El homenaje a Pastrana (1834-1860), cuyos restos llegaron el lunes a México procedentes de Noruega, es "un acto de justicia que registrarán la historia y la humanidad", señaló en la ceremonia el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez.
Esta mujer indígena que padecía de hipertricosis, un mal que hace crecer gran cantidad de vello grueso por todo el cuerpo, "encontró la puerta para mostrarse ante el mundo con dignidad, con altivez", apuntó.
"Con su talento maravilló a muchos seres humanos en Europa, en Estados Unidos y Canadá", dijo el gobernador, quien apoyó la lucha emprendida en 2004 por la arista mexicana Laura Anderson para lograr la repatriación de Pastrana.
Tras el homenaje, realizado en la plaza del municipio de Sinaloa de Leyva, se llevó a cabo una ceremonia religiosa en la que el padre Jaime Reyes Retana destacó las cualidades de Pastrana y lamentó que haya sido tratada como un objeto.
"El ser humano no está para ser objeto de nadie", afirmó. Al finalizar la misa, los restos de Pastrana fueron sepultados en el panteón municipal de Sinaloa de Leyva.
El cuerpo, que fue embalsamado tras su muerte en 1860 en Rusia, llegó a Sinaloa procedente de Oslo, luego de que el Comité para la Evaluación e Investigación en Restos Humanos de Noruega decidiera hace unos meses devolver los restos.
Su historia
Huérfana a temprana edad, Pastrana fue exhibida desde joven en circos y ferias en Canadá y Estados Unidos, donde conoció al empresario Theodore Lent, quien más tarde se convertiría en su esposo.
Con él recorrió buena parte de Europa en un espectáculo en el que era presentada como "la mujer mono", "la mujer más fea del mundo" o "la indescriptible", en el que demostraba sus dotes artísticas bailando y cantando en inglés, francés y español.
Pastrana falleció en Moscú a los 26 años tras dar a luz a su hijo, que nació con la misma enfermedad y murió poco después.
Su esposo vendió ambos cuerpos a la Universidad de Moscú, aunque luego los recuperó y continuó haciendo giras para exhibirlos por todo el continente.
Los restos fueron comprados en 1921 por el empresario noruego Haakon Lund, dueño del mayor parque de atracciones del país y que continuó mostrándolos durante décadas hasta que las críticas al espectáculo acabaron con ellos en un almacén.
De ahí fueron robados en 1976 y recuperados por la Policía noruega, aunque solo el cuerpo de Julia estaba en condiciones para ser trasladado al Instituto de Medicina Forense de Oslo. Años después, fue enviado al Instituto de Ciencias Médicas Básicas.
Tras recibir una beca para realizar una investigación en Noruega, Anderson inició en 2004 un estudio sobre el caso de Julia Pastrana y con la ayuda del antropólogo Nicolás Márquez-Grant decidió comenzar una campaña de repatriación de sus restos para ser enterrados en México.
Además de la repatriación, hay otros proyectos en marcha para conmemorar la memoria de Pastrana, entre ellos un documental, un libro y una obra multidisciplinaria en colaboración con artistas y músicos internacionales.
México D.F.
Updated: febrero 13, 2013 11:07 a. m.