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En Colombia, vivir más años ya no es una excepción, sino una tendencia. La esperanza de vida ha aumentado significativamente en las últimas décadas, y con ello, ha surgido una nueva realidad: los adultos mayores enfrentan enfermedades que antes eran poco frecuentes o pasaban desapercibidas. Este fenómeno no solo está cambiando la forma en que se atiende la salud en el país, sino que también plantea retos económicos, sociales y familiares que aún no se han dimensionado del todo. Diego Guauque, periodista de Séptimo Día, investigó y esto encontró.
En clínicas, hospitales y centros de atención geriátrica, los profesionales de la salud están viendo cómo ciertos diagnósticos se repiten cada vez más entre los mayores de 65 años. Para entender esta transformación, Diego Guauque conversó con expertas en geriatría, salud pública y economía, quienes explican cuáles son los tres grupos de enfermedades que más están creciendo en la tercera edad y qué implicaciones tienen para el futuro de Colombia.
En el norte de Bogotá, la jefe de geriatría de la Fundación Cardioinfantil respondió cuando se le preguntó por los padecimientos más comunes en adultos mayores:
“Doctora, ¿cuáles son las enfermedades que más están atendiendo en la tercera edad? Entonces, el primer grupo serían las enfermedades cardiovasculares, tanto corazón como vasos sanguíneos, ahí está hipertensión, enfermedad coronarias o infartos, enfermedades cerebrovasculares”
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Este grupo incluye patologías como la hipertensión arterial, los infartos y los accidentes cerebrovasculares. Todas ellas tienen una alta incidencia en adultos mayores y requieren seguimiento médico constante, medicamentos y, en muchos casos, intervenciones quirúrgicas.
El envejecimiento del cuerpo humano implica un desgaste progresivo del sistema circulatorio. Las arterias pierden elasticidad, el corazón se fatiga más fácilmente y el riesgo de obstrucciones aumenta. Por eso, este grupo de enfermedades encabeza la lista de atención médica en geriatría.
El segundo grupo de enfermedades está relacionado con el deterioro cognitivo y neurológico. Las demencias, el alzhéimer, el parkinson y la esclerosis múltiple son cada vez más comunes en la tercera edad.
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“¿En cuánto ha subido el número de las enfermedades relacionadas con la mente o las demencias en la tercera edad? La incidencia y la prevalencia ha aumentado, o sea, si hablamos hace unos 50 años o lo que tenemos ahorita se ha duplicado y se espera que para el 2050 el diagnóstico sea tres veces mayor a lo que tenemos”, dijo la experta.
Este aumento no solo se debe a que hay más adultos mayores, sino también a que hoy se diagnostican más fácilmente estas enfermedades. En décadas anteriores, muchas personas no alcanzaban la edad en la que estas patologías se manifestaban, o simplemente no se les daba seguimiento médico, según lo explicó la doctora.
“Eso hace parte mucho del envejecimiento, o sea, probablemente en épocas anteriores uno, no estábamos tan familiarizados con estas enfermedades y dos, pues no las buscábamos o los pacientes no alcanzaban a llegar a la edad en la cual ya fueran evidentes”, añadió.
La neurodegeneración implica una pérdida progresiva de funciones cognitivas, motoras y emocionales. Esto representa un reto no solo para el sistema de salud, sino también para las familias, que deben asumir cuidados prolongados y costosos.
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El tercer grupo de enfermedades más frecuentes en adultos mayores es el cáncer. Con el envejecimiento de la población, los diagnósticos oncológicos también han aumentado.
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“Con el aumento de la prevalencia de la población anciana, estamos viendo cada vez más cánceres en pacientes mayores”, afirmó.
“¿Cuáles son los tipos de cáncer más usuales en la tercera edad, doctora? El principal en ellos es el cáncer gástrico, el cáncer de colon, el cáncer de próstata, el cáncer de mama”, dijo.
Estos tipos de cáncer tienen una alta incidencia en personas mayores de 65 años. El diagnóstico temprano, el acceso a tratamientos y el acompañamiento emocional son claves para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La doctora Andrea Navarro, gerontóloga del hospital San Juan de Dios de Armenia, ha visto de cerca cómo ha cambiado la atención médica en geriatría:
“Hace 2 años mi atención para los pacientes del Hospital San Juan de Dios eran de 15 pacientes y ahorita yo atiendo alrededor de 30, se me dobló la cantidad de pacientes mayores de 65 años”, dijo en Séptimo Día.
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Este aumento en la demanda de servicios médicos para adultos mayores es una de las consecuencias más críticas del envejecimiento poblacional. Las instituciones de salud deben adaptarse con más personal especializado, infraestructura adecuada y políticas públicas que respondan a esta nueva realidad.
Para entender el contexto de este fenómeno, es necesario analizar las cifras de esperanza de vida. Piedad Urdinola, directora del DANE, explicó cómo ha cambiado este indicador en las últimas décadas:
“¿Cómo ha cambiado? Usted tiene tres años, 93, 2005 y 2024. ¿Qué pasaba en el 93 en la esperanza de vida? El 93 estábamos por debajo de los 70 años, 67, 57. Ya para el 2005, 72, casi 73 años. Y ahorita en el 2024 ya vamos en 76,4”, dijo.
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La esperanza de vida en Colombia en 2024 es de 76.4 años en promedio. Pero esta cifra varía según el género:
“La esperanza de vida al nacer para las mujeres es de 79 años, mientras que la de los hombres es de 73,9. ¿Por qué tanta diferencia? Porque los hombres colombianos se mueren mucho entre los 15 y los 40 años”, añadió.
“La principal razón son las causas relacionadas al conflicto colombiano, temas de violencia, homicidios y las mujeres tendemos a ser mucho más precavidas con nuestra salud que los hombres. Los hombres tienden a tener otro tipo de comportamientos, incluso en nuestra salud mental nos protegemos más”, finalizó.
Aunque vivir más tiempo es un logro social y médico, también implica desafíos. Una longevidad extendida significa más enfermedades crónicas, más necesidad de tratamientos médicos y más presión sobre el sistema de salud.
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Además, la caída en la natalidad agrava el panorama. En 2015, Colombia registraba 660.999 nacimientos. En 2024, apenas 445.011. Esto significa que en 20 años habrá menos personas en edad productiva para sostener a una población envejecida.
Según el DANE, departamentos como Valle del Cauca bajaron de 51.780 nacimientos en 2015 a 33.055 en 2024. Norte de Santander pasó de 20.500 a 15.764. Y el Quindío, una de las regiones más envejecidas, descendió de 6.000 a 3.728.
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Esta caída se refleja en salas de parto vacías y unidades neonatales con menos actividad. La población del país está cambiando, y con ello, las prioridades en salud, educación y economía.
Uno de los temas más preocupantes es la sostenibilidad del sistema pensional. María Camila González, periodista económica, lo explicó con una metáfora:
“Hoy la bolsa está grande porque hay muchos jóvenes trabajando y cotizando. Pero en 2050, con menos personas en edad productiva, será mucho más pequeña. Eso significa menos dinero para repartir”.
Los escenarios posibles incluyen pensiones más bajas o el aumento en la edad de jubilación, como ya ocurrió en países europeos como Francia, donde los ciudadanos salieron a protestar a las calles. González advirtió:
“Toca ahorrar por otro lado, porque de otra manera probablemente la pensión le quede bajita y creo que hay que hacerse a la idea de que la pensión no será del mismo valor del salario con el que se trabajó”.