Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
La manizaleña Gloria López y su hermana Rocío planearon un viaje soñado para conocer la magia del mar Caribe en San Andrés. El 10 de noviembre de 2025, la familia comenzó a disfrutar de la isla, pero la experiencia se tornó en tragedia tres días después, cuando contrataron un paseo en lancha para visitar la isla de Rocky Cay y el Acuario. Séptimo Día conoció sus testimonios.
Según aseguraron, el mar estaba embravecido, pero aun así, la embarcación zarpó con cerca de 40 turistas a bordo. Gloria López relató la dificultad para abordar: "Esa lancha no nos dejaba montar, yo me iba a montar y de una se vino una ola y me tapó me hundió", relató.
La situación se empeoró rápidamente. El paseo, que debía ser inolvidable, terminó cuando, según el relato de los turistas, la lancha se hundió. "Yo cuando menos pensé fue que yo vi media lancha que ya se estaba hundiendo y la gente desesperada gritando".
En medio del naufragio, Rocío aseguró que sintió que su vida corría peligro y gritaba mientras estaba sumergida: "El agua volvía y me hundía. Yo les gritaba 'No me sueltes, no me vayan a dejar morir, no me suelten'". Gloria y Rocío, al igual que la mayoría de los pasajeros, lograron salir a la superficie y fueron llevadas a la orilla de la playa de San Andrés en otra embarcación.
Sin embargo, el drama no terminó con el rescate. Las denuncias de los turistas se centran en la ausencia de atención una vez llegaron a tierra. Rocío y Gloria López aseguraron que al llegar a la orilla, no encontraron la ayuda que esperaban: "Cuando llegamos a la orilla de la playa no había autoridad, no había un paramédico, no había una ambulancia, o sea absolutamente nada, estábamos totalmente abandonados".
Entre los heridos se encontraba una mujer de 75 años, quien fue auxiliada por los mismos pasajeros, pero no logró sobrevivir. Las hermanas denunciaron que la señora murió porque "no hubo quien la atendiera". Señalaron que "eran los mismos turistas ayudándola y nadie vino".
Publicidad
Casi un mes después del incidente, las hermanas López señalaron que la empresa Toninos Marina presuntamente priorizó el negocio sobre la seguridad de los pasajeros, asegurando que a la compañía le "interesa es el dinero del turista, en ningún momento su bienestar o su vida". Las turistas concluyeron que es "muy triste irnos con tanta ilusión a pasar rico unos días de vacaciones y encontrarnos con que no había seguridad, no hubo acompañamiento de ninguna índole".
El equipo de Séptimo Día solicitó una entrevista a la empresa Toninos Marina, pero no obtuvo respuesta. También se solicitó una declaración a la Dirección General Marítima (Dimar) para preguntar sobre la ausencia de autoridades en la escena, pero esta entidad tampoco aceptó dar declaraciones.
La falta de protocolos de emergencia y de atención médica adecuada es un problema que pone en riesgo a miles de turistas y evidencia graves fallas de control y supervisión en estas actividades en Colombia. Otro caso que terminó en tragedia ocurrió en Santa Marta, donde la familia denunció que Judy Milena Agredo, de 43 años, murió durante una práctica de buceo contratada con la empresa Barracuda Dive Center en Taganga.
Publicidad
Alejandro Calambas, esposo de Judy Milena, quien era intendente de la policía de Popayán, afirmó que si la empresa hubiera “tenido los elementos y la idoneidad para la atención en primeros auxilios, yo creo que mi esposa la hubieran podido salvar”.
Los hechos ocurrieron el 7 de octubre de 2025, cuando la pareja buscó una empresa que ofreciera servicios de buceo y encontró a Barracuda Dive Center, ubicada en Taganga. La agencia ofrecía un minicurso por 330.000 pesos por persona, que incluía dos inmersiones y un instructor certificado por PADI, lo cual les generó confianza.
Ese día, Alejandro, su hija y Judy Milena se dirigieron a las instalaciones de Barracuda, donde fueron atendidos por el administrador, Santiago, y por el instructor Fernando Enrique Waldrón. Alejandro relató que la capacitación recibida fue "muy mínima" antes de que se les entregara el equipo y se dirigieran a la embarcación.
La primera inmersión transcurrió sin problemas, pero en la segunda inmersión, alrededor de las 10 de la mañana, la tragedia ocurrió. Al ascender a la superficie, Judy Milena Agredo no apareció. Alejandro relató que su hija se preocupó diciendo: "Papi, mi mamá no sale, ¿Qué le pasó a mi mamá".
Alejandro solicitó al instructor Fernando que se sumergiera a buscarla, pero este se rehusó: "Él en todo momento me decía 'Tranquilo, Alejandro, que ella ya va a salir'". Según su testimonio, tuvieron que pasar casi 20 minutos para que el instructor encontrara a su esposa y la sacara.
Publicidad
En medio de los esfuerzos de reanimación, el esposo de la víctima descubrió la falta de elementos de emergencia. “Ahí es donde yo me doy cuenta de que no tenían botiquín, no tenían máscara”. Según él, la reanimación fue realizada por un extranjero, no por personal de la escuela de buceo.
A pesar de que Judy Milena reaccionaba y expulsaba agua, Alejandro denunció que no contaban con los elementos para brindarle la atención médica necesaria. Alejandro les solicitaba que llamaran por ayuda: "Yo le decía: 'Por favor, llamen para que esté una ambulancia pendiente'". Además, señaló que, aunque la embarcación contaba con radio, "él nunca utilizó eso. No sé si no le servía".
Publicidad
Al llegar a la playa de Taganga, afirmó que fueron abandonados por la empresa: "Nos dejaron totalmente solos. Lo único que le importó al señor fue cobrarnos. Nada más".
La mujer fue trasladada al hospital, pero el médico que la recibió confirmó que Judy Milena había llegado sin signos vitales.
Alejandro Calambas responsabilizó directamente a la compañía y al instructor, declarando que: "No tenían los protocolos para salvaguardar la vida de una persona y directamente al instructor Fernando, que omitió las voces de auxilio que yo le solicité en repetidas ocasiones”.
Expertos en buceo, como Katherine Marroquín, instructora con más de 10 años de experiencia, indicaron que todos los botes de buceo a nivel mundial "tienen que tener unidad de oxígeno, botiquín y radio" y que los instructores deben tener capacitación en primeros auxilios. Marroquín consideró inaceptable que pasaran cerca de 20 minutos para encontrar a alguien sin llamar también a emergencias. “El tiempo fue mucho. Realmente desde que la persona subió y ya había pasado un minuto, lo más recomendable es comenzar a activar protocolos de emergencia, comenzar a llamar guardacostas para comenzar a hacer un plan de búsqueda de la persona”, concluyó
Publicidad
Barracuda Dive Center, por su parte, se negó a entregar declaraciones, asegurando que esperarán a que las autoridades determinen si hubo o no responsabilidad de la empresa o del instructor.
*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Séptimo Día.