Oksana Masters y una vida marcada por cicatrices que la convirtieron en leyenda

Oksana Masters, una destacada atleta paralímpica de 35 años, que ha logrado superar innumerables obstáculos para convertirse en una leyenda del deporte en Estados Unidos. Nació en Ucrania poco después del desastre nuclear de Chernóbil en 1986, su vida ha estado marcada por cicatrices, tanto visibles como invisibles, que reflejan una historia de dolor, superación y triunfo.

Nacimiento después de la tragedia de Chernóbil

Desde su nacimiento en 1986, el desastre de Chernóbil dejó secuelas que se manifestaron en su cuerpo. Masters nació con múltiples deformidades físicas, entre ellas, piernas poco desarrolladas, una pierna más corta que la otra, dedos palmeados en las manos y seis dedos en cada pie. También carecía de pulgares y sus piernas no tenían los huesos que soportan el peso corporal. Debido a estas condiciones sus padres biológicos, incapaces de cubrir los costos de su tratamiento, la entregaron en adopción.

Los años difíciles en los orfanatos ucranianos

Antes de ser adoptada, Masters pasó sus primeros años en varios orfanatos ucranianos, donde sufrió abusos que dejaron profundas cicatrices emocionales. En un conmovedor relato publicado en The Players Tribune, Masters describe los horrores que vivió, incluyendo su miedo persistente a objetos como cuchillos, cigarrillos encendidos y cadenas metálicas. Estos traumas, junto con el frío intenso de los pasillos largos y aterradores de los orfanatos, formaron parte de un pasado doloroso que la acompañaría durante mucho tiempo.

La adopción y el nuevo comienzo en Estados Unidos

Su vida cambió drásticamente a los 8 años, fue adoptada por una madre soltera estadounidense y se mudó a Buffalo, Nueva York. Aunque comenzó a recibir el amor y el cuidado que necesitaba, la transición no fue fácil. Incluso, en su nuevo hogar le costaba adaptarse a la comodidad de una cama, prefiriendo dormir en el suelo, un reflejo de los traumas no resueltos de su infancia en aquellos orfanatos.

A los 9 y 14 años, Masters se sometió a varias cirugías, incluyendo la amputación de ambas piernas, primero la izquierda y luego la derecha, así como también cirugías de reconstrucción de manos. Estos procedimientos, aunque necesarios, mostraron cierta mejora en su salud y vida, pero aún le quedaban más desafíos por superar.

Elegir el deporte como camino de sanación y éxito

En Louisville, Kentucky fue donde encontró su pasión en el deporte. Animada por su madre, comenzó a practicar remo adaptado, una actividad que le brindó una nueva sensación de libertad y control sobre su cuerpo. "En el agua, comencé a tener una nueva sensación de libertad y control que me habían arrebatado tantas veces a lo largo de mi pasado", relató en su sitio web oficial.

En 2011, Masters conoció a Rob Jones, su pareja en el remo, con quien ganó una medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. Este éxito marcó el inicio de una carrera imparable en el mundo del deporte paralímpico.

Después del remo, Masters hizo una transición "fácil" al esquí nórdico y al biatlón, donde ganó múltiples medallas, incluidas dos de oro en los Juegos Paralímpicos de Invierno de PyeongChang 2018 y otra en Pekín 2022. Una lesión en la espalda en 2014 la llevó a probar el ciclismo, donde encontró un nuevo desafío y logró dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

Un futuro lleno de esperanzas y nuevos sueños

Hoy en día, Oksana Masters es uno de los rostros más reconocidos del deporte paralímpico estadounidense. En París 2024, compitió nuevamente en ciclismo, sintiéndose emocionada por haber participado en un país donde el ciclismo es una forma de vida. Pero más allá de sus logros deportivos, Masters está comprometida en hacer crecer el movimiento paralímpico y en asegurar que las futuras generaciones encuentren un mundo mejor en este ámbito.

Además de su carrera deportiva, Masters se ha convertido en autora, publicando sus memorias en 2023, un proceso que describió como una forma de sanación. Con la mirada puesta en el futuro, sueña con pasar más tiempo con su madre adoptiva, llevarla de vacaciones y formar su propia familia junto a su pareja, el también paralímpico Aaron Pike.