La variante brasileña del COVID-19 tiene en alerta al mundo, los científicos aún investigan su velocidad de contagio y su nivel de letalidad. Por su impacto, el sistema de salud en el estado del Amazonas brasileño está colapsado, igual que en su capital Manaos.
Allí más de 600 personas hacen fila por una cama hospitalaria. En otras localidades, la situación es aún peor ya que no hay UCI y los pacientes esperan ser llevados a otros puntos de Brasil.
Según informaciones, al menos 14 personas han muerto esperando una remisión.
Hay indicios de que la variante brasilera del COVID-19, conocida como P1, sea uno de los factores que están detrás de la explosión de casos en Manaos.
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“Si tuviéramos que hacer una clasificación, la variante brasileña es la más peligrosa, seguida de la de Sudáfrica y la inglesa, en el sentido de tener más mutaciones en esta región crítica”, aseguró José Eduardo Levi, investigador de la universidad de Sao Paulo.
El domingo fueron reubicados 18 pacientes de Parintins a Curitiba y 367 más han sido traslados a otros estados.
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Datos de la Fundación de Vigilancia de la Salud muestran que el número de muertos registrados dentro del Amazonas en la última semana de enero es siete veces mayor que los números registrados en el mismo periodo de diciembre de 2020.
Las muestras analizadas en diciembre por la fundación Osvaldo Cruz detectaron la variante en el 51 por ciento de los casos. Ese porcentaje se ha disparado hasta el 91 por ciento en enero, lo que indica que se extiende velozmente convirtiéndose en el linaje de COVID-19 predominante en Amazonas.
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