
Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firma un nuevo presupuesto para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que lo convertirá en la mayor agencia de seguridad de Norteamérica con un monto estimado en 75.000 millones de dólares, superior al de casi todos los ejércitos del mundo, una nueva denuncia por tratos inhumanos y violentas detenciones por parte de las autoridades migratorias sale a la luz.
En esta oportunidad, se trata de una pareja de colombianos, quienes fueron detenidos por el ICE el pasado 27 de enero de 2025. De acuerdo con la denuncia, emitida en el canal Citytv, el hombre fue deportado a Colombia y llegó a la capital hace pocos días, sin embargo, su esposa continúa recluida en un centro de detención en condiciones que considera críticas.
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Su caso se remonta hace varios meses en los que permaneció dentro del Centro de Detención Stewart, ubicado en la localidad de Lumpkin, Georgia, una de las instalaciones de detención de inmigrantes más grandes de Estados Unidos. De acuerdo con el colombiano, cuya identidad fue protegida, fueron trasladados desde la ciudad de Atlanta hasta el pueblo mencionado y dejados bajo el poder de los agentes.
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El connacional relató que fueron capturados en medio de una redada en enero, meses después de haber llegado al país, según cuenta, con todos los papeles en regla. El hombre precisó que vivían en el estado de Georgia y que, pese a que mostró todos los documentos personales a los uniformados del ICE, fueron detenidos violentamente, causándoles graves heridas.
Al respecto, contó que los agentes detuvieron su auto y les pidieron que los acompañen hasta la oficina del Servicio de Inmigración, sin embargo, al ignorar su documentación y observar que la pareja decide no bajarse del vehículo, "abren la puerta y sacan bruscamente a mi esposa. Yo hago un video el cual lo tengo guardado"
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El afectado indicó que en el operativo los funcionarios del ICE los arrojaron al suelo y que, incluso, uno de ellos le puso un pie en su cabeza, lo que causó que uno de sus dientes se rompiera. Por su parte, la mujer que lo acompañaba sufrió una herida en el pecho que le provocó una "hemorragia".
"Una vez me capturan a mí, viajamos 3 horas esposados de pies a cabeza desde Atlanta, Georgia, a un municipio o a un pueblo que se llama Lumpkin, en un centro de detención que se llama Stewart. Ahí logramos entrar junto con mi esposa", manifestó y contó que desde ese momento empezaron a vivir precarias condiciones dentro de las instalaciones.
El colombiano recuerda que, entre las situaciones más complicadas, estaba la calidad y suficiencia de la comida proporcionada en el centro, la cual se servía en raciones insuficientes, alimentos de baja calidad, falta de opciones saludables y condiciones insalubres.
"Allá usted se arropaba en la mañana y tenía que levantarse a las 4 de la mañana, 4:30 de la mañana, a tomar su desayuno. A veces eran las 4 de la tarde y no habíamos almorzado, no podíamos comer nada", agregó. El hombre indicó que la próxima comida se daba alrededor de las 5 de la tarde y de vuelta en la madrugada: "Imagínate el hambre que las personas están pasando las necesidades. Ha sido muy difícil".
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El pasado jueves 3 de junio el connacional fue deportado y llegó a Bogotá con la sorpresa de que, como a otros ciudadanos, le habrían robado varias de sus pertenencias y le vaciaron sus tarjetas bancarias. Su esposa, quien tampoco se identificó, sigue recluida en un centro al que fue trasladada en el estado de Luisiana en condiciones similares a las experimentadas.
Al respecto detalló que su pareja le comentó que, además de la alimentación, las condiciones y garantías de salubridad e higiene para la menstruación son "pésimas". De hecho, señaló que en repetidas oportunidades tuvo que usar fundas de almohadas y otros trozos de tela de ropa interior como toallas higiénicas.
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"Le tocó coger y hacer una toalla higiénica improvisada. También le daban dos ropas interiores y con la otra ropa que tenía también hizo otra toalla higiénica improvisada. Entonces lavaba una, la dejaba a esperar a ver si secaba y cogía la otra mientras tanto. O sea, imagínate la humillación que ha tenido. Una vez ya mi esposa manchada, ahí sí le traen tampones", expresó al respecto. Por lo pronto, sigue a la espera de una respuesta para la deportación de su pareja.
Se debe destacar que, en los últimos meses, siguen creciendo las denuncias por violaciones a derechos humanos, como la muerte de 11 migrantes bajo custodia del ICE en lo que va del año fiscal 2025, que comenzó en octubre, lo que casi iguala las 12 registradas en todo el año anterior.
El Gobierno estadounidense continúa también sin dar respuestas. Trump anunció y firmó el pasado 4 de julio un nuevo propuesto que dicta que el ICE recibirá 45.000 millones de dólares hacia 2029 para construir nuevos centros de detención, un 62 % más que todo el sistema federal de prisiones y que resultaría en la detención diaria de 116.000 personas, según un análisis del American Immigration Council (AIC).
Asimismo, obtendrá casi 30.000 millones de dólares para operativos, lo que permitirá contratar a 10.000 agentes que se sumarán a los 20.000 ya existentes y alcanzar un ritmo de 1 millón de deportaciones anuales, de acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). También habrá otros 4.100 millones de dólares para contratar a 3.000 nuevos elementos de la Patrulla Fronteriza y 3.000 oficiales de aduanas, según el DHS.
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Con ello, los agentes migratorios tendrán más presupuesto que el resto de las agencias del orden público en conjunto, como el FBI, el Servicio Secreto, el Departamento de Justicia, el resto del DHS, la Agencia Antidrogas (DEA) y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), describió un reporte del Instituto Cato.
Un análisis de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) apuntó que el presupuesto es mayor al de casi todos los ejércitos del mundo, salvo el de Estados Unidos, China, Rusia, India y Arabia Saudí.
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LAURA NATHALIA QUINTERO.
NOTICIAS CARACOL DIGITAL.