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En la madrugada de este jueves 11 de septiembre llegó a la capital del país el primer vagón del tan esperado metro de Bogotá, un acontecimiento cargado de simbolismo para una ciudad que lleva más de 80 años esperando esta obra. Este sueño, que hoy parece más cercano, también avanza gracias al liderazgo de ingenieros chinos, quienes asumieron la misión de entregar la primera línea que transformará la movilidad de millones de ciudadanos.
Cerca de 180 profesionales provenientes de China llegaron a Bogotá para trabajar de sol a sol en el megaproyecto. El equipo de Los Informantes conoció de cerca a estos trabajadores, en junio de 2024, que enfrentan no solo el enorme desafío técnico de levantar la primera línea, sino también el reto de adaptarse a un nuevo idioma y a costumbres muy distintas a las de su país.
El metro de Bogotá ha sido un tema recurrente en la historia de la capital. El 5 de abril de 1987, un diario nacional publicó por primera vez en su portada el anuncio de que la ciudad tendría metro en tres años. Desde entonces han pasado décadas en las que los bogotanos, una y otra vez, se han ilusionado con la promesa de este proyecto vial.
Es por ello que ingenieros como Allen Li, gerente de China Harbor en Colombia —la empresa encargada de construir el metro de Bogotá—, cargan sobre sus espaldas la responsabilidad de responder a las expectativas y de lidiar con la frustración de una ciudad que ha estado oyendo hablar de un metro durante más de ocho décadas.
Pengxiang Song es ingeniero y uno de los gerentes del metro en Bogotá que enfrenta las arduas jornadas de trabajo a punta de fideos instantáneos, con estanterías llenas de esta comida que no solo es la favorita de los chinos, sino también el combustible que les permite trabajar hasta altas horas.
Uno de los temas que al principio les costó era la barrera del idioma, aunque afirman que con el inglés han podido entenderse con los ingenieros colombianos. Sin embargo, no descartan la idea de que el equipo chino aprendan español. “Las comunicaciones son buenas y creo que en el futuro podemos mejorar la comunicación. Nosotros por el pueblo chino necesitamos aprender algo de español para un mejor diálogo”, aseguró Allen Li.
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Los ingenieros chinos tienen muy claro que la competitividad es parte de su identidad cultural. “Tengo mucha confianza en esto porque tenemos un muy buen quipo y también tenemos muy buenos ingenieros aquí, no solo el ingeniero chino, sino también el ingeniero colombiano”, afirmó Li.
Tanto Li como Song están acostumbrados a trabajar bajo presión, pues han liderado proyectos en Oriente Medio, África, Jamaica y Bolivia, entre otros, enfrentándose a desafíos de gran complejidad. Por eso aseguran, con confianza, que el metro de Bogotá será entregado en los plazos establecidos.
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En principio, Pengxiang Song contó que tuvo miedo por los prejuicios sobre el país, pero algo le llamó la atención de Colombia: "Tenía mucho miedo de este país. Cuando llegué por primera vez, el conductor que me recogió fue muy amable y extrovertido”.
Además, agregó: “No es lo mismo que en China, ellos tienen cara de pocos amigos. En este país todas las personas son muy amables y en poco tiempo hice muchos amigos", relató el ingeniero que, tras vivir cuatro años en Bogotá, decidió traer a su familia.
Incluso, su hija, Yifan Song, está feliz en el país. “Colombia es más feliz, tiene como muchas actividades, pero en China no tanto, solo trabajar y trabajar. Estamos felices”, aseguró la pequeña.
Lo mismo opina Allen Li, quien afirmó que su experiencia con los trabajadores colombianos ha sido muy positiva. Incluso señaló que la personalidad de los colombianos es una gran ventaja para sacar adelante el metro de Bogotá, porque, según él, son amables y pacíficos. “Nunca imaginé que tendría un proyecto aquí en el que participar”, añadió Li.
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La adaptación a una cultura más abierta y libre también ha sido una sorpresa para Song, quien anteriormente trabajó en países árabes con restricciones estrictas. “Aquí es todo lo contrario. Las mujeres aquí son muy abiertas, así que tal vez para los jóvenes es agradable trabajar aquí”, señaló.
“La gente en Colombia es muy amigable y muy extrovertida. Eso es buen para nosotros los chinos. Nosotros no hablamos mucho y no sonreímos mucho. Solo nos gusta trabajar”, dijo entre risas Pengxiang Song.
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A pesar de las largas jornadas de trabajo, han tenido tiempo de conocer algunos lugares de Colombia. La familia Song viajó al Amazonas y el ingeniero Li intenta subir todos los fines de semana La Calera, donde aseguró le gusta comer allí. “La Calera es un pueblo hermoso. Después de subir la montaña, solemos descansar”, recordó.
El ingeniero Li lleva apenas un año en Colombia, su esposa lo espera en Beijing y por ahora no tienen planes de que ella se mude a vivir a Bogotá porque su carga laboral todavía es muy alta. Sin embargo, no descarta que cuando el proyecto esté más avanzado, ella pueda venir a estar con él.
En Bosa, el paisaje urbano ya refleja la magnitud de las obras del Metro de Bogotá: pilotes, estructuras prefabricadas y maquinaria pesada transforman el entorno día a día. Al 30 de abril de 2024, el avance general del proyecto alcanzaba el 33,35%, un indicador de que el sueño del metro avanza con paso firme.
Poco a poco, Bogotá empieza a ver cómo la promesa de un sistema de transporte masivo se convierte en una realidad tangible, gracias al trabajo de los ingenieros que lo están haciendo posible este sueño.