Tenía al menos diez cuentas falsas de Facebook y WhatsApp. Se ganaba la confianza de las víctimas en Colombia y EE. UU. para pedirles fotos y videos íntimos.
“El demonio existe, yo me lo encontré”, dijo el padre Leandro Bonnin en respuesta a otro cura que afirmó recientemente que se trataba solo de un símbolo.