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El Parcero del Popular 8 se arma de humor para orientar a jóvenes en riesgo

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Los barrios de Medellín están llenos de talentos pero también de factores que pueden llevar a los niños y jóvenes a entrar a la delincuencia y a las drogas.
Prevenir que los más vulnerables crucen esta frontera o que terminen de caer en malos pasos es el propósito del proyecto ‘La esquina del movimiento, laboratorio escénico para la vida’, que nació en medio de un ambiente de guerra y tensión entre bandas.
Así lo cuenta Robinson Posada , líder del proyecto, docente, artista y humorista que se ha dado a la tarea de trabajar la puesta en escena de situaciones cotidianas desde la reflexión y el humor.

Él y su grupo de artistas (conformado por 30 personas) tiene como tarea, entre otras cosas, mostrarles a los jóvenes y niños lo peligroso que puede ser caer en una adicción y en las bandas delincuenciales.
“Nosotros llegamos a un espacio o un colegio, estudiamos la problemática del sector y a partir de eso orientamos nuestra presentación con el fin, primero, de hacer campaña de prevención”, comenta Robinson Posada, quien le da vida a El Parcero del Popular 8.
Son más de 15 años detrás de este camino con jóvenes de todos los estratos.

Natalia López Delgado, subsecretaria de Salud Pública de Medellín, sabe que la problemática de las drogas en la ciudad es delicada, afirma que se han detectado que las sustancias que más consumen los jóvenes en los colegios son el alcohol y el tabaco, y "estas son la puerta de entrada para llegar a sustancias peores".
Así lo cree también Beatriz Guerrero Zuluaga, referente de Salud Mental de la Secretaría de Salud, quien asegura que en un reporte del 2017 se identificó que fueron 450 los casos de menores de edad intoxicados por consumo de sustancias.
“Identificamos 195 casos por alcohol, 153 por cocaína, 87 por marihuana y 15 por drogas sintéticas”, asevera la funcionaria, quien añadió a este medio que esta cifra puede ser mayor ya que muchos jóvenes no llegan a los centros de salud para un tratamiento.
Por ello el trabajo de Robinson Posada y su grupo es importante.
Él cuenta que cuando su grupo de artistas llega a un colegio la primera intervención la hace el Parcero a través de una apuesta en escena, luego se convoca a los jóvenes, profesores y padres de familia a una serie de charlas y talleres de orientación, donde los jóvenes están más abiertos a hablar sobre sus problemáticas personales y comunitarias.
“Por eso es tan efectivo el humor y la comedia. Planteamos la idea de proyecto de vida y la importancia de que todos nos pongamos uno, y allí no caben las drogas y los grupos armados, y sí el arte y los talentos”, afirma Robindon, quien ha tenido la oportunidad de viajar por varios países con la cuentería.
Allí radica la popularidad y la efectividad del Parcero, quien incentiva a los niños y jóvenes a potencializar su talento y a decirle no a las bandas criminales.
Sobre la vulnerabilidad que tienen los jóvenes de entrar a bandas criminales, Luis Fernando Quijano, defensor de Derechos Humanos y analista del conflicto urbano, afirma que siempre las drogas son la puerta a la criminalidad.
“Las bandas se encargan de hacer adictos a los menores y luego ellos no tienen más opción que, para mantener su vicio, ingresar poco a poco a los grupos, comienzan haciendo favores sencillos, vendiendo drogas o guardando armas, como campaneros, luego aprenden a delinquir”, afirma el experto.
Luis Fernando Quijano afirma que la ciudad tiene al menos 350 bandas, la mayoría de ellas brazos de La Oficina, otro tanto hacen parte de las Autodefensas Gaitanistas, y las demás son bandas independientes.
“Sabemos que en Altavista y San Cristóbal es donde se estaría dando más el tema del reclutamiento de menores, pero nadie tiene un registro de cuántos podrían estar participando en delincuencia en Medellín”, asevera el defensor, quien añade que: “Esto se debe a las pocas oportunidades que tienen los menores, falta de educación, consumo, y además porque encuentran una identidad y respeto dentro de las organizaciones”.
Robinson Posada, de 29 años, conoce muy bien este mundo. Criado en Manrique, nororiente de Medellín, conoció temidos delincuentes y aprendió y comprendió de sus vidas para crear, a su vez, el Parcero del Popular 8.
“Ellos se dan cuenta que es mejor cantar, bailar, actuar, escribir o jugar, en vez de estar en una esquina con malas compañías y consumiendo algo que los está destruyendo”, afirma el artista.
Beatriz Guerrero Zuluaga añade que, frente a esto “estamos trabajando en la prevención en colegios (en el 2017 estuvimos en 300) para que los jóvenes no lleguen al consumo. También trabajamos con familias para ayudarles a identificar comportamientos y sustancias, y les enseñamos sobre cuáles son las rutas institucionales que se ofrecen para afrontar la problemática, a esto se le suma que tenemos una línea amiga de salud que es el 4444448.
Carlos Alberto Ardila, subsecretario de Derechos Humanos, por su parte, asegura que su dependencia trabaja fuertemente en aquellas zonas de la ciudad donde los jóvenes están consumiendo y están en riesgo de entrar a conformar una banda.
“Hemos priorizado nuestra presencia con actividades artísticas en colegios, teniendo en cuenta las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo. Las zonas donde los menores están más en peligro son los corregimientos de San Antonio, Altavista, y las comunas de San Javier y La América”, afirma el funcionario.
Y añade: “Una de las cosas que hacemos es hacer presencia en los barrio con personalidades que se convirtieron en referentes de vida, de lucha y buen trabajo, como músicos, humoristas y deportistas. Hemos contamos con Juanes, Mariana Pajón, Juan Fernando Quintero y Juan Guillermo Cuadrado”.
Finalmente, afirma Robinson Posada, dependiendo del grado de la problemática de una comunidad con sus jóvenes, se entra de desarrollar un programa llamado ‘Talleres para la vida’.
Allí se convoca a los jóvenes y se les ayuda a potencializar sus talentos dentro de escenarios donde, al final, podrán exhibir lo que desarrollaron durante los talleres.
“Uno no se imagina el tremendo talento que hay en las comunas de Medellín, uno se encuentra con pelaos que ni se daban por enterados que sabían cantar, escribir, componer, rapear o bailar, y es allí a donde debemos apuntar”, afirma el artista.
Foto: captura de video / cortesía.

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