La Cumbre de las Américas abrió con rechazó a las sanciones "unilaterales" de Estados Unidos a Venezuela, la bienvenida Cuba y expresiones de satisfacción al avance de las negociaciones de paz en Colombia.
Las críticas a Estados Unidos no estuvieron ausentes, aunque los pasos históricos dados por Washington y La Habana para restablecer sus relaciones diplomáticas recibieron el respaldo casi contundente.
La séptima Cumbre de las Américas propuso esta vez que los líderes que alcancen compromisos serios para llevar la bonanza alcanzada en las últimas décadas a los sectores más vulnerables de la región, en que alrededor de 167 millones de personas viven en la pobreza, según organismos de las Naciones Unidas.
El grupo de líderes convergió en coincidencias sobre el tema de la desigualdad, pero algunos aprovecharon para cuestionar a Estados Unidos, como la brasileña Dilma Rousseff que criticó las sanciones impuestas recientemente por Washington a Venezuela y la declaratoria de que el país petrolero representa una amenaza a la seguridad de la poderosa nación norteña.
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"Estas medidas unilaterales son contraproducentes", expresó la mandataria, al tiempo en que mencionó los esfuerzos de la Unión de Naciones Suramericanas para impulsar el diálogo entre el gobierno y la oposición en Venezuela.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto resaltó la decisión de Estados Unidos y Cuba de restablecer sus relaciones y las implicaciones que ello tendrá en la región.
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"Los líderes de ambas naciones le han recordado al mundo que la apertura al diálogo está cargado de futuro y posibilidades", expuso. "También quiero aquí expresar el reconocimiento al proceso de paz que está viviendo Colombia".
El presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo, empero, que "nuestra alegría no puede ser completa. Queda el bloqueo (estadounidense contra Cuba) y la devolución de (la base) de Guantánamo". Obama y Castro también intervenían en la primera sesión.