Como un acto de contrición y de arrepentimiento, los líderes comunitarios se disculparon por no haber acatado la cuarentena nacional. Así lo hizo Óscar Acevedo, el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Curití, en Liborina, Antioquia. “Disculpas para todas las personas que hayamos ofendido con este hecho, las disculpas en nombre de la vereda de Curití”, dijo Acevedo. También actuó de la misma manera Uriel Álvarez, habitante de Olaya, otro municipio antioqueño en el que decenas de habitantes se unieron a la conmemoración del viacrucis. “De antemano vuelvo y les digo, estamos muy arrepentidos y no volverá a suceder esto”, manifestó. Aunque aseguraron que se trataba de un acto de fe, reconocieron que con la procesión pusieron en riesgo a decenas de personas, incluidas niños y adultos mayores. “Hoy quiero hacerles una invitación a que oremos en familia, a que oremos desde nuestras casas y no hagamos aglomeraciones”, pidió Anlly Juliana Álvarez, quien también vive en Olaya. Las autoridades advirtieron que aunque esta vez las consecuencias fueron pedagógicas, si esto se vuelve a repetir, se impondrán las sanciones correspondientes. “La mejor manera de poner en práctica nuestros preceptos religiosos es proteger al prójimo como nos protegemos nosotros mismos”, indicó el coronel Jorge Cabra, comandante de la Policía de Antioquia. El oficial aseguró que trabajará mancomunadamente con las alcaldías municipales para garantizar el cumplimiento de la norma.
Se trata de su expareja sentimental, quien según la Policía habría viajado desde Medellín para quitarle la vida. El hombre de 33 años fue detenido luego del atentado propiciado con un arma blanca en zona rural de Santa Fe de Antioquia, municipio ubicado a una hora de recorrido en carro desde Medellín. Según la Policía, el presunto agresor le propinó 16 puñaladas en “tórax posterior, cuello y mano izquierda”, estas últimas en un desesperado intento de la mujer por defenderse. Andrea Zapata Puerta, de 31 años y quien tiene dos hijos de una anterior relación, fue trasladada desde el sector Quebrada Seca, en el corregimiento de Sucre, a un centro asistencial. Allí le salvaron la vida. Minutos después, la Policía detuvo al supuesto agresor cuando huía del lugar, a quien dejó a disposición de la Fiscalía para que responda por intento de homicidio. Foto: cortesía Policía
Foto: cortesía Canal Telesantafé. Sorprendidos quedaron los uniformados al despertar y darse cuenta que de la finca donde descansaban, un hombre robó varios artículos. El dueño de la inmueble, Hernando Castro, prestó la casa a la Policía del municipio de Olaya -ubicado en el occidente de Antioquia- para que descansaran los policías, ya que ellos serían los encargados de resguardar la seguridad durante las Fiestas del Verano en el corregimiento Sucre. “Prácticamente estaba estrenando la bicicleta, la compré el 20 de diciembre. Es una en carbono con un marco español y con accesorio XTR, y las llantas y los rines eran de marca”, manifestó Hernando Castro, víctima de robo. Lo curioso del hecho es que la finca cuenta con tres perros que cuidan el lugar y esa noche, por ocasión de la llegada y descanso de los 11 uniformados, el dueño decidió encerrarlos. “Esa fue la falla nuestra, porque cuando los perros están sueltos aquí no entra nadie”, afirmó Hernando Castro quien ofreció una recompensa de 2 millones de pesos para quien le ayude a recuperar su bicicleta. Cesar Valencia, quien también fue víctima de robo, describió a la persona: la persona tenía cerca de un metro con 70, color trigueño, delgado de al menos 30 años. “Mínimo debería haber quedado uno de los policías de guardia para velar por la seguridad de sus compañeros”, puntualizó Valencia al Canal Telesantafé. Los dueños del lugar manifestaron que otra finca aledaña también fue robada. El robo total suma cerca de 20 millones de pesos. Ante estos hechos las autoridades del municipio afirmaron que se está investigando.
Se trata de Jorge Mario Mena Parra, quien falleció durante las horas de la noche del pasado viernes cuando se movilizaba en una motocicleta. Los hechos ocurrieron cuando el personero del municipio de Olaya, occidente del departamento de Antioquia, se dirigía hacia el corregimiento de Sucre. Según información preliminar entregada por las autoridades, Mena Parra habría perdido la vida producto de un fuerte golpe en la cabeza, ya que en el momento del incidente no portaba casco de protección. “En una curva perdió el control de la moto chocando contra un barranco de la zona”, señaló una persona cercana del hoy fallecido.
Durante años el periodista e investigador Carlos Daguer se sumergió en archivos centenarios, documentos coloniales y registros remotos para reconstruir una historia que parece de fábula: cómo el enfrentamiento que hubo en 1802 entre el Cabildo municipal y el virrey Pedro Mendinueta por el manejo de la epidemia de viruela en Santafé de Bogotá desató la primera campaña mundial de vacunación.Más sobre la FILBo: Paco Calvo llega por primera vez a la FILBo con Planta sapiens, su nuevo libroEl 19 de junio de ese año los neogranadinos le enviaron a Madrid esta carta al rey Carlos IV con sus quejas sobre el virrey. Los coletazos de este conflicto cambiarían para siempre la historia de la salud pública...“Estamos en el claustro de las aguas, es una edificación colonial que se construyó en el año 1600 al lado del río San Francisco. En 1802 fue el equivalente a lo que en la pandemia del COVID fue Corferias, fue un hospital provisional donde fueron recibidos los pacientes con viruela que hubo en la epidemia que comenzó en 1801 y terminó en 1803, epidemia que a su vez fue la causa por la cual el rey Carlos IV decidió enviar la primera expedición que trajera la vacuna a América”, dice Daguer.El origen del pleito en la capital neogranadina era que mientras el virrey recomendaba adecuar sitios de aislamiento para los enfermos y así tratar de cortar el contagio, los concejales exigían la creación de hospitales provisionales y un presupuesto para darles tratamientos dignos a los variolosos. El pánico que provocaba en los santafereños la viruela era apenas natural: los hachazos de la muerte del último brote en 1782 llenaron de horror la vida de la capital neogranadina.La epidemia de 1782 fue gravísima y dejó un recuerdo horrible en los bogotanos. En una Bogotá que tenía no más de 20 mil habitantes, menos de 20 mil habitantes, 17 mil tendría, pudo haber matado a 7 mil personas en aquel entonces, 40 por ciento de la población.Mario Mendoza presenta Los vagabundos de Dios en la FILBo: "Soy un religioso sin fe"“¿Exactamente qué hacía en el cuerpo la viruela, cómo afectaba a la gente?”, le pregunto. Daguer contesta: “La viruela era una enfermedad aterradora porque deformaba no solo la piel sino también el cuerpo de las personas, eran granos que salían y que cubrían prácticamente todo el cuerpo y toda la cara, o sea no quedaba a veces espacios en el rostro donde no hubiera un grano. De ese grano salía un pus, pero este pus era el pus de la infección; las personas quedaban con frecuencia ciegas, las marcas en el rostro eran clarísimas de las personas que habían sobrevivido a la viruela, la tasa de mortalidad era altísima, aproximadamente tres de cada 10 personas podían morir por la infección por viruela”.La investigación de Daguer estableció la disputa neogranadina como la génesis de la famosa Expedición Filantrópica de la Vacuna que emprendió la corona española en 1803. El barco María Pita zarpó de La Coruña en España y llegó a Venezuela en 1804. Luego sube a Cuba y México donde la expedición cambia de barco, el Magallanes, que zarpa de Acapulco y toma rumbo hacia el otro lado del mundo, atravesando el océano Pacífico. Primero hasta Filipinas y China, y luego bordeando el océano Indico y después el Atlántico hasta pasar por la isla Santa Elena, muy cerca de África. Finalmente, en 1806 la expedición llega a Lisboa y posteriormente termina en Madrid.“Como la vacuna había llegado siempre degradada a Suramérica cuando se transportó en vidrios, el rey dijo de una vez por todas como hemos fracasado en esos intentos hagamos el intento de organizar una expedición que atraviese el océano Atlántico con niños huérfanos, porque decían no van a regresar a su casa, y así es como organizan la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna en la que 22 niños huérfanos partieron de La Coruña y cada 10 días les inoculaban el pus vacuno de manera progresiva para garantizar que el pus llegara fresco y en vigor”, asegura el periodista.Daguer, un hombre interesado por la historia de las epidemias, se zambulló durante tres años en archivos históricos de España, Colombia y Ecuador; revisó manuscritos olvidados y se valió de expertos para traducir expedientes antiguos. Así construyó su libro El pus de los milagros.“La vacuna sale de España el 30 de noviembre de 1803 y llega a las bocas del Magdalena el 14 de mayo de 1804. Y a Santafé de Bogotá en diciembre de 1804”, añade el periodista.A flor de piel, la novela del escritor español Javier Moro, recapitula parte de esta historia desde la visión española, pero Daguer se concentra en lo acontecido con la epidemia en Colombia. Por ejemplo, el traslado de la vacuna a través de 10 niños cartageneros que salieron de La Heroica remontando el Magdalena hasta Honda y que después llegaron a Santafé de Bogotá, imitando la gesta de los 22 vacuníferos originales.Daguer también documentó cómo las autoridades neogranadinas implementaron estrategias para encarar la crisis mientras la linfa milagrosa arribaba a la capital.“El manejo de la epidemia de 1802 fue aplaudido, las autoridades se felicitaron por lo que habían logrado, esta estrategia de haber creado hospitales provisionales, de haber destinado recursos para la población, ellos decían que eso había hecho posible que las muertes fueran muy pocas. En una ciudad de 30 mil habitantes murieron aproximadamente, según las cuentas que nos entregaron, 330 personas”.Una de las medidas más revolucionarias en materia de salud pública fue que por primera vez se hizo un censo de la población que no había padecido la viruela. ¿El objetivo? Saber cuántas personas eran susceptibles de enfermarse, pues se sabía que quienes habían padecido la infección ya estaban fuera de todo riesgo.“Y al saber cuántas personas eran susceptibles de infectarse podían hacer un cálculo financiero de cuánto iba a costar el manejo de la epidemia, podían calcular cuántos medicamentos serían necesarios adquirir e iban a saber el número de habitantes que posiblemente iban a padecer la epidemia. Esta es una primera práctica ilustrada que se aplica en esta epidemia”.Cuando finalmente llegó la vacuna a la gélida sabana santafereña, en diciembre de 1804, la epidemia de viruela ya había desaparecido nuevamente. En buena medida por cómo el cabildo y los neogranadinos enfrentaron lo ocurrido.“A pesar de que ya cuando llega la expedición de la vacuna la epidemia ya se había apagado, fue el pretexto para dejar instaladas las instituciones de salud pública de Colombia. La expedición de la vacuna tiene un carácter fundacional en nuestras instituciones de salud pública, uno puede decir que una junta de vacuna fue la tatarabuela de una secretaría de salud.En un viaje al pasado recorrimos junto a Carlos Daguer los escenarios protagónicos de su libro en el centro de Bogotá. En 1802 la capital tenía 195 manzanas, ocho barrios, 31 templos, 13 conventos y tan solo un hospital.Empezamos el recorrido en el actual Parque Santander. Bajo la batuta de los religiosos de la Orden Tercera, ubicada en esta iglesia, se creó en agosto de 1802 un hospital provisional para atender mujeres infectadas con viruela. De 250 internadas allí, 40 fallecieron.“Para la iglesia era muy importante evitar que los feligreses dejaran de pagar sus diezmos, entonces para la iglesia había un objetivo de salvar la vida de las personas, de atenderlas por caridad cristiana, pero evidentemente también había un propósito declarado en los documentos de que la viruela también podía reducir los diezmos que recibía la institución”, dice Daguer.Después pasamos por la Plaza de Bolívar, que hace dos siglos era la Plaza Mayor y que reunía las principales instituciones del Virreinato. Donde hoy queda la Alcaldía de Bogotá estaban el Cabildo y la residencia del virrey. De allí bajamos a la iglesia San Juan de Dios, donde funcionaba entonces el único hospital de la capital, el San Juan de Dios.Una de cada seis personas que entraban allí salía con los pies por delante, cuenta el periodista.“La gente entraba para morir, por decirlo de alguna manera, con alguna dignidad y para recibir algún tipo de cuidados, para recibir la caridad cristiana; por eso es que los primeros hospitales fueron creados por órdenes religiosas, eran más, en efecto, un lugar para recibir cuidados en vísperas de la muerte que para salir con vida”.Terminamos nuestro trayecto en el Archivo General de la Nación, donde Daguer halló los documentos que sustentan su libro. Junto a él revisamos manuscritos invaluables que registraban, por ejemplo, los gastos de los hospitales provisionales de la época o la comida y ropa que les daban a los variolosos.“Aquí estamos viendo un legajo que contiene la cuenta de gastos en el hospital establecido en Las Aguas para la curación de viruelas desde el 6 de junio de 1802. Ahí podemos ver cómo adecúan esos hospitales, encontramos que llevan cucharas, que llevan frazadas, que llevan enaguas, que llevan calzones, pero también los alimentos que les daban a los pacientes, uno encuentra mucho chocolate, miel de abejas, arroz, arracacha, cebolla. Eso fue completamente inédito en la historia de las epidemias en el Nuevo Reino de Granada”.A pesar del inmenso avance en materia de salud, Daguer suelta un dato increíble. Se gastó en el manejo de la epidemia, que duró meses, casi lo mismo que costó el recibimiento que se le dio en Santafé al sucesor de Mendinueta, el virrey Antonio Amar y Borbón.“A pesar de que hubo una inversión altísima para la atención de los enfermos, no deja de ser muy gracioso que la suma total de la atención sea muy parecida a los 5000 pesos que se invirtieron para recibir al virrey Amar y Bourbon un par de años después”.El economista e historiador Cristhian Bejarano fue otro aliado que Daguer sumó en su camino. Revisando los registros de las parroquias de la época, Bejarano analizó más de 16 mil entierros de entonces para extrapolar cuándo se dieron los picos de muertes por viruela en Santafé de Bogotá. Bejarano cuenta que los entierros costaban un dineral en aquellos tiempos y que era usual que los niños muertos fueran dejados en las iglesias.“Los dejaban tirados en el alto sano de las iglesias, entonces uno siempre encuentra en el libro que en los periodos de epidemia los curas anotan: ‘Hoy dejaron tres angelitos en el alto sano’, al otro día ‘seis angelitos en el alto sano’, sin identificar su sexo ni su nombre”.En 1558 llegó la viruela a estas tierras que corresponden a Colombia. Desde entonces la epidemia solía reaparecer cada 20 años. Los esfuerzos de la ciencia lograron erradicar esta enfermedad apenas en 1979, es decir 408 años después de que asolara por vez primera a Bogotá y provocara en el mundo millones de víctimas. El último caso registrado en Colombia es de 1966.Este libro de Carlos Daguer es un esfuerzo por contar un capítulo apasionante de la salud pública que la mayoría desconocemos. Un viaje al pasado para conocer la historia del pus de los milagros.
Se cumplen dos décadas de la terrible tragedia que enlutó a Bogotá y a Colombia, pues una ruta del Colegio Agustiniano Norte fue aplastada con una maquinaria recicladora de asfalto, la cual acabó con la vida de 23 personas, entre ellas 21 ángeles.Le recomendamos leer: ¿Cómo fue la tragedia del Agustiniano Norte en la que murieron 21 ángeles?Se trató del bus número 12. A pesar de que el Cuerpo de Bomberos de Bogotá llegó rápidamente al sitio para atender la emergencia, que ocurrió sobre las 3:15 p.m., en la calle 138 con avenida Suba, 21 menores que hacían parte del plantel educativo murieron, pues el vehículo que les cayó encima pesaba 40 toneladas.En aquel entonces, Noticias Caracol rindió un emotivo homenaje a las víctimas, con los nombres y rostros de esos 21 ángeles que murieron el 28 de abril de 2004 en una tragedia que causó gran pena y tristeza en la capital colombiana y en diferentes partes del país.¿Quiénes eran los niños que murieron en la ruta del Colegio Agustiniano Norte?Andrés David Mazo Carvajal (6 años)Juan Pablo Moreno Vergara (8 años)Sebastián Camilo Moreno P. (10 años)Juan Leonardo Sandoval Niño (8 años)Juan Sebastián Reyes Beltrán (4 años)Juan Felipe Marroquín Huertas (10 años)Juan Manuel Marroquín Huertas (13 años)Sergio Andrés Blanco López (9 años)Sebastián Enrique Vaca Ruiz (9 años)Juan Vicente Ortíz Torres (12 años)Cristian Camilo Rubiano Rodríguez (10 años)Jorge Eduardo Rueda Pérez (12 años)Andrés Felipe Reyes Beltrán (9 años)Juan Manuel Rueda Rodríguez (15 años)Juan Camilo Medina Torres (12 años)Cristian Camilo Abello Cantor (11 años)Cristian Felipe Tobón Granados (12 años)Sergio Alejandro Sarmiento L. (13 años)Diego Fernando Páramo Rocha (13 años)Óscar Danilo Espinosa Ortiz (17 años)Juan Carlos Hernández Pineda (10 años)En la mañana de este domingo 28 de abril de 2024 el plantel educativo del Agustiniano Norte acompañó a los padres de estos 21 ángeles para conmemorar los 20 años de su partida. Le puede interesar: 20 años de la tragedia del Agustiniano Norte: homenaje a 21 ángeles que murieron en Bogotá
El pasaporte colombiano es un documento esencial para los ciudadanos que desean viajar al extranjero.>> Vea: Países donde los colombianos con su pasaporte pueden quedarse hasta un año Le contamos los costos asociados con la obtención de un pasaporte en Colombia e información relevante para aquellos que planean solicitarlo.¿Cuánto cuesta obtener un pasaporte colombiano?Los precios para tramitar el pasaporte colombiano varían según la categoría y el lugar de solicitud. Estos son los costos para el año 2024:1. Pasaporte ordinarioValor: $136.000 pesos colombianosImpuesto de timbre: $71.000 pesosPrecio total: $207.000 pesos2. Pasaporte ejecutivoValor: $244.000 pesos colombianosImpuesto de timbre: $71.000 pesosPrecio total: $315.000 pesos3. Pasaporte diplomáticoValor: $136.000 pesos colombianos4. Pasaporte de emergenciaValor: $192.000 pesos colombianosProceso de solicitudPara obtener el pasaporte colombiano, siga estos pasos:Agende la cita Ingrese al portal de agendamiento de la Cancillería. Programe una cita virtual para iniciar el proceso. Documentos requeridosLleve la cédula original o la contraseña por primera vez expedida por la Registraduría Nacional del Estado Civil. Si es una renovación, presente el pasaporte anterior. Trámite presencialAcuda a la oficina seleccionada en la cita. Realice la toma de fotografía, el registro de huellas y la firma. Proceso de solicitud y pagoPara solicitar el pasaporte colombiano, los ciudadanos deben seguir un proceso específico que incluye el pago de las tasas correspondientes. El proceso comienza con la programación de una cita en línea a través del portal de la Cancillería. Luego, se debe asistir a la cita con la documentación requerida y realizar el pago.Métodos de pago disponiblesLos pagos se pueden realizar de varias maneras:En línea: A través de la plataforma de pagos de la Cancillería con tarjeta de crédito o débito.Bancos autorizados: Realizando el pago en efectivo o con cheque en las entidades bancarias asociadas.Oficinas de Migración Colombia: Directamente en las oficinas, donde se aceptan diferentes métodos de pago.>> Conozca: ¿Cómo sacar el pasaporte colombiano? Paso a paso para solicitarlo este 2024
El 26 de abril de 2024, la Alcaldía de Cúcuta tomó decisiones sobre medidas para mejorar la movilidad y reducir la congestión en las calles de la ciudad. Hay cambios en el pico y placa.>> Vea: Se vence el plazo para pagar el impuesto vehicular: ¿hasta cuándo aplica el descuento del 10%? Para abordar la gestión de la problemática vehicular en Cúcuta, recientemente se derogó el antiguo Decreto 0300 y se implementó el Decreto 0212, que introduce cambios significativos en el sistema de pico y placa y placa día.¿Qué es el pico y placa?El pico y placa es una estrategia que busca restringir la circulación de vehículos particulares, motocicletas y automóviles en horas de mayor tránsito.En Cúcuta, esta medida se aplica a los vehículos del área metropolitana, que incluye Los Patios, Villa del Rosario, Cúcuta y El Zulia.Así quedaría las restricciones según el último número de placa:Lunes: placas terminadas en 1 y 2. Martes: placas terminadas en 3 y 4. Miércoles: placas terminadas en 5 y 6. Jueves: placas terminadas en 7 y 8. Viernes: placas terminadas en 9 y 0. El perímetro de la restricción ha sido modificado, extendiéndose ahora desde la calle 17 en lugar de la calle 15. Sin embargo, no se aplicarán sanciones a aquellos que transiten por esta área, siempre y cuando lo hagan por la avenida cero, diagonal Santander o la calle 17Los horarios de la medida son:De 7:00 a.m. a 8:30 a.m. De 11:30 a.m. a 2:30 p.m. De 5:30 p.m. a 7:30 p.m. ¿Qué es la placa día?La placa día restringe la circulación de vehículos de placa nacional colombiana y extranjera en el perímetro interior de los anillos viales de Cúcuta.Estos vehículos no pueden circular entre las 7:00 a.m. y las 8:00 p.m., según el último número de placa:Lunes: Placas terminadas en 1 y 2. Martes: Placas terminadas en 3 y 4. Miércoles: Placas terminadas en 5 y 6. Jueves: Placas terminadas en 7 y 8. Viernes: Placas terminadas en 9 y 0. Es importante destacar que esta restricción no se aplica en el anillo vial oriental y occidental.>> Lea sobre: Impuesto predial y vehicular en Bogotá 2024: ¿cuándo y cómo pagarlos?En el caso del transporte públicoEl nuevo decreto también considera el transporte público. Los vehículos tipo taxi y buseta están sujetos a la medida de placa día.En el caso de las busetas, una vez al mes deberán detener las actividades cuando le corresponda el placa día. Para los taxis 2 o 3 veces al mes de acuerdo con el dígito que tengan.El cronograma de placas para estos vehículos va desde lo que queda de abril hasta finales de mayo. La Secretaría de Tránsito proporcionará fechas adicionales para vehículos de servicio público.>> Lea: ¿Hasta cuándo hay plazo de pagar el impuesto vehicular y el predial en Bogotá? Tome nota
Esta es la historia de Santiago Arrieta, un joven de 19 años, de Bucaramanga, Santander, que sobrevivió a una caída desde un octavo piso. Él estuvo en UCI, tuvo siete cirugías y logró sobrevivir.Intento de robo en Bucaramanga dejó dos personas heridas: hubo persecución en tres barriosEl accidente ocurrió en el mes de febrero de 2024, cuando cayó de manera accidental desde el octavo piso del edificio donde residía.Jimena Gómez, mamá de Santiago, contó que a ella le informaron que “mi hijo había salido a comprar algo al supermercado de la esquina, que olvidó las llaves y que quiso entrar por la ventana de la cocina y resbaló”.La caída a 20 metros de altura le produjo fracturas en varias partes del cuerpo que, por más de un mes, lo mantuvieron entre la vida y la muerte.El parte médico de Santiago era desalentador“Cuando los médicos nos manifiestan que Santi está muy delicado, yo agarro a mi esposo y le digo: ‘tengo miedo, tengo mucho miedo, pero tengo fe’”, recalcó doña Jimena.El médico Luis Alberto Salazar, coordinador del Instituto de Ortopedia HIC, resaltó que debido a la gravedad del accidente, Santiago tuvo “múltiples lesiones de alta complejidad, severas, con un compromiso de todo el estado general del paciente”.Según las estadísticas, menos del 10% de las personas que tienen este tipo de caídas logran sobrevivir. Con este pronóstico, los médicos del HIC iniciaron un plan para mantener con vida al joven. Este consistió en “realizar en total siete cirugías en este paciente, con intervalos de más o menos ocho días”.Doce especialistas estuvieron al frente de su recuperación y gracias a ellos, dice Santiago, tiene una nueva oportunidad de vida.“Para mí estar en este mundo después de lo que me pasó significa una oportunidad para aprender a apreciar más mi propia vida y, pues, esta situación me ha hecho incrementar mis ganas de vivir, de hacer todas las cosas simples que antes podía hacer y no valoraba que podía hacer”.Ya recuperado, Santiago volvió a su casa apoyándose en un caminador. Este es un regreso lleno de esperanza y amor.Mujer desató risas tras armar escándalo ante aerolínea equivocada en aeropuerto de Los Ángeles