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El drama de las trabajadoras sexuales en Medellín que claman por ayuda

Mientras unas desafían el COVID-19 en la calle, otras viajan a municipios cercanos, situación que las pone en riesgo de contraer el virus.

El sector de La Veracruz, en el centro de Medellín, confluyen la necesidad, el riesgo y la historia. Hace unos 40 años las mujeres que llegaban de los pueblos eran contratadas por familias acomodadas para realizar el aseo en sus casas. Hoy es el sitio de las trabajadoras sexuales que por la pandemia han tenido que enfrentar más dificultades.

Yessica Correa es una de ellas y cuenta su drama a Noticias Caracol:

“Nosotras les decimos si pueden colaborarnos con el pasaje para desplazarnos porque necesitamos conseguirnos para el diario de nuestros hijos y la comida. Hay unos que tienen buen corazón y nos llevan, pero hay otros que dicen que no que por la gasolina”.

Esta travesía que relata Yessica para buscar quien la lleve de Medellín a otros municipios la deben pasar todas sus compañeras. Debido a la cuarentena estricta que rige en la ciudad los fines de semana no han podido trabajar.

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“Muchas de ellas están yendo de contrabando a los pueblos vecinos a trabajar como en Rionegro y El Carmen de Víboral, o sea, ya se están desplazando y están corriendo un peligro mucho más fuerte porque están viajando y trayendo el virus”, expone Melissa Toro directora del colectivo Putamente Poderosas.

Al riego de contagiarse de COVID-19 se suma la necesidad de conseguir su sustento y el de sus familias. Porque al igual que todos, ellas también viven los estragos de la pandemia.

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“Un sábado, un domingo yo me hago 200.000 pesos diarios, pero este es el momento en el que no tengo ni para pagar un hotel ni para comer, si mucho me como una comida diaria”, confiesa Laura Valentina Sierra, trabajadora sexual.

Ellas han tenido que sobrevivir con las ayudas comunitarias. Incluso, han visto cómo se han incrementado el número de mujeres que llegan a trabajar a la zona, porque no tienen recursos económicos.

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