Medellín, la ciudad de la eterna primavera, es testigo de una historia que recuerda que la resiliencia y la determinación pueden superar cualquier obstáculo. En medio de las estaciones del metro y las calles de la Comuna 13, donde los colores y la música se mezclan con la vida cotidiana, se encuentra Sergio Pérez, un joven artista de rap con una historia de valentía y superación.
Sergio, con 22 años, no puede ver el mundo que le rodea, pero eso no le impide ser la guía para innumerables personas que visitan Medellín. Su condición es el resultado de una dura batalla contra el cáncer que libró a los 2 años. A los 14, enfrentó el triste abandono de su familia.
“Si uno no se enfoca en hacer las cosas por uno mismo, uno no va a tener nada, usted no puede hacer las cosas por otras personas, tiene que ser por usted. La otra persona no le va a durar para siempre y si mi familia me abandonó, yo qué voy a esperar de los demás”, expresó.
Cuando la vida lo llevó por un camino oscuro, marcado por la adicción, la sociedad lo menospreció y lo juzgó como un mal ejemplo. Las drogas amenazaron su futuro y se vio atrapado por ese camino en donde perderse en los alucinógenos se convirtió en el único aliado y amigo. No podía aventurarse fuera de su barrio debido a problemas con otros jóvenes y las autoridades.
Decidió cambiar el rumbo de su vida. Tomó una bolsa de dulces y comenzó a vender en lugares concurridos. Sabía que, mientras respetara a los demás, podría salir adelante. Poco a poco, comenzó a ganar ingresos para sobrevivir y ahorrar. Compró zapatos, camisas y pantalones con su trabajo, demostrando que, con esfuerzo, todo es posible.
Publicidad
Sergio Pérez es más que un vendedor en las estaciones del metro, es un luchador de las adversidades.
"Yo crecí sin ojos, los médicos decían que si no me sacaban los ojos me iba a morir, y si me los sacaban también", compartió el joven.
Publicidad
Después de años luchando contra las adicciones, regresó al rap, pasión que lleva en su corazón. Pero su verdadera inspiración para superarse vino de Elitza, una mujer que lo motivó a impulsar su carrera en el mundo de los videos en internet. Con cariño, él la llama Meritza. Su historia de vida y su talento llegaron a muchas personas, gracias a que ella compartía este contenido en varias plataformas digitales.
Aunque Elitza se alejó de Sergio, él entendió que las cosas debe hacerlas por sí mismo, porque las personas son efímeras y pueden irse en cualquier momento. Está decidido a salir de las calles y dedicarse por completo a su arte, la música. Quiere dejar de vender dulces y superarse.
La historia de Sergio Pérez es una lección de valentía, perseverancia y esperanza. Recuerda que las adversidades no pueden apagar el brillo de un corazón lleno de sueños. En medio de la Comuna 13, el joven ilumina el camino de quienes tienen la suerte de cruzarse con él, demostrando que la verdadera vista proviene del corazón.