Gran controversia y preocupación causa en el país y entre ambientalistas una resolución oficial del Ministerio de Ambiente, que determina la sustracción de las áreas de reserva ambiental.También vea: Humo blanco entre comunidades y Gobierno para permitir minería artesanal en el Páramo de SanturbánLos bosques y pulmones que tiene Colombia, sus árboles y naturaleza son un privilegio y sobre esas zonas, el Gobierno expidió la Resolución 110, de enero 28 de este año:Esas sustracciones de las que habla la decisión del Gobierno es que en áreas de reservas de bosques se puedan realizar obras civiles u otro tipo de intervenciones en algunos puntos.Noticias Caracol indagó a ambientalistas y exministros del área sobre esa decisión. La primera voz fue la del profesor Klaus Schutze.“Preocupa porque realmente la historia del país y las sustracciones han mostrado que todas han sido en detrimento de nuestros bosques y de nuestras reservas forestales y es un llamado a que debemos mirar con atención esta resolución y hacer seguimiento porque preocupa realmente que vayamos a hacer sustracciones en nuestras única reserva forestales”, expresó Schutze.Lea, además: Expedición a la cordillera marina Beata: ¿Por qué es tan importante para Colombia?El exministro de Ambiente Manuel Rodríguez también se pronunció.“Eventualmente incentiva, entre otras cosas, a personas o empresas a deforestar una zona y, años después o meses después, pedir una declaración de que hay no hay bosque y, por consiguiente, hace la exploración petrolera o minera que me parece muy grave”, declaró el exministro Rodríguez.Según registros oficiales, el país cuenta con más de 30 millones de hectáreas de áreas protegidas terrestres y marinas.Podría ver: Ecoeficiencia, la propuesta empresarial para responder a la crisis medioambientalEl mensaje de los awá: andar bonito por la vida y cuidar la naturaleza
En el que es catalogado como “el encuentro más grande de la humanidad”, Colombia hace presencia mostrando lo más representativo de sus regiones para atraer con fuerza una mejor reactivación económica. Aquí los detalles de Expo Dubái. Yanira Berríos, la salvadoreña que se volvió viral en Tik Tok: "las marcas no me quieren pagar"Gilberto Salcedo, vicepresidente de turismo de ProColombia, contó en Noticias Caracol Ahora cómo será este multitudinario evento que durante seis meses buscará captar la atención de los empresarios de todo el mundo.Explicó que en cada oportunidad el expositor tiene 20 minutos para convencer a un potencial cliente, pues la idea es que se entienda el destino, sus productos y las oportunidades de inversión.Es la tercera vez que participa Colombia en estas exposiciones universales. En esta entrevista vea la estrategia de nuestro país para ganar la atención de los visitantes de Expo Dubái.Otros temas de su interés:¿Qué tanto alimento se desperdicia en Colombia?Alerta en personal de la salud: COVID-19 sería la principal causa de muerte en mujeres embarazadas
Diego Torres es un destacado fotógrafo aficionado al cual su gusto por caminar lo llevó a conocer los paisajes más hermosos de Colombia, como la Sierra Nevada del Cocuy, el desierto de la Tatacoa, entre otros.Al conocer todos estos paisajes, Diego encontró su pasión por las fotografías de aves, afición que se facilitó, ya que Colombia es el país con mayor cantidad de especies de pájaros en el mundo.De acuerdo con este fotógrafo, el país cuenta con 80 especies de aves endémicas, siendo un atractivo turístico para los extranjeros que llegan al país.“Los colibríes son las aves más pequeñas del mundo y lo interesante es que solo las encontramos en el continente americano. En el mundo hay 363 especies de colibríes, en Colombia tenemos 177 y 17 de las especies son endémicas, es decir que solo se encuentran en Colombia”, manifestó la bióloga Natalia Pérez Amaya.Para Diego, las aves son la representación máxima de la libertad y de la belleza. “Es un matrimonio entre el aire y la tierra", dice. “Justamente la fotografía hace un vínculo entre lo que podemos saber de la parte científica y lo que le podemos transmitir a la gente”, agregó Natalia Pérez Amaya.Lo que más le da satisfacción a este fotógrafo aficionado es poder contarle a otras personas lo que convive con ellos en su ciudad y su país.“La biodiversidad es un recurso muy valioso que, si lo sabemos explotar, nos va a generar mucho turismo“, sostuvo el fotógrafo Diego Torres.Por último, Diego indica que por medio de la fotografía también se aprende a valorar a cuidar los ecosistemas del país y la biodiversidad que tiene Colombia, que también se ve representada a través de los colores de “nuestras aves”.
Cada departamento de Colombia cuenta con un sinnúmero de tesoros y joyas naturales. Entre ellas están:En el Caribe colombiano: el Parque Nacional Natural Tayrona, la Sierra Nevada de Santa Marta, el archipiélago de San Bernardo, las Islas del Rosario, el golfo de Morrosquillo, la bahía de Cispatá y el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y Los Callos.En el Pacífico: el Parque Nacional Natural Utría, el Parque Nacional Natural Uramba, la bahía Málaga, la isla Gorgona, el golfo de Tribugá y el santuario de flora y fauna Malpelo.En la zona Andina: los parques nacionales naturales Chingaza, El Cocuy y el santuario de flora y fauna Iguaque.En la Orinoquía y Amazonía: el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, El Tuparro, los cerros de Mavicure y la selva amazónica.Entre estos lugares mágicos llaman la atención sitios como el Chiribiquete y la serranía de La Lindosa, donde se encuentran pinturas rupestres que datan de más de 7.000 años y bloques rocosos llamados tepuyes, que pueden alcanzar entre 400 y 500 metros de altura.“Esto nos llevó a ser reconocidos a nivel mundial como un sitio de patrimonio natural y cultural de la humanidad”, dijo Carlos Castaño Uribe, director de la Fundación Herencia Ambiental Caribe, sobre este territorio.A este tesoro se suma Malpelo, una isla con más de 60 especies de aves registradas.Además, “están las grandes escuelas, por ejemplo, de tiburones martillo, una especie altamente migratoria y hoy en día en peligro crítico de extinción”, recalca Sandra Bessudo, directora de la Fundación Malpelo.Otra perla natural es la reserva de biósfera Seaflower, ubicada en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, la tercera barrera coralina más grande del mundo, donde desafortunadamente existen “más de 2.300 especies amenazadas, entre esas tenemos especies de corales, especies de aves migratorias, aves playeras”, según Arne Britton González, director de la Corporación Coralina.Los páramos y la AmazoníaLos primeros abastecen a cerca del 70% de la población colombiana con el recurso más importante, el agua, mientras que la selva amazónica cuenta hasta con 270 especies de árboles por hectárea.Los nevados son tesoros que hacen presencia en seis zonas del territorio, con sus glaciares.“Son sitios a los que aproximadamente les quedan 30 años de vida y nosotros, con las buenas prácticas que tengamos desde nuestros hogares, conservando el agua, aportamos a que una gota menos sea derramada sobre los arenales de los glaciares”, afirma Nicolás díaz ‘Lobo’, director y expedicionario de Club Huella de Montaña.Otro sitio mágico por la diversidad de sus colores, plasmados en algas, es Caño Cristales, “la primera tierra originaria que hubo en el mundo. Por ser tan antigua tiene una composición de especies de flora y fauna bastante especiales”, señala José Saulo Usma Oviedo, especialista de agua dulce de WWF Colombia.Además, Colombia cuenta con alrededor de 290.000 hectáreas de manglares, la sala cuna de diferentes especies marinas y de agua dulce.Paula Cristina Sierra Correa, doctora en ciencias del mar y coordinadora de Invemar, explica que “estos ecosistemas cuentan con la fortuna de ser visitados por las ballenas jorobadas en el Pacífico colombiano, que vienen en sus migraciones desde la Antártica, pasando por Chile, y llegando a las aguas cálidas de nuestro país, donde vienen a reproducirse y a empezar la crianza de sus ballenatos”.¿Están en riesgo las joyas naturales del país?Cristian Díaz, decano de la facultad de Ingenierías y Ciencias Básicas de la Universidad Areandina, dice que se ponen en peligro si se permite “que estas áreas se conviertan en balnearios o en parques temáticos para fines y usufructos de privados”.Estas fuentes de vida representan un valor estratégico para el país, no solo por su enorme diversidad, sino por la amplia oferta de bienes y servicios ambientales que nos ofrecen, principalmente el agua, necesaria para la vida.
Conocer y retratar la belleza majestuosa de Colombia es un lujo que no todos se pueden dar. Andrés Hurtado García, ecólogo y fotógrafo, ha tenido ese privilegio y desde que tiene memoria ha recorrido el país. Hoy es insignia en la educación ambiental.Con 80 años, los pasos de Andrés Hurtado García siguen siendo enérgicos. A este doctor en Literatura, periodista, ecólogo y fotógrafo pareciera que los títulos le importaran poco, pues sabe lo que sus pies han recorrido y lo que sus ojos han visto.Nació en Armenia, en el seno de un hogar de 12 hijos y con una fascinación por la naturaleza desde siempre."Cuando yo estaba entre 3 y 4 años, tenía, no sé por qué, una fascinación por los ríos (y la tengo). Me gusta buscar el origen de los ríos y así. Cuando hice conocer a Colombia y al mundo el Caño Cristales, no lo descubrí pero lo hice conocer, llegué hasta el nacimiento y he llegado a nacimientos de ríos en todos los continentes, incluido el Asia”, recuerda.Con apenas 7 años de edad subió por primera vez al Nevado del Ruiz."Subimos a 5.200 metros del Ruiz, yo llegué a la cumbre feliz, yo corría por la nieve encantado. Los compañeros grandes se vomitaban, les dolía la cabeza, yo los miraba y decía: ¿qué les pasa a estos? Cuando bajé, ellos se aliviaron y yo comencé a vomitar. Ahí comenzó mi vida de alpinista que me llevó a ser profesor de alpinismo en España y a escalar en todos los continentes", dice.Desde entonces, los viajes no le han faltado. Se convirtió en luchador incansable del medio ambiente y un fotógrafo insaciable de las maravillas de Colombia.Con su experiencia logró publicar tres libros y el cuarto está en proceso. ‘Colombia secreta’, el primero, es el libro de lujo de mayor venta en Colombia; el segundo, ‘Caminando Colombia’, y el tercero, ‘Parques Nacionales’ de Colombia.Andrés reconoce que en sus viajes a lo único que le tiene miedo es a las minas antipersona en la selva o ahogarse y aun así no dejaría nunca de viajar.Con recelo cuida a sus fieles compañeras de travesía, sus cámaras, y confiesa su disgusto por el abuso del Photoshop."Yo he visto fotografías de Caño Cristales, con unos colores rojos. Y a alguien que publicó en una revista unas fotos mías y que les pusieron un Photoshop violento, le dije: 'oiga, perdone, ese no es el color del río'. Yo acepto que le pongan algo para quitarle los reflejos o para quitarle manchitas porque de tanto cambiar lentes entran manchitas, o porque tome la foto en un día muy opaco”, cuenta.De sus recorridos por el mundo en pro de la ecología, hay temas que en definitiva le indignan."Inglaterra, Alemania y Noruega, desde el tiempo de Santos, dan millonadas de dólares para que Colombia conserve la selva Amazónica y la preserve, y ven que eso no ha servido para nada y siguen dando. Dirán en el gobierno, ¿serán tontos? No, no, tontos no son. Mire usted el presupuesto del ministerio donde está, es de los últimos. Segundo, lo que todos los ambientalistas estamos en contra es el Puerto de Utría, que destruiría lo que queda de la selva del Chocó, porque le hacen carreteras y la carretera lleva gente y la gente daña la selva”, cuestiona.Andrés Hurtado García es consciente de que por más esfuerzos que haga el hombre, ya existe un daño irreversible.Cuenta que la pandemia le dio el tiempo para escribir otro libro, pero también para hacer una reflexión sobre la vida."Mi conclusión es miti-miti. Yo vivo una felicidad total en la naturaleza, en lo que he hecho y en lo que pienso hacer. La mitad, y la otra mitad es una tristeza infinita. Me tocó ver ahora en Puerto Carreño, cuando hice la segunda o tercera vez el recorrido de Humboldt por el Orinoco, que estábamos en Puerto Carreño con unos amigos y llegó el carro de la basura, levantaron la tapa y antes de que los encargados metieran las bolsas, apareció una nube, como 15 niños y mujeres al carro de la basura a sacar porquerías y a comer. Yo vivo muy triste. Yo lloro por la situación de tanto colombiano. Esa es mi vida", describe.Una trayectoria que lo ha llevado a todos los continentes, y que le ha permitido experimentar de primera mano las necesidades del ser humano. Hasta el último de sus días, dice Andrés, velará por exaltar las riquezas de Colombia, dejando en sus fotografías un legado imborrable para la humanidad.
Para nadie es un secreto que Colombia es una potencia en diversidad biológica y cultural. Esa riqueza está representada en 59 áreas naturales que hacen parte de Parques Nacionales, áreas que cubren más de 142 mil kilómetros cuadrados del territorio.De los 59 parques, 36 tienen vocación ecoturística.“Nosotros somos uno de los tres países más biodiversos del mundo: somos primeros en aves, segundos en plantas, terceros en palmas, cientos de mamíferos y somos el quinto país en diversidad de primates”, explica Erwin Palacios, director de estrategias participativas de conservación.No obstante, falta mucho por hacer. Orlando Molano, director de Parques Nacionales Naturales, habla claro y estima que se necesitan 700 mil millones de pesos para arreglarlos.Uno de los nuevos parques que abrió recientemente, luego de diez años de permanecer cerrado, es Los Estoraques, donde resaltan las imponentes columnas que labró el viento y el tiempo, disponibles para los visitantes en el departamento de Santander.También se trabaja frente al fenómeno de la deforestación.Otro de los problemas de los Parques Nacionales Naturales es que pocas personas los conocen, la afluencia de público es baja y por eso otro de los retos de la administración actual es incentivar las visitas.Para Palacios, hay una desconexión entre la gente y las áreas protegidas“Entender de qué manera podemos disfrutar de esas áreas que elevan el espíritu. Cuando tu estás en la naturaleza, un páramo o viendo una ceiba de 30 o 40 metros de alto pasas a otra dimensión que es difícil de explicar”, sostiene.Esa relación, agrega, solo se puede construir si se inicia desde los más jóvenes y lograr así que más colombianos se enamoren de los parques nacionales.
Uno de los tesoros naturales que tiene Colombia es el endemismo; la exuberancia de la biodiversidad salta a la vista gracias a los distintos ecosistemas: montañas, desiertos, manglares, páramos, sabanas, selvas, océano, glaciares. Todos tan variados como las especies que habitan en cada uno de ellos.“Tenemos cerca de 1.000 especies endémicas. Donde mayor número de especies tenemos es en las ranas, casi la mitad de las especies que hay en el país son endémicas. También los peces de agua dulce, tenemos cerca del 25 por ciento que son especies endémicas”, explica Carolina Castellanos Castro, investigadora del Instituto Humboldt.José Saulo Usma Oviedo, especialista de agua dulce de WWF, resalta también que “tenemos especies únicas como el oso de anteojos, que es la única especie de oso de toda Suramérica. Somos privilegiados porque solamente Asia y Suramérica tienen delfines de río, que se han adaptado a nuestras cuencas Amazonas y Orinoco”.Una diversidad biológica que pone a Colombia en la lupa de investigadores de diferentes ramas de la ciencia.Aunque aún falta mucho por conocer, se avanza en la caracterización y descubrimientos de nuevas especies.En contraste con esas maravillas, está el peligro de la extinción. Si bien Colombia cuenta con una amplia lista de especies endémicas, también tiene una lista roja en la cual se registran las amenazadas.“Tenemos 1.460 especies en alguna categoría de amenaza, es un número bastante considerable. Resalta el número de especies críticamente amenazadas, esas son las de mayor atención, las que están más cercanas a la extinción y para Colombia tenemos 297”, explica José Fernando González Maya.Por su parte, Cristina López Gallego, del comité de conservación de plantas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, señala que de las 6.000 especies de plantas que han evaluado en los últimos años en Colombia, el 20% están en riesgo.Carolina Castellanos va más allá y explica cómo todo puede echarse a perder si no se actúa ahora mismo.“Los ecosistemas son una red de muchas especies interactuando. Eliminar una especie automáticamente elimina la interacción que esa especie tiene con todas las demás y su rol en las funciones del ecosistema. Hay un punto en el que tú ya quitas demasiados que ya el ecosistema no funciona, como un Tetris”, señala.Expertos coinciden en que en el país no se valora suficiente la biodiversidad y dependerá solo de los colombianos cuidar a estas especies únicas.
Colombia es uno de los países con mayor número de recursos hídricos en el mundo. Una riqueza que se refleja en una majestuosa red superficial de aguas.“Tenemos cinco grandes macro cuencas: Caribe, Pacífico, Magdalena, Cauca, Orinoquía y Amazonía. Así mismo tenemos 44 zonas hidrográficas y más de 311 subzonas hidrográficas. Esto básicamente se traduce en una gran disponibilidad hídrica”, explica Fabián Caicedo, director de recursos hídricos del Ministerio de Medio Ambiente.Altas montañas, extensas sabanas y húmedas selvas se convierten en esa joya donde nacen los más importantes centros hidrográficos de la nación, como el Nudo de los Pastos, el Páramo de Sumapaz, el Páramo de Guacheneque, el Nudo de Santurbán, la Sierra Nevada de Santa Marta y el macizo Colombiano.El macizo cuenta con 362 cuerpos lagunares en la alta montaña, 13 páramos y ecosistemas ricos tanto en flora como fauna, es identificado como un reservorio de agua; de él nace el río Patía, Cauca, Magdalena y Caquetá.Colombia cuenta con 42 ríos, entre estos, el Magdalena, la vía fluvial más importante del país, con una longitud de 1.558 kilómetros, de los cuales 990 kilómetros son navegables.El Magdalena atraviesa Colombia de sur a norte y desemboca en el mar Caribe en Bocas de Ceniza.El río Cauca es el segundo río más importante de Colombia, el Amazonas contribuye con una quinta parte del suministro total de agua dulce a los océanos globales.“El río, al igual que la laguna, al igual que el clima en sus distintas manifestaciones, no son cosas, no son objetos sobre los cuales los humanos podemos tomar decisiones arbitrarias”, manifiesta Gustavo Wilches Chaux, escritor y ambientalista.En la riqueza hídrica de Colombia también se destaca el río Orinoco, cuarto río más largo de Suramérica con una longitud de 2.140 kilómetros y una superficie de casi 989.000 km², de los cuales el 35% queda en territorio colombiano.Según el Estudio Nacional del Agua del Ideam, la oferta hídrica de Colombia es seis veces superior a la oferta mundial y tres veces mayor que la de Latinoamérica.“Tenemos el 50% de los páramos en el mundo, tenemos 36 grandes complejos de páramos que de alguna manera es donde emanan los grandes ríos”, destacó Caicedo.Diógenes Horta, pescador artesanal, responde así a la pregunta ¿qué significa el río para usted?:Han sido impulsores del intercambio de bienes, transporte y pesca; en los ríos colombianos existen más 290 especies de peces dulceacuícolas, de las cuales los más conocidos y comercializados son: bagre, bocachico, carpa, cucha, mojarra, tilapia y trucha, entre otros.“Conservar el agua quiere decir conservar los bosques, conservar los suelos, conservar las culturas que han considerado que el agua como los bosques y como muchas especies de animales y vegetales tienen carácter sagrado”, aseguró Wilches Chaux.Hace 10 años Colombia era el sexto país con mayor riqueza hídrica en el mundo, hoy estamos ocupando el puesto número 16 y este descenso obedece a la presión que se está ejerciendo en las cuencas hídricas, a la contaminación del recurso hídrico y al mal manejo que se le está dando al agua.
Colombia es uno de los diez países del mundo con mayor biodiversidad. Tiene tres cordilleras, la mitad de los páramos del planeta, el 42% del país es selva amazónica, y los océanos Pacífico y Atlántico son el hogar de cientos de especies.Y es que, sin duda, Colombia es una joya natural para el mundo, pues es el país con mayor diversidad biológica por kilómetro cuadrado.Según cifras del Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia, hay un registro biológico de 58.312 especies. Es el primer país en aves y orquídeas, el segundo país en plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce, el tercero en palmas y reptiles y el sexto país en mamíferos.“Hemos estado desde el año 2000 tal vez encontrando una o dos especies de aves nuevas para la ciencia casi cada año, cada dos años. Describiéndolas en artículos científicos y agregándolas a nuestros libros, a nuestro conocimiento”, explica Diego Calderón, biólogo y director de Colombia Birding.La Amazonía es el bosque tropical más grande del mundo, une a nueve países suramericanos. En suelo colombiano cobija los departamentos del Guainía, Guaviare, Vaupés, Amazonas, Caquetá y Putumayo.Hay más de 9.269 especies de plantas y más de 4.500 especies de fauna, según registros del Ministerio de Ambiente. Además de ser el hogar de 64 de los 115 pueblos indígenas nativos de Colombia, que son los guardianes de tanta riqueza.“El 42 por ciento de Colombia es Amazonía y el 28 por ciento de Colombia son territorios indígenas, este es el territorio indígena continuo más grande del planeta Tierra. No solamente es, como dicen, el pulmón sino también es el riñón, el corazón y el hígado del país y del planeta”, explica Francisco von Hildebrand, director ejecutivo de la Fundación Gaia Amazonas.“El Amazonas por un lado hemos escuchado todo el aporte que trae frente a fijar el carbono, frente al oxígeno, pero también transporta el agua desde el Atlántico hasta Los Andes a través de los ríos voladores, a través de los sistemas de nubes. Sin el Amazonas no tenemos agricultura, energía hidroeléctrica, el agua que tomamos todos los días en los hogares”, agrega Von Hildebrand.El Amazonas también es un lugar ambientalmente estratégico para el hábitat del felino más grande del continente.“El jaguar ancestral latinoamericano tiene un valor fuertísimo porque no solo tiene un valor en la biodiversidad sino en la cultura. Existe donde están bien conservados los ecosistemas: en el Amazonas, los Llanos, la sierra nevada de Santa Marta, la depresión momposina y lo que llamamos el chocó biogeográfico y esos valles interandinos como el Magdalena Medio”, indica Esteban Payán, director regional Suramérica de Panthera.“El jaguar existió desde el sur de los Estados Unidos, hoy en día es solo desde el norte de México hasta el norte de Argentina y en Colombia también ha perdido más del 50 por ciento de su hábitat natural. Colombia en esa geografía juega un papel importantísimo porque es la bisagra que une las poblaciones de jaguares centroamericanas con las poblaciones de jaguares suramericanas. Si se pierde la ruta de paso y de poblaciones estables y en Colombia perdemos esa conexión por siempre y se separan para siempre”, agrega Payán.El mar aporta la otra mitad del territorio colombiano. El país comparte fronteras marítimas con Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Jamaica, Haití y República Dominicana. Debajo de sus aguas la vida pareciera ser infinita. Y allí se encuentra uno de los ecosistemas claves para la supervivencia de cientos de especies.“Una de la importancia de la flora y fauna de Colombia son los manglares, son ecosistemas muy importantes. Ocurren a lo largo de la costa del Caribe y del Pacífico. En el Pacífico, los manglares son entre los más altos de todo el mundo. En el Caribe se han visto afectados más por el desarrollo costero y la actividad humana, que han degradado muchos de los manglares pero aún existen”, indica Sebastián Troeng, vicepresidente ejecutivo de Conservación Internacional.“En Colombia tenemos 5 de las 7 especies de tortugas marinas que se encuentran en el mundo. Todas ellas bajo un riesgo de extinción: la tortuga verde, la tortuga carey, la tortuga cabezona, la tortuga caná, que es la tortuga de cuero, y la tortuga golfina, que la tenemos exclusivamente en el Pacífico colombiano y tenemos la playa de anidación más importante de ellas”, señala Karla Barrientos, directora científica de la Fundación Tortugas del Mar.La caza, la tala de bosques, el tráfico ilegal de especies, la ampliación de la frontera agrícola, la contaminación de ríos y mares y factores como el cambio climático están poniendo en alto riesgo la supervivencia de todas ellas.Nuestra responsabilidad como habitantes de un país megadiverso, sin duda, es proteger esta joya natural.
“A mí me han mordido caimanes, boas, me han mordido cazadoras en la cara, loros, ratas, murciélagos, hay una larga lista”, dice Sebastián Di Domenico, un biólogo que ha captado con su lente las maravillas de Colombia.Aunque ha sufrido la picadora de zancudos, coloraditos, sanguijuelas, nemátodos y un sinfín de especies, reconoce que la mordedura más dura fue la de un caimán: “es como un pellizco de tía multiplicado por diez”.Di Domenico reconoce que antiguamente vivía muy cómodo en la ciudad, “no me gustaba ensuciarme, no me gustaba el calor, yo miraba cualquier planta y para mí era una planta cualquiera, miraba un pájaro y para mí era un pollo cualquiera”.Sin embargo, en la universidad su mente se abrió: “los profesores sí me cambiaron, mi enfoque no eran los animales. Cuando yo volvía de mis salidas de campo y les mostraba fotos a mis amigos ellos no lo podían creer”.Reconoce que “fue a través de eso que yo me di cuenta de que esto es una herramienta útil como para concientizar a la gente de lo que tenemos”.Entre sus hazañas se cuenta el encuentro con un jaguar: “yo estaba buscando al jaguar, de la nada salió el animal del bosque. Era como un gato del tamaño de un perro mediano. Al principio ni siquiera me preocupé por si la foto se veía bien o no; el animal me vio, se quedó mirándome mientras tomaba agua, mirándome a los ojos, de esas miradas que a uno le miran el alma”.Al final, logró la tan anhelada postal.Para este biólogo, la diversidad de los ecosistemas en Colombia es lo que hace “tan hermoso vivir acá”.“Si puedo cambiar una mente foto por foto yo con eso me siento satisfecho”, reconoce este amante de toda forma de vida salvaje, especialmente de las serpientes.