió.

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“Hay en torno a 860.000 personas de minoría rohinyá, entre el 70% y el 80% son mujeres niños y niñas y están en una circunstancia complicadas”, explicó Vega.

Pero Bangladés en una controvertida movida subió en cuatro barcos de la armada a 1.600 rohinyás y los envió a una isla desierta el 4 de diciembre de 2020.

Y siguen migrando. Decenas de rohinyás fueron recluidos en un centro de detención en el territorio indio de Jammu y Cachemira.

"Los niños serán separados de sus padres. Estamos muy preocupados por nuestros hijos. Mi esposa aún no ha vuelto a casa", denunció Mukhtar Ahmed, refugiado rohinyá en India.

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En Indonesia, cientos de rohinyás desaparecieron de un campo de refugiados y se cree que fueron traficados a la vecina Malasia; 112 permanecen en el campamento improvisado, habían llegado 400.

La pandemia del COVID-19 también es un desafío en estos momentos.

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“En todo caso han mostrado un coraje y una superación impresionantes porque en situaciones complicadas como la COVID o los montones han sido trabajadores humanitarios”, contó Vega.

Para María Jesús Vega, el drama de la migración no tiene fronteras. Por eso, destaca lo que ocurre con los venezolanos en Latinoamérica.

“Una persona refugiada es un ser humano, en esas circunstancias, fuera del país, con una desprotección muy grande en cualquier lugar del mundo… Ha habido casos muy positivos en Colombia con ese anuncio reciente que ha hecho el presidente para poder dar una protección temporal”, destacó.

Migrantes que en distintos puntos del planeta continúan atravesando selvas, puntos fronterizos y exponiendo su vida para intentar tener un futuro en el mundo.

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