Más de 1.000 hombres fuertemente armados y leales a Ortega entraron disparando a mansalva a esta ciudad, que se ha convertido en bastión de la resistencia.
“Continua violencia y derramamiento de sangre promovidos por el Gobierno de Nicaragua deben cesar inmediatamente. El mundo está observando”, dijo Casa Blanca.
Cuatro policías y un civil murieron en las más recientes protestas contra el Gobierno. Las manifestaciones que se realizan hace casi 3 meses dejan 351 víctimas.
El diálogo fue suspendido tras la decisión del presidente de no adelantar las elecciones. Los religiosos atacados actúan como mediadores del conflicto.