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¿Más complejo que el cónclave? Así es el panorama político para encontrar al sucesor del dalái lama

El secuestro de un niño, el exilio del Tíbet y una lucha política contra China son algunos de los hechos que hacen tan complicada la elección del máximo líder del budismo tibetano, el dalái lama, cuya actual reencarnación cumplió 90 años.

¿Más complejo que el cónclave? Así es el panorama político para encontrar al sucesor del dalái lama
Monjes tibetanos exiliados realizan rituales con una figura de su líder espiritual, el dalái lama, para celebrar su 90.º cumpleaños.
Prakash Mathema/AFP

El dalái lama cumplió 90 años el pasado domingo arropado por miles de fieles en la capital de su exilio, la ciudad india de Dharamshala, en una celebración que ha servido de plataforma para lanzar un renovado plan: asegurar la continuidad de su linaje, defender la causa del Tíbet durante cien años más y desafiar el control de China.

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La jornada en Dharamshala, en el Himalaya indio, ha sido una mezcla de devoción, misticismo y estrategia política. Desde primera hora, un mar de túnicas granates de monjes y monjas, junto a peregrinos tibetanos y seguidores occidentales, colmó por completo el complejo del templo Tsuglagkhang, hogar del dalái lama. "Nunca hemos visto a alguien que encarne totalmente el desinterés, el amor completo, la compasión y la sabiduría. Nunca hemos visto un ser humano como este", dijo el actor estadounidense Richard Gere, amigo y discípulo del líder tibetano, durante la celebración.

Pero bajo el júbilo de la celebración, en Dharamshala subyace una corriente de nostalgia. La nostalgia por un Tíbet libre que la mayoría de los presentes nunca ha visto y que los más ancianos recuerdan con una claridad dolorosa. Este enclave, con sus monasterios y sus tiendas vendiendo recuerdos del Palacio de Potala, es en sí mismo un acto de memoria; un esfuerzo colectivo de más de seis décadas para reconstruir un mundo perdido en una ladera india. Es esa memoria, aferrada con tanta fuerza, la que alimenta la lucha política y la devoción por el hombre que la encarna.

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El plan tibetano, forjado durante esta semana de alta tensión, se basa en la decisión del propio dalái lama de que la institución que lleva su nombre continuará tras su muerte y que solo una fundación de su confianza, la Gaden Phodrang Trust, gestionará la búsqueda de su reencarnación. Esta decisión fue ratificada por un histórico cónclave de líderes de todas las escuelas del budismo tibetano, que concluyó el viernes con una nueva estrategia de confrontación. El Sikyong (líder político), Penpa Tsering, detalló públicamente los argumentos acordados, cambiando el tono diplomático tradicional por uno de desafío directo.

Lea: El dalái lama recibió una ruana boyacense como símbolo de paz: ¿cómo llegó a sus manos?

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Toda esta estrategia se desarrolla en un complejo escenario de cautela internacional, con tímidos apoyos a la santidad budista, solo Estados Unidos y la anfitriona India emitieron declaraciones oficiales de felicitación. En los últimos años el temor al "efecto dalái lama", la represalia económica de China contra quienes apoyan al dalái lama, ha mermado los apoyos.

El niño secuestrado por China

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Gedhun Choekyi Nyima, un niño elegido como el panchen lama, fue secuentrado en 1995.
Getty Images

El órdago del dalái lama a Pekín se materializó en la víspera de su cumpleaños, con su vaticinio de que espera vivir "otros 30 o 40 años más", desarmando la aparente estrategia china de simplemente esperar su fallecimiento. Este factor se entiende mejor al recordar el precedente del panchen lama, cuya reencarnación reconocida por el dalái lama fue secuestrada por China en 1995 para imponer a su propio candidato.

El panchen lama es la segunda figura más importante del budismo tibetano y sirve como un oscuro precedente de la estrategia de China: su nombre es Gedhun Choekyi Nyima, y es conocido como el prisionero político más joven y de más largo encierro del mundo. El 14 de mayo de 1995, el dalái lama le reconoció formalmente como la undécima reencarnación del panchen lama. Tenía solo seis años. Tres días después, el 17 de mayo, él y toda su familia fueron secuestrados por las autoridades chinas. No se le ha vuelto a ver en público desde entonces.

Tradicionalmente, el dalái lama y el panchen lama desempeñan un papel crucial en el reconocimiento de sus respectivas reencarnaciones, un sistema de validación mutua que ha garantizado el equilibrio del liderazgo espiritual tibetano durante siglos. La importancia del panchen lama no es solo espiritual, al controlar al panchen lama, Pekín busca controlar al futuro dalái lama. Tras la desaparición de Gedhun Choekyi Nyima, Pekín organizó su propia ceremonia y nombró a otro niño, Gyaincain Norbu, como su panchen lama oficial.

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Lea: ¿Acoso sexual? La polémica detrás del beso del dalái lama a un niño

Desde entonces, coexisten dos panchen lamas. Uno, el elegido por el dalái lama, vive en un paradero desconocido, y el otro, el designado por Pekín, es educado bajo la tutela del Partido Comunista, que aparece en actos políticos oficiales y es ampliamente rechazado por la mayoría de los tibetanos en el exilio y dentro del Tíbet, que lo ven como una imposición. En las calles de McLeod Ganj, el barrio en las colinas del Himalaya indio que se ha convertido en la capital del exilio tibetano, Gedhun Choekyi Nyima no envejece. Es siempre el mismo retrato de un niño de seis años —la única imagen pública que existe de él— repetido en los altares de los monasterios, en las tiendas y en los hogares de esta "pequeña Lhasa".

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Esa imagen, congelada en 1995, funciona como una analogía de la propia comunidad que lo rodea. Exiliados desde hace más de 60 años, se aferran a la memoria de un Tíbet libre que ya solo existe en el recuerdo. Los ancianos que caminaron por ese Tíbet están muriendo y, con ellos, desaparece la experiencia vivida. Así, en el corazón del exilio, el retrato del niño que no envejece se convierte en el símbolo de una nación que lucha por mantener vivo un recuerdo mientras sus testigos desaparecen.

El futuro del Tíbet no se decidirá como en una monarquía hereditaria simple, sino a través de un complejo sistema de equilibrio entre lamas reencarnados con legitimidad histórica, líderes democráticos con un mandato popular y protectores místicos que guían el camino espiritual. El mayor desafío será cómo esta red de poder y fe funcionará sin la autoridad unificadora del 14º dalái lama, y cómo esta alianza resistirá la presión de China decidida a reescribir su destino.

MATEO MEDINA ESCOBAR
NOTICIAS CARACOL
*Con información de EFE

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