El ruido, el humo y las luces de la pólvora ponen en jaque a las aves. El corazón y el oído son habitualmente los órganos más afectados. Si se habla de animales silvestres, les afecta sus nidos y su capacidad de orientación.
Por otro lado, a las aves domésticas, les afecta su tranquilidad e incluso puede causarles la muerte. Un tema del que poco se habla, pero que sigue causando trastornos severos a estos indefensos seres.
Según el Instituto Humboldt, no hay muchos estudios sobre las afectaciones. Sin embargo, para Daniela Gómez, investigadora asistente de la colección de aves, "lo que sucede es que estas son mucho más susceptibles a chocar contra obstáculos como son edificios, árboles e incluso tendidos eléctricos. Lo que les lleva a lesionarse y hasta a la muerte".
Entre tanto, Natalia Parra, subdirectora de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento de Bogotá, por efectos de los estallidos de los juegos pirotécnicos, a las aves "les resulta demasiado fuerte ese sonido, se aíslan de sus nidos. Lo ideal es no usar pólvora".
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Por otro lado, el Instituto Humboldt plantea que las aves no solo sufren sino que reaccionan a las explosiones como algo desagradable y doloroso. Según los investigadores, por la huida y el desespero ante las explosiones, pierden su tiempo de descanso y alimentación.
También por el impacto, se ven alteradas en su ciclo de reproducción. Esta alta exposición al ruido, hace que las aves adultas desprotejan a sus crías o abandonen sus nidos. En el caso de Europa, cita el Instituto, se llegó a determinar que la pérdida de crías fue hasta 30 veces más alta y un 83% de esas pérdidas sucedió precisamente en las noches de celebraciones navideñas.
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Así que, ante estas alteraciones, el llamado es a abstenerse a usar pólvora: las aves y otros animales sufren. No es ninguna celebración para ellos.