Un cilindro bomba, lanzado por las FARC contra una iglesia durante combates con paramilitares, causó 98 víctimas civiles, entre ellos muchos niños. Exguerrilleros le relataron a la JEP la guerra sin cuartel por el control del río Atrato y un sobreviviente, las escenas que no olvida.
El peligroso paramilitar volvió a la costa Caribe y desató una guerra que ya deja más de 250 familias desplazadas. Quienes fueron sus víctimas en el pasado temen que se repita la barbarie que ese delincuente protagonizó hace 20 años.
Desde la Conferencia Episcopal, junto a otras organizaciones sociales, entregarán un informe al Gobierno nacional sobre las difíciles circunstancias de violencia en las que están viviendo miles de colombianos.
Expertos en derechos humanos, abogados y víctimas del exlíder del Clan de Golfo consideran que extraditar a este hombre es llevarse a Estados Unidos parte de la verdad que Colombia necesita saber.
Viajó a Bogotá buscando ayuda para proteger a su gente, pero la respuesta que le dio el gobierno es que espere hasta la segunda semana de mayo para una reunión.
“Una de las estudiantes no ha podido dormir después de eso”, contó el padre John James Murillo Alegría. Estos artefactos ya dejan más de 200 víctimas en Colombia en lo que va de 2022.
En el Día Internacional para la Sensibilización contra las Minas Antipersona, Noticias Caracol Ahora dialogó con el organismo, que advirtió que en los últimos años se ha elevado el número de víctimas de estos artefactos.
“No queremos ver un bote en el río, porque el que ande es un objetivo militar”, advirtió la guerrilla en un audio. Iglesia pide que le permitan llegar a esas comunidades para brindar ayuda.