Analistas temen que la situación se mantenga debido a la desconfianza en el gobierno de Daniel Ortega.
Sin embargo, el presidente afirma que la "normalidad" está volviendo al país después de que una cruenta ofensiva con fuerzas combinadas de policías y paramilitares en julio eliminó los tranques (bloqueos de calles y rutas) en ciudades tomadas por manifestantes.
Al margen de los cuestionamientos políticos y presión internacional, Ortega intenta ocuparse de la economía que, según su gobierno, crecerá este año 1%, lejos de la previsión inicial de 4,9%.
Pero estudios independientes revelan un retroceso semejante al que ocurrió en 2009, en medio de la recesión económica mundial.
Ahora la prioridad del gobierno es recuperar los sitios turísticos dañados durante las protestas y lanzar una campaña nacional e internacional para atraer visitantes, según Anasha Campbell, directora del Instituto Nicaragüense de Turismo.
"Hay un esfuerzo de los propios ciudadanos para ver cómo retornar a la normalidad. El golpe ha sido duro y las pérdidas enormes. Llevará tiempo la recuperación, pero con ese espíritu de los nicaragüenses estamos seguros de que avanzaremos con celeridad", dijo Ortega en un acto de aniversario de la Fuerza Aérea.
Ortega, un exguerrillero de 72 años que gobernó durante la Revolución Sandinista desde 1979 a 1990, retornó al gobierno en 2007 y está en su tercer mandato consecutivo junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, quienes son acusados por sus adversarios de instaurar una dictadura que controla todos los poderes del Estado.
El presidente se ha negado a adelantar elecciones como lo proponen diversos sectores como salida a la crisis política.
Desde el 18 de abril, cuando comenzaron las protestas, detonadas por una fallida reforma al sistema de pensiones, Nicaragua registra al menos 317 muertos, 2.000 heridos, unos 120 detenidos y una cifra no determinada de perseguidos y desaparecidos, según organismos de derechos humanos.
Updated: agosto 08, 2018 05:10 p. m.